lunes, 20 de febrero de 2012

Protestas de sindicatos de clase.

Desde que  se hizo pública la tan anunciada reforma laboral, las organizaciones sindicales están promoviendo toda una serie de  movilizaciones, que según han  señalado ellas mismas, no son sino un  “precalentamiento” para una movilización general que terminará con la realización de una gran huelga general  que paralizaría la nación.


                                                              

Pues bien, en medio de una crisis económica como la que actualmente  golpea España: Una situación que ha llevado  al paro a más de cinco millones de trabajadores, que  hace que en alrededor de 1300000  hogares españoles todos sus miembros estén desempleados , con la consiguiente carencia de ingresos que ello lleva aparejado. Una situación que ha llevado a que   los comedores sociales, centros de beneficencia y  organizaciones caritativas estén a pleno rendimiento cuando no se   ven superadas por el cada vez mayor número de personas que precisan de ayuda para poder sobrevivir , resulta poco menos que inmoral que en esta situación levanten su voz contra una reforma laboral (a todas luces injusta y criticable por tanto) cuando  mientras duró la  anterior legislatura  no movieron una pestaña mientras que la gestión realizada de la crisis  por el gobierno socialista daba lugar a un aumento sin parangón del número de desempleados.


                                                            

Pero no  acaba ahí la cosa, los sindicatos de clase, que realmente no pasan de ser meras  correas de transmisión de  los partidos políticos de izquierda (leasé  UGT del PSOE y CCOO del PCE-IU), carecen de  ascendiente moral alguno, más bien todo  lo contrario, que les permita criticar por injustas ( que lo son) la medidas que la actual reforma laboral ha puesto en marcha.
Y carecen de tal ascendiente moral para realizar critica alguna puesto que  reciben unas jugosas subvenciones  para costear su funcionamiento interno y actividades externas que son retraídas de los presupuesto generales del Estado y por tanto  no pueden ser dedicados a aquellos que más lo precisan, a saber los  desempleados. Esto ocurre en contra de la más estricta lógica, que sería que los sindicatos se autofinanciasen mediante  las cuotas de sus militantes.
Durante el año 2010, los sindicatos  recibieron un total de 206 millones de euros, es decir el equivalente a 26500 pensiones.
                                                             


                                                              
Pero no acaba ahí la cosa, nos encontramos con otra  flagrante  injusticia que deriva de la existencia de la figura del liberado sindical. Personas que no trabajan  pero cobran como si ocupasen un puesto laboral y llevasen a cabo un trabajo. En definitiva, mientras que millones de trabajadores  buscan trabajo para poder comer  y pagar la hipoteca, unos miles cobran sin  realizar trabajo alguno.
En España hay 57000 de estos liberados que cuestan a las empresas más de 160000 millones de euros anuales a las empresas,  buena forma de combatir la crisis.


                                                             

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