miércoles, 22 de febrero de 2012

¿A que vota quién vota al PP?

Se supone que los votantes de una opción política, en este caso me refiero a los votantes del Partido Popular, deciden   apoyar esa candidatura  con la finalidad de que su voto sirva para que se desarrollen  unas directrices concretas desde el gobierno que  tratan que salga  elegido en las urnas con el apoyo de su papeleta.
Hora bien, ¿corresponde lo que dicen apoyar los votantes del PP, lo que supuestamente marca su pensamiento,  con aquello que finalmente el partido dibuja con su acción de gobierno?.

Realmente la cuestión principal es más de fondo. Durante la campaña electoral se desarrolla una lucha entre partidos, una lucha que como su nombre indica no hace otra cosa que “partir” a la sociedad en grupos asociados  en falsos posicionamientos ideológicos que no se basan en la realidad de las cosas si no en una interpretación interesada  y falaz del entorno humano y social.
El Partido Popular ha basado su campaña electoral no tanto en la oferta de  unos principios y propuestas en consonancia con estos cuanto en primar la diferencia para de este modo atraer a los votantes.

Es decir se ha  movilizado más el “contra esto” y el “contra aquello”, el “ abajo”  o el “fuera” que el “arriba” o la afirmación.

A pesar de que el funcionamiento de la pasada campaña electoral en los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE,  ha sido el  de la confrontación y  crítica propio de un sistema bipartidista movido más por el bisceralismo ideológico partidista  que por la  reflexión,  la aportación de ideas y la discusión de estas, a pesar de esto digo voy a centrarme ahora  en las ideas que subyacen en una  parte  importante, no me atrevo a decir que mayoritaria, del electorado popular.

-Se suelen calificar  así mismos como  cristianos, como demócratas, preocupados por la problemática de la unidad nacional, el terrorismo y el aborto.
-Defienden una estructura económica capitalista basada en la  economía de mercado y en un mínimo intervencionismo estatal.
-Se afirman como de derechas y como conservadores.

Este planeamiento al que se acaba de hacer referencia no  pasa de ser un magma indefinido y confuso puesto que todo ello se basa en  la idea del liberalismo y la partitocracia, y desde tales supuestos toda afirmación es imposible ya que lo relativo es que subyace tras de esto, ninguna afirmación es válida con tales presupuestos.
Pero como ya indicamos  más arriba  la principal  llamada para  atraer el voto de los potenciales votantes populares no ha sido  otra que el  recurso al “voto útil” para frenar, supuestamente, que el PSOE siguiese en el poder y pudiese continuar con su obra  política de  ingeniería socio-política.
Dentro de esta estrategia  se encontraba el recurso a temas  como el aborto, el “matrimonio” entre personas del mismo sexo, la asignatura de ecuación para la ciudadanía, el pacto y cesión ante los nacionalistas, etc.
Al PP no le ha costado nada incumplir su "gran" lucha antinacionalista con tal de asegurarse un rédito electoral en Cataluña pactando con los separatistas de C y U.

                                                                                     
Como ha podido verse en estos aún escasos días, pero que han sido  esclarecedores a la hora de mostrar cual es el verdadero camino del Partido Popular respecto a lo que había señalado durante la campaña electoral,  los supuestos principios rectores que movían el enfrentamiento con el PSOE no eran tales.


Al carecer de  concepciones claramente establecidas  respecto  cuestiones religiosas, políticas, económicas o de orden nacional, cosa que quedó bien clara a lo largo de su campaña electoral, que se centró  casi exclusivamente en  lo económico y en  oponerse a la política socialista para promover el voto útil, no es de extrañar que las medidas tomadas en estas primeras semanas de gobierno hallan sido absolutamente distintas a lo que  la inmensa mayoría de sus votantes  habían apoyado y esperaban.


                                                                     
Y es que esa  frontal diferenciación con respecto a la política desarrollada por el partido socialista se ha quedado en mera palabrería.

Me pregunto si los que votaron al PP, lo hubiesen hecho si en su momento hubiesen sabido que su apoyo al partido popular  serviría para mantener la ley del aborto que desarrollaron los socialistas, si  recurriendo a la escusa de que no actuarían hasta que  el Tribunal Constitucional dictase sentencia, mantendría la  ley del “matrimonio” entre personas del mismo sexo, si la alcaldesa de Madrid Sra. Ana Botella hubiese permitido la exposición de una obra blasfema en un espacio municipal, si la primera medida sería contraria a lo dicho durante la campaña, es decir subir los impuestos, si  hubiesen sabido que  una parte de los dirigentes del partido popular encabezados por la delegada del gobierno en Madrid querían  retirar la palabra cristiana del término democracia-cristiana como una de las notas definitorias del PP, o si verían bien  los nombramientos de  una subsecretaria de Estado  socialista que atacó a los votantes populares y el de un director general de una empresa de construcción de misiles como ministro de defensa.

Me pregunto que  votan realmente los que votaron al PP, al “voto
útil”, desde mi punto de vista lo que todo esto pone de manifiesto no es que funcione un bipartidismo, si no que  lo que existe es una dictadura de lo políticamente correcto.


                                                                
Votar al PP o votar al PSOE viene a ser lo mismo, aunque se presenten como  opciones distintas son patas de un mismo banco que es el sistema que nos gobierna y les gobierna.
                                                                 
                                                            

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