miércoles, 20 de junio de 2012

La minería del carbón



                                                                   



Me resulta difícil expresar opinión alguna respecto al tema del carbón, de los mineros y de las movilizaciones que estos están llevando a cabo puesto que se trata de una cuestión  complicada en la que convergen factores humanos, económicos y legales que  conforman un puzzle complicado de ensamblar.

Antes que nada y  poniendo blanco sobre negro mi  sensación primera, que no tiene otra base que el sentimiento y  la intuición, es que en este tema nos encontramos ante una tremenda injusticia, lo que hay debajo de esa lucha no es otra cosa que  la búsqueda de la supervivencia enfrentando  un sistema que ha legalizado lo ilegítimo.


                                      


En esta concreta situación, al igual que en tantas otras que han desarrollado los políticos-demagogos, se ha creado un problema por no haber tomado en su momento las medidas adecuadas, habiéndose construido un camino  que no se puede desandar sin romper el orden que ese  camino ha instaurado.

Ahora bien, en primer lugar creo necesario  contextualizar los acontecimientos a los que me refiero en este artículo.  España entera está atravesando por una crisis económica que  ha arrastrado al desempleo a más de 6 millones de trabajadores, personas con vidas  que se han visto rotas y de familias que han visto  su futuro cercenado. Y digo esto porque  unos trabajadores, los mineros, por muy duro que sea su trabajo, no pueden pretender que el Estado, que somos todos, tenga  una especial consideración con ellos y realice una intervención para salvar sus puestos de trabajo mientras que no  lo ha realizado  con otros muchos sectores que han terminado por perderse.

Aunque es preciso reconocer, pudiendo discrepar respecto a los medios utilizados, que tan sólo ellos han defendido, entre tantos millones que se han visto empujados al desempleo, sus puestos de  trabajo y la posibilidad de supervivencia de una zona, sus trabajos y la vida en sus comarcas.

Las protestas  a las que asistimos tiene su origen en una decisión del actual gobierno  en la que se reducen en 200 millones de euros las ayudas directas al carbón, hasta el 31 de Diciembre de este mismo año, pero mientras se dan centenas de millones a la banca  privada.


                                        

En el caso que nos ocupa el problema no habría surgido si el carbón que las minas asturianas y leonesas producen resultase lo suficientemente rentable para continuar siendo  comprado al resultar competitivo frente al mineral proveniente de países como Polonia. Actualmente  el carbón nacional  tiene un precio 30% superior al  importado del extranjero.

Pero nos encontramos con dos cuestiones: Por un lado con que el carbón  está dejando de ser utilizado puesto que las  actividades que hacían uso de este han dejado de existir o bien con que el  carbón  español, y más concretamente de Asturias y León   no puede competir con el carbón que procede de Polonia y que tiene un  importe muchísimo menor. De este modo  la industria minera del carbón ha dejado de constituir una  industria estratégica que como tal habría de ser subvencionada por  el Estado.
 Aunque la realidad de no ser actualmente considerado como un sector estratégico no puede basarse en la rentabilidad. ni  resultar rentable , ni puede el Estado  dejar de lado una de las funciones que a mi modo de ver tiene: velar por el bienestar de los ciudadanos, por que disfruten de unas mínimas condiciones  de vida y puedan acceder a  un trabajo que les permita vivir al menos con dignidad.
Nuestro país es una nación que es absolutamente dependiente del exterior en lo que se refiere al tema energético, y esto es así dado que carecemos de petróleo o gas en nuestro subsuelo y todo él lo hemos de importar del exterior, esta situación  hace poco menos que irracional que no cuidemos y subvencionemos  la única fuente energética de la que disponemos en nuestro territorio: el carbón.
 La A.I.E. (Agencia Internacional de la Energía) estima que en las próximas décadas crecerá un 65% el consumo de carbòn,  Alemania se está planteando abrir minas de carbón  ante los problemas que se han producido en las centrales nucleares, Hay  que considerar también que los estudios científicos señalan que el carbón  sobrevivirá en casi un siglo al gas y al petróleo.

Pero al igual que no se debe pasar por alto el momento de crisis por el que atravesamos y la obligada reducción de ciertas partidas económicas, no se debe obviar  que se dan otras circunstancias que empujan a que la industria minera del carbón  sea apoyada. Creo que  es momento de replantear seriamente la consideración  del sector minero del carbón y considerarlo nuevamente como estratégico, no podemos tener una visión corta y pasar por alto que  estamos ante una fuente de energía  propia que no nos  hace esclavos económicamente del exterior.

Si este sector es considerado del modo que hemos señalado  ha de ser protegido en su continuidad tanto por cuestiones energéticas como laborales y sociales. La medida primera  ha de buscar la utilidad del mineral y su rentabilidad frente al carbón procedente del exterior.

Se debe  promover e incrementar todas aquellas industrias o centrales térmicas  que utilicen el carbón como  fuente básica de energía, para que España poco a poco se libere de la dependencia exterior.


                                       
Pero  además de esto está la problemática de que sea competitivo frente al carbón importado, para solucionar este problema  se han de aplicar aranceles  para que el carbón importado resulte menos  atractivo económicamente y en cambio lo sea el de origen nacional, en este punto entramos en conflicto con  el condicionamiento del F.M.I. (Fondo Monetario Internacional), que tiene como una de sus máximas la defensa del libre mercado y  una oposición absoluta a cualquier tipo de proteccionismo.


                                             
En este punto  el gobierno español ha de ser capaz de  afirmarse en las decisiones que mejor convengan a España y a los españoles y no plegarse a los mandatos de una organización que defiende  el libre mercado pero que   prohíbe   el proteccionismo  a los menos fuertes y  lo tolera a los dominantes.


                                             
La ley del libre mercado  tiene sentido entre iguales, pero no entre entidades o naciones  con unas diferencias tales que  colocan a unas  a expensas  de las otras, en este caso el libre mercado lleva a la depauperación de estas últimas.

El mantenimiento, subvencionado o no, de la producción del carbón ha de ser algo  prioritario para le economía y la  estrategia  futura del país.

Por último,  la actual forma que utilizan los trabajadores de las cuencas mineras resultan  un problema para la puesta en marcha de todas las  medidas que se han presentado  hasta ahora, me explico.

Un Estado, el único  legitimado para el uso de la violencia además de  obligado a velar por el trabajo y una vida mínimamente  digna de sus ciudadanos, no puede  dar la idea de que   cede ante  la presión de actos de violencia ilegales.
La situación que se crea es muy complicada, ya que por un lado el gobierno debe  favorecer nuevamente la minería del carbón  retirando esa ley con la que se  reducen 200 millones de subvención  y de este modo  permitir la supervivencia de todas unas comarcas y sus habitantes, pero por otro lado  esto no ha de ser visto  como una claudicación ante los actos de violencia realizados por los mineros.

¿Cuál puede ser la solución a este dilema?.
Desde mi punto de vista la única manera de conciliar  ambas cuestiones parte de unas  conversaciones “secretas”, en las que   el gobierno de a conocer a los mineros la puesta en  marcha de  las medidas proteccionistas, de uso del carbón y sus consecuencias en el trabajo y en la viabilidad de la continuidad vital de las comarcas y que  los mineros se comprometan a cesar de inmediato  toda acción violenta amén de reconocer al Estado como único  legitimo   usuario de la violencia, amén de  señalar que  la violencia ha sido  utilizada de modo inadecuado por ellos.


                                        
Con respecto a la utilización de la violencia, el tema no es tan sencillo como  una simple condena a su uso. Y no lo es puesto que  si los  mineros no hubiesen hecho  uso de ella nunca se habría  hablado de  su grave problemática ni sería  factible el llegar a una solución de compromiso. Por otra parte el ejemplo que  el uso de esta y el posterior logro de ciertos objetivos puede llevar a que otros sectores recurran a ella con el mismo fin.
La solución  pasa por que  los gobernantes y los representantes de los trabajadores  se pongan al servicio del bien común, de los intereses laborales y que ante las discrepancias se  supediten a lo que marquen las instancias judiciales de lo laboral.


                                              


                La minería del carbón ha de sobrevivir puesto que es  útil y estratégica  Pero la dignidad del Estado ha de quedar  a salvo de cualquier tipo de presión violenta ilegal.


                                          

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