martes, 24 de enero de 2017

Utilización vergonzosa del español.




                                                                           

Ayer lunes 23 toda la progresía, en la que sitúo desde la extrema izquierda hasta la derecha liberal, se levantó gritando unánime en defensa del español.
No cabe mayor hipocresía, pues todos esos que han callado y callan ante la prohibición del uso del español en la administración, a la hora de roturar las tiendas e incluso ante el veto de su uso en los patios de los colegios por los niños en  Cataluña, han puesto el grito en el cielo cuando tras haber asumido el poder Donald Trump desapareció, por ahora momentáneamente, de la página web oficial de la Casa Blanca la versión en español.

                                                  


Al unísono y como si de un solo hombre se tratase se levantaron todos los políticos, periodistas e incluso autoridades, para protestar airadamente ante tamaña afrenta. Todos esos  que callaron y callan cuando quién representa a España en el rocambolesco Festival de Eurovisión canta en inglés en lugar de hacerlo en nuestra lengua, ahora se rasgan las vestiduras.

                                                              

Ignoraba, y perdóneseme la ignorancia, que a todos estos que tanto vociferan les importaba tanto lo que aparece en la página oficial de la Casa Blanca.
                                                    

 La ideologización de la política, del periodismo y de las autoridades es tal que con tal de sumarse al carro de lo políticamente correcto, que poco a poco se hace más y más grotesco, se cae en el ridículo de no comprobar la  realidad de los hechos ni de sopesar las posibles consecuencias de las declaraciones que realizan ministros del gobierno.
Se ha llegado a hablar de cruzada de Trump contra todo lo español, de haber dejado sin interlocución a cincuenta millones de hispanos o más poéticamente el presidente de la Real Academia ha señalado que las lenguas tienden puentes y que esto levanta muros.
Quisiera poner de manifiesto en primer lugar que se está manipulando la información, y con ello engañando al pueblo, puesto que cada vez que un nuevo presidente asume el poder en Estados Unidos lo primero que hace, además de cambiar el mobiliario y las cortinas del despacho oval es vaciar y reestructurar totalmente la página web oficial de la Casa Blanca, y es en ese momento en el que se encuentra ahora dicha página.

                                                          

Un ministro del gobierno liberal peposo que nos des-gobierna, con tal de sumarse a la corrección política anti-Trump ha criticado una, aún no confirmada, decisión administrativa interna del gobierno de otro país soberano. De esta forma demuestran que el interés por nuestras relaciones exteriores con esta potencia no es una prioridad, o sea que en una época de nuevas relación comerciales ponen la ideología por encima del pan de los  españoles.

                                                            


Pero lo que considero más grave es la hipocresía que muestran esos que ahora se quejan de la supresión, momentánea por ahora, de la versión española del contenido de la web de la casa blanca y que han guardado y guardan cobarde silencio ante la persecución que sufre nuestra lengua en la misma España, porque no nos engañan Cataluña es España.

                                                     


Que fácil resulta para las cobardes mentes ideologizadas por ese liberalismo que reniega de la misma idea de patria, hacer bandera de una cuestión sin base para poder criticar a Donald Trump por nacionalista y estar contra la globalización.
Que sencillamente cobarde es gritar contra algo que ocurre al otro lado del océano y callar con lo que ocurre en tu mismo país.


Que cobardía y que traición. Para toda esta gentuza la lengua y la bandera son meros instrumentos al servicio de su ideología apátrida.

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