jueves, 27 de febrero de 2014

Monarquía y secesión.



                                                                     

Las informaciones aparecidas que hacen referencia a la propuesta del Presidente de la Generalidad de Cataluña de que  el rey Juan Carlos pudiese ser monarca de Cataluña, después de una hipotética secesión de esta región española, no son el reflejo de  una mera idea descabellada de Artur Mas y sus consejeros. Detrás de esta proposición se esconde una perfecta y maquiavélica estrategia, con una carga de profundidad que va más allá de lo anecdótico, una propuesta que  podría servir para la consecución del grave objetivo que los que pretenden mutilar España.


                                                                           
Todo lo que ahora se va a plantear son aspectos que con toda seguridad han tenido en cuenta y sopesado los estrategas del movimiento secesionista, son puntos sobre los cuales  han abierto un frente más en su combate para alcanzar la secesión de una parte de España.
Es importante quitar la careta a una propuesta que como digo pudiera parecer en un primer momento el pensamiento alocado de la mente calenturienta de los secesionistas, pero nada más lejos de la realidad. Puede ser un camino que iniciado resultaría difícil de combatir.

Lo primero que se ha de tener en cuenta es la gravísima situación por la que en estos momentos atraviesa la monarquía española, especialmente la que afecta al rey Juan Carlos. Tanto es así, que la continuidad de este en la jefatura del Estado se ve muy seriamente amenazada. En estos momentos es más que probable que la dinastía de los Borbones llegue a su fin en los próximos años.

                                                                 


Todo esto es así  debido a que los comportamientos  del Borbón, las actitudes de su sucesor Felipito y las de la princesita altanera, han llevado a la Monarquía en general, y a Juan Carlos  en particular, a unos niveles de rechazo  ampliamente mayoritarios entre la población española .

Partiendo de todo esto no se puede perder de vista  una realidad, esta es que el Borbón, con tal de alcanzar la poltrona regia y que continúe  la dinastía borbónica reinando en España es capaz de cualquier cosa, tal y como lo ha demostrado sobradamente en las última décadas.
La conciencia no le estorbó a la hora de jurar lealtad al anterior Jefe del Estado, fidelidad a las Leyes Fundamentales del Reino y a los Principios del Movimiento Nacional el 23 de Julio de 1969.

                                                                  
 El Borbón tampoco dudo en enfrentarse a su padre, con el que dejó de hablar durante años, para a través del sometimiento a Franco conseguir que llegase la Monarquía borbónica a España.
De hecho fue nombrado sucesor a título de rey pasando por encima del sucesor legítimo que era su padre Juan de Borbón.

Más tarde, el 22 de Noviembre de 1975, con tal de ser proclamado rey jura nuevamente sobre los Evangelios las Leyes Fundamentales del reino, y  guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional.

                                                                        
El 27 de Diciembre de 1978 perjuró al sancionar la Constitución Española para de esa manera lograr que la continuidad de la dinastía borbónica quedase plasmada  en la Carta Magna y que se asegurase su poltrona y bienestar.

                                                                  

Más tarde tampoco dudó en programar y dar el visto bueno, a un plan preparado por el CESID  para el 23 de Febrero de 1981. Con este pretendió, y consiguió, consolidar la monarquía borbónica y asegurar su continuidad en el trono.

                                                                      

Siendo todo esto así no resulta para nada descartable, más bien todo lo contrario, que Juan Carlos se plegaría a cualquier opción que se le presente si la consecuencia de aceptar esa opción es la continuidad en el trono y la pervivencia de la dinastía de los Borbones.

Esa propuesta de Mas, que tan disparatada puede parecer en un primer momento, no lo es tal. Y no lo es precisamente por el hecho de que puede ser una solución para que el Borbón pueda capear la  crítica situación por la que en España atraviesa el futuro de la monarquía en general y la del monarca en particular.
Tampoco es tan disparatada dado que  en esta propuesta se encuentra una convergencia de intereses entre la Corona y  del secesionismo catalán.

Esta convergencia se encuentra en el funcionamiento que en la actualidad tiene la Commonwealt.

                                                                   


                                                                         
La Commonwealt no es otra cosa que una mancomunidad política, un sistema político basado en la asociación voluntaria, ¿no les recuerda a eso que proponen los secesionistas de un Estado  con libre asociación al Estado español?, con el fin de perseguir el beneficio económico.

El Jefe de Estado de cada una de los estados libremente asociadas es el monarca británico, en el caso de la Commonwealt la reina Isabel II de Inglaterra,en el caso de la asociación del Estado catalán que persiguen los secesionistas sería el Rey Juan Carlos. Estaríamos ante una especie de Commonwealt ibérica, y es que no tardarían en sumare a Cataluña Vascongadas y el resto de Comunidades Autónomas.

En el supuesto que nos ocupa una Cataluña independiente de facto, pero jurídicamente dentro de España,  no habría de salir de la Unión Europea.

                                                                   

No olvidemos que a la Commonwealt pertenecen estados tan independientes como pueden ser Canada, Australia, Pakistan, Chipre, Malasia o India, no son sólo pequeñas islas o estados  subdesarrollados.
Es así que los independentistas catalanes pueden ver  en esta opción una forma de alcanzar sus objetivos secesionistas.

Por otro lado la propuesta de Artur Mas tendría como consecuencia que el Borbón, no olvidemos que es el Capitán General  y jefe de las Fuerzas Armadas españolas, pondría freno a cualquier respuesta al ataque a la Unidad de España por parte de los ejércitos recurriendo para ello a la autoridad que su rango militar le confiere.

                                                                     

Aunque esperemos que nuestros militares sepan poner por encima, si llega el momento, el servicio y la defensa de la Unidad Nacional a la obediencia.

                                                                     

Y en estos momentos es fundamental tener claro que no todo lo que pueda parecer una tontería o una extravagancia tiene que serlo, en muchas ocasiones esconde una estrategia perfectamente hilvanada.


Cuidado con estas ofertas  escondidas tras el velo de la excentricidad puesto que pueden ser muy peligrosas.

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