sábado, 19 de diciembre de 2015

Derechos y libertades de la democracia.. o quizá no tanto.



                                                 

Vamos a apartar uno de los velos de esa falsa realidad que el Sistema nos pretende hacer pasar por verdad. Es decir intentaremos salir, siquiera un poco, de esa matrix en la que vivimos inmersos y que sin darnos cuenta nos aprisiona.
 Porque no hay mayor esclavo que el demócrata, que es esclavo y no sabe que lo es, y es que nos han hecho creer que vivimos libres, pero la realidad es que estamos encerrados en una jaula sin darnos cuenta de que esas falsas libertades no son otra cosa que barrotes que nos oprimen.

Todas esas realidades que supuestamente conforman y aseguran nuestras libertades, esas que dan forma  y son la base de la tan cacareada y ensalzada democracia no pasan de ser mera palabrería, meros engaños para tener a las masas sometidas haciendo que se crean dueñas de su voluntad y de su futuro.
Esto que se ha dicho para muchos puede sonar a una mera sucesión de afirmaciones ideológicas vacías de base y alejadas de la realidad, pero tan solo con acudir al contexto político que nos rodea podremos comprobar que se trata de una realidad.
Dos de las columnas sobre las cuales se apoya y que supuestamente dan forma a esa tan endiosada democracia parlamentaria: la voluntad popular expresada a través de los partidos políticos y la libertad de expresión. No pasan de ser mera palabrería, son solo soflamas que buscan, y de hecho consiguen, acallar cualquier resistencia popular frente  al Sistema que anula nuestra individualidad y  busca acabar con la identidad de nuestras naciones y pueblos.
Para demostrarlo acudiremos a  acontecimientos que ponen de manifiesto que esos que tanto hablan de libertad y tolerancia, de democracia y de liberalidad,  la aplican tan solo cuando el otro se somete a sus criterios ideológicos y cuando la visión de la historia que defienden se encuentra dentro de los parámetros que marca lo políticamente correcto.
 Es decir, reconozco y acepto los derechos de los otros siempre y cuando esos otros se sometan a lo que yo digo y manifiesten solo lo que yo pienso.
Esta curiosa forma de “libertad” la hemos visto en las recién celebradas elecciones regionales francesas y en la persecución y encarcelamiento de escritores y editores revisionistas, es a ambas cuestiones a las que ahora nos referiremos.

Comenzaremos por estas Elecciones Regionales recientemente celebradas en Francia:
Las elecciones en Francia se realizan en dos vueltas, pues bien,  la primera de ellas se realizó  el 6 de Diciembre de este 2015. Una primera vuelta en la que el Frente Nacional alcanzó el primer puesto con un 27,7%, alcanzando la mayoría en 6   regiones.
                                                             


Por el contrario en la segunda vuelta el Frente Nacional no ganó en ninguna región de las 12 metropolitanas. Lo que aconteció fue que la derecha de Sarkozy y la izquierda de Manuel Valls, crearon lo que dieron en llamar un Frente Republicano para impedir que el Frente Nacional obtuviese mayoría en alguna de las regiones.
Pese a  la retirada de las candidaturas socialistas y la petición de estos para que sus votantes diesen su voto a los conservadores, y pese a una campaña a través de todos los medios de comunicación llamando a impedir la victoria del Frente Nacional, los votos del Frente Nacional alcanzaron un 27,44%, frente al voto del centro derecha que alcanzó un 40,75 % y al de la izquierda con un 29,23%.                                          
De esta manera la amplia victoria de Sarkozy quedó en entredicho, al igual que quedó claro que la democracia francesa no tuvo en cuenta la voluntad de los franceses sino que impuso la doctrina exigida por la élite.
El mensaje y las medidas políticas que ofrecían Marine Le Pen y su sobrina Marion Marechal Le Pen habían obtenido unos impresionantes resultados, pero esa llamada a defender la identidad de los pueblos, de Francia en particular, y esa oposición a la Unión Europea en pro de la soberanía nacional eran unas posiciones que la élite globalista no podían aceptar puesto que ponían en riesgo sus planes de acabar con los países –nación y alcanzar un Nuevo Orden Mundial. Pasaron por encima de la voluntad de los votantes franceses y  acabaron con un posible gobierno, siquiera regional, del Frente Nacional.

                                                                   

                                                              

 Aún así el Frente Nacional obtuvo 6,8 millones de votos, 800.000 más que en la primera vuelta.
Ahora vamos a poner nuestro punto de atención en ese otro “sacrosanto” pilar de la democracia, me estoy refiriendo a la Libertad de Expresión, a la cual se supone que tienen derecho los ciudadanos y que tan solo estaría limitada por el orden público. En este derecho realmente estarían incluidos dos, por un lado el derecho a la expresión de las propias ideas y por otro el de recibir libremente información.
Al igual que en el caso al que nos referimos cuando hablamos de la soberanía del pueblo expresada a través de los partidos políticos, al hablar de la libertad de expresión nos encontramos con que no pasa de ser otra mentira, con otra falacia para mentes de esponja, un embuste que trata de embelesar a una población aborregada con ansias de creer que es libre.
Pero los hechos demuestran que la verdad es que el derecho a esta libertad no existe.
Vamos a comenzar refiriendo un caso español pero que, como se verá, no es en absoluto una excepción en las democracias parlamentarias de los países de nuestro entorno.
En primer lugar referiremos el caso de Pedro Varela, el cual por el mero hecho de  como editor y librero haber difundido  una visión alternativa a la historia oficial de la II Guerra Mundial y del  asunto del holocausto, publicando y vendiendo obras de autores revisionistas, ha sido víctima del Sistema habiendo sido multado, requisados sus libros e incluso habiendo sufrido prisión.
                                                                 
                                                                   
                                                          

Sufrió  3 meses de prisión en Austria por haber elogiado en una conferencia al régimen nacionalsocialista y a su líder.
En 1988 fue condenado, ya en España, a 5 años de prisión por publicar y vender libros revisionistas.
En 2010 se le condenó a 2 años de cárcel por defender y publicar obras revisionistas con ideas e informaciones que negaban o ponían en duda el holocuento.
Las acusaciones en las que se basaban estas condenas eran la de “apología del genocidio”, “difusión de ideas genocidas” y “atentar contra los derechos fundamentales y libertades públicas garantizadas por la Constitución”.
Pero este no es, ni mucho menos, un caso aislado pues son muchos los represaliados, encarcelados e incluso agredidos por el mero hecho de defender una visión histórica alternativa a la oficial y alejada de lo políticamente correcto. Entre estas víctimas de la “libertad de expresión de la democracia liberal” encontramos profesores de universidad, historiadores, diplomáticos, jueces, fiscales, abogados, investigadores e incluso judíos  y antiguos internados en los campos de concentración, escritores, filósofos, etc.
Vamos a presentar una lista,  no exhaustiva, de personas represaliadas o encarceladas por hacer uso de la libertad de expresión:
-Gerd Honsik:
                                                                     

 Perseguido en Austria hubo de exiliarse en España para evitar ser encarcelado por haber realizado declaraciones favorables al régimen nacionalsocialista y haber puesto en duda el holocuento. El gobierno austriaco pidió a España su extradición pero esta fue rechazada debido a que el Tribunal Supremo consideró que no se le podía aplicar el delito de genocidio ni se le podía aplicar el de doble encausamiento.
-Jean Beaufret.
-Arthur Butz.
-Thies Christophensen.
-Helmut Disward.
-Robert Faurisson

-Hans Grimar.
-Heinrich Hautle.
-Richard Harwood.
-David Hoggan.
-Hernst  Zundell.                                 


                                              
-David Irving.
-Benedikt Kautsky.
-Erich Kern.
-Emil Lachout.
-Saritri Mukheji.
-Francis Parker Yockey.

-Paul Rassinier.
-Franz Scheidl.
-Emil Lachout.
-Ido walendy.
-Horst Mahler.
Herman Plesl.

Y otros muchos.

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