sábado, 31 de marzo de 2012

Coreografía de camisas azules.

En  los años treinta  no era para nada cuestión sencilla hacer llegar a los españoles el mensaje que Falange presentaba, era una nueva  visión de la realidad española , de las relaciones laborales y una conjunción de la búsqueda de la Unidad Nacional y a su vez  una exigencia de Justicia Social para todos los españoles. 
Pero ocurre que en esa novedad, en ese aportar soluciones y realidades inexploradas confluían  un trabajo por hacer y  una apertura de mente por parte de una  parte  amplia de la sociedad española.

Pero ahora, en este principio del siglo XXI,  aquellos que pretendemos  hacer llegar a nuestros compatriotas el nacionalsindicalismo como  una alternativa a la actual situación  de injusticia social y de desintegración  nacional nos encontramos con que  antes siquiera de escuchar nuestro mensaje, antes de  considerar nuestro posicionamiento somos instintivamente  rechazados como ultraderecha, como franquistas.

                                                              

Lo que ocurre es que se han cumplido las proféticas palabras de José Antonio antes de  que Falange  tomase la postura de apoyar el alzamiento nacional. Jose Antonio en aquellos momentos dijo:

La Falange podría asistir y ayudar sin quererlo a la restauración de una mediocridad burguesa conservadora de la que tenemos  en España tan amplias muestras, acompañada para mayor escarnio por el resorte coreográfico de las camisas azules”.

Por desgracia estas palabras  del Fundador de la Falange se cumplieron en toda su amplitud una vez que la fraticida  contienda finalizó.
El régimen surgido de la victoria de las armas  nacionales   no hizo otra cosa que instaurar nuevamente el régimen burgués, conservador y capitalista utilizando de  una forma  verdaderamente  obscena la simbología falangista, y digo obscena dado que  se abusó de la simbología de Falange, se  utilizó la figura de José Antonio pero  todo ello se hizo sin aplicar la Revolución Nacional que  Falange propugnaba.
Cuarenta años de régimen personalista, cuarenta años durante los cuales una parte de los españoles se impusieron sobre la otra mitad.
La realidad histórica ha creado entre la inmensa mayoría de la población de nuestra nación una  identidad inexistente entre el régimen del General Franco y  la doctrina de José Antonio Primo de Rivera.

                                                                 
Ahora nos toca una misión, que no por difícil ha de ser abandonada, de  presentar a los que nos rodean la realidad del nacionalsindicalismo, pero una realidad completa, que tenga presente tanto la lucha por la Justicia Social  como el combate por la Unidad Nacional.
Esta misión no va a ser sencilla, por un lado es preciso acabar con  la imagen negativa que la mera palabra de Falange suscita tanto de la derecha como de la izquierda, y por otro  hay que superar  esa idea tan implantada de  que sólo en la derecha o en la izquierda puede existir  opciones  y  romper   la dogmática y aceptada imagen de que sin partidos políticos el ciudadano no puede  ser representado.

Con el Decreto de Unificación, Franco unió dos fuerzas tan dispares como  Falange y los Tradicionalistas, a esta unión se opuso  el      segundo Jefe nacional de Falange Española de las Jons Manuel Hedilla, por esta cuestión fué condenado a dos penas de muerte e indultado, hubo de pasar  varios años en prisión y después  fue confinado en Canarias.

                                                                 
Y es que el espíritu revolucionario de Falange y su abierta oposición al capitalismo, a la burguesía y al conservadurismo no fue problema para utilizar sus símbolos, simplemente  su realidad  se obvio, y de ahí el problema que en la actualidad tenemos.


                                                      

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