miércoles, 17 de octubre de 2018

La explotación de la imagen de una menor.



                                                                           

Ayer fuimos testigos de hasta que punto la incoherencia cabalga a sus anchas en los más altos niveles de los que nos desgobiernan, y de como lo que para los ciudadanos de a pie está penado y perseguido para las más altas autoridades no pasa de ser una actividad política a la que todos les ríen la gracia y ante la cual la justicia mira hacia otro lado.
Curiosamente, o quizá no tanto, el hecho al que estoy refiriéndome está relacionado con la manipulación y abuso, en este caso no sexual pero si de la imagen, infantil.

Ya sea por la existencia de normas legales que lo impongan o como respuesta a la demanda social imperante, nos encontramos con que cada vez que un menor aparece en algún medio de comunicación, aunque no sea en primer plano, la cara de este aparece pixelada o difuminada de manera que no pueda ser reconocido, y ni por asomo se dan a conocer datos que puedan favorecer su identificación, como mucho es nombrado por sus iniciales.

                                                                  

 En caso de que todo estas estas medidas no se lleven a cabo se considera que se ha llevado a cabo una violación de su intimidad y un abuso de su imagen.
Pues bien, ayer asistimos a como el presidente del gobierno, D. Pedro Sánchez, utilizó la imagen de una menor con el fin de aumentar   su popularidad y hacerse con un puñado de votos de los que dada su precaria situación parlamentaria se encuentra tan necesitado.

                                                                   


Este “genio” de la propaganda tuvo la desafortunada idea de realizar un reportaje en el que escenifica una suerte de visita al Palacio de la Moncloa durante cual enseña las estancias del mismo a la niña a la par que explica a, la pequeña Irene que así la llama, cuales son las actividades que desarrolla como presidente del gobierno, le deja hacer que tiene el cargo de presidente y llega a sentarla en su despacho, etc. Muy emocionante y conmovedor todo.

Pero por muy ridículo y ñoño que nos pueda parecer a muchos no está en lo grotesco de la situación el problema.
Lo realmente problemático se encuentra en el hecho de que se está manipulando la imagen de la infancia poniéndola al servicio de intereses de imagen política en lugar de que sea la política la que se ponga al servicio de la infancia.
Como ya hemos señalado al principio, se ha producido una grave transgresión de la imagen de la menor por mucho que la comunidad política, judicial, social y mediática no lo haya consideren así.

Lo que no resulta aceptable es que se explote la imagen de una menor cuando cada día decenas de menores son apartados de sus padres por los servicios sociales bajo la acusación de no darles una estabilidad emocional suficiente, de no contar con las condiciones sanitarias o alimentarias mínimas o de no tenerlos escolarizados tal y como marca la ley o explotar su imagen.

                                                            








Desde luego todas esas exigencias resultan absolutamente comprensibles y necesaerias para proteger a los menores, lo que  no pueden hacer los servicios sociales de los ayuntamientos, de las comunidades autónomas o del Estado central es apartar a esos niños de sus padres en lugar de ayudar económica, social y psicológicamente a esas familias para de esa manera no romper la relación de los menores con sus padres.

                                                               


Y en este sentido la actuación de Pedro Sánchez y su “mágico” equipo de propaganda no tiene perdón, ya que por intereses meramente electorales no se puede aprovechar la imagen de una menor robar los hijos a padres con problemas y a su vez aprovecharse de una menor sin proteger su imagen e identidad.
A todo esto, por lo que se ve Pedro Sánchez tiene “querencia” a    recurrir a los menores para hacer propaganda.

                                                                         


El Estado está obligado a dar esas ayudas a las familias españolas y en tanto no haya cubierto todas las necesidades de los nacionales no debería dar ayudas a los inmigrantes ilegales que llegan a nuestro país, muchos de ellos de manera ilegal o que están sin papeles.

                                                                

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