viernes, 8 de agosto de 2014

La inmigración subsahariana, el sionismo y Kalergi



                                                                             


                                                                       

Nos encontramos en una situación en la que los españoles en general y las autoridades en particular cierran los ojos para evitar ver la grave realidad que para todos los ciudadanos de España representa la inmigración descontrolada que un día si y otro también invade nuestro territorio sin control alguno.
Todo este despropósito gira alrededor de la inmigración y de todo lo que realmente se encuentra detrás del fenómeno migratorio procedente de África y que tiene como destino Europa.
No hace ni  una semana que  desde Liberia regresó, infectado por el virús del Ébola el misionero Miguel Pajares, el sacerdote ha fallecido en España a causa de la enfermedad, a pesar de haber sido tratado con la mayor de las as cautelas y sometido a los tratamientos experimentales  existentes.

La epidemia del ébola, que ya a costado la vida a cerca de un millar de personas, incluido el antes citado Pajares, y que a día de hoy afecta  a Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Guinea Conakry, ha obligado a la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) a declarar la emergencia de salud pública internacional.

Hoy 79  inmigrantes  subsaharianos han sido rescatados en las aguas del estrecho de Gibraltar cuando se dirigían a la península, otros 30 de los 400 que trataban de saltar la valla han logrado entrar en Melilla. Los primeros han sido llevados a puertos españoles mientras que los que han logrado penetrar en Melilla han entrado en el CETI de la ciudad autónoma.
Respecto a la posibilidad de que  alguno o muchos de los subsaharianos que han entrado en territorio español sean portadores del virus del Ébola ningún medio de comunicación  o autoridad sanitaria ha dicho nada, ¿qué es lo que ocurre?.

                                                                   

Creo que la respuesta  es tan sencilla como que  la inmigración hacia Europa es una prioridad que está muy por encima de la seguridad de las poblaciones europeas. En razón de esta prioridad toda voz que ponga  en cuestión esta inmigración ilegal refiriendo el grave peligro que resulta para la salud y la vida de los españoles será tachada de racista y xenófoba.

Hay que recordar que  un individuo puede ser portador del virus del Ébola durante nueve días antes de que cualquier síntoma de la enfermedad aparezca, es decir el virus puede entrar en nuestro territorio y extenderse con los inmigrantes afectados por toda el territorio nacional, y gracias al tratado Schengen, que permite la libre circulación entre los  países miembros de la Unión Europea, por toda Europa.

Pero siempre contestarán los buenístas , amigos de lo políticamente correcto, que no existe peligro de que los virus se transmitan a nuestro territorio o que la epidemia se pueda dar en España debido a la inmigración.

Entonces ¿cual fue la  razón de haber traído al recién fallecido religioso enfermo de ébola  y a la misionera, que no estaba siquiera infectada, rodeados de esas medidas sanitarias propias de una película espacial? o ¿a que es debido que varios países hayan suspendido los vuelos aéreos con destino a sus territorios procedentes de países afectados por la epidemia y cual es la razón de que aquellos que llegan por avión  procedentes de alguno de los países afectados por la epidemia sean sometidos a la medición de la temperatura corporal?.

Los que entran ilegalmente en España a través, bien del estrecho de Gibraltar o saltando la valla, lo hacen sin control médico alguno  y  bien proceden directamente de la zona afectada por la epidemia o  atraviesan la misma.


Los planes de los del becerro de oro  para acabar con la raza blanca  mediante el cruzamiento con la raza negra llevó a que la ONU dijese en los años cincuenta que Europa necesitaba de 650 millones de inmigrantes.


El plan Kalergi deja muy claro que la raza blanca europea debe desaparecer en el mestizaje dado que  en caso contrario sería difícil de someter al poder de lo que denomina “aristocracia judía”.

                                                                

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