lunes, 12 de diciembre de 2022

LA DESAPARICIÓN DEL DINERO EN EFECTIVO.

 

                                                                                    



Se han producido unas declaraciones por parte de Cristine Lagarde, presidente del Banco Central Europeo, que parecen haber pasado desapercibidas para la inmensa mayoría de la población, o al menos en lo que hace a la transcendencia que deriva de ellas.


                                                              


Cristine Lagarde ha señalado en una conferencia institucional del Banco Central Europeo que ha llegado el denominado euro digital, el cual según ella por un lado vendría a dar más seguridad a los ciudadanos europeos respecto al dinero mientras que por otro añadiría confianza en la economía europea. Señalando así mismo que el euro digital se trata de un sistema de pago fiable, eficiente y seguro.

También nos dice que el anonimato total que el dinero en efectivo comporta sería contrario a objetivos de la política pública como sería garantizar el cumplimiento de las políticas económicas y financieras.

Este anuncio de hecho viene a señalar que más pronto que tarde dejará de ser permitido el uso del dinero en efectivo en nuestras transacciones, compra y ventas, más comunes. Y esto es fundamental para nuestras vidas en tanto que en la sociedad resulta imprescindible el dinero para acceder a cuestiones básicas y absolutamente indispensables para nuestras vidas: comida, bebida, vivienda, vestido, calefacción o combustible para desplazarnos.


                                                            



                                                               


Siendo esto algo tan indispensable para la supervivencia y para poder mantener un mínimo de independencia resulta preciso un mínimo de control personal sobre el dinero  del que disponemos, y esa soberanía personal sólo se puede llevar a cabo a través del dinero en efectivo pues el dinero digital siempre estará controlado y en cierto modo dirigido por voluntades distintas a la nuestra.

 

Muchos señalaran que todo esto no tiene porque dar lugar a una suerte de tiranía, sino que simplemente permitirá un mayor control sobre las transacciones de las grandes empresas o que aquellos que defraudan al fisco sean descubiertos y juzgados.

 Esa postura sería cierta si viviésemos en un mundo perfecto de color rosa poblado de unicornios voladores o si tal y como decía Rousseau el hombre fuese bueno por naturaleza.

 

Pero por desgracia la realidad dista mucho de ser así, la experiencia personal nos muestra cada día que el ser humano lo mismo puede optar por hacer las cosas pensando en el bienestar suyo y en el de los otros u optar por poner sus intereses y deseos por encima de los de los otros, que puede engañar para lograr aquello a lo que aspira, aunque para ello tenga que pasar por encima de los derechos y la dignidad del otro.

 

De la misma manera que la experiencia personal nos lleva a ver todo esto la historia nos dice algo similar, pero a un nivel mucho mayor y más cruel si cabe.

La historia humana y el funcionamiento político que se ha visto a lo largo de ella nos muestra que el poder tiende a perdurar y busca expandirse a cada vez más parcelas de la realidad humana buscando un poder cada vez más absoluto.

 Y no me vale eso de que la democracia será un contrapeso que impedirá ese desarrollo tiránico. El sistema democrático, representativo y partitocrático, no deja de ser una forma política de gobierno con una serie de principios a los que se somete y que impone a los demás.

Por otro lado, no se puede ignorar que en la actualidad son las instituciones financieras internacionales y las grandes corporaciones industriales, las que imponen sus intereses y objetivos a los Estados e incluso a las instituciones mundiales supuestamente filantrópicas.

Al igual que el dinero llama al dinero, el poder llama al poder y busca acrecentarlo más en cantidad y extensión, y a menos que queramos engañarnos y creer que vivimos en el mundo de la gominola y la piruleta al menos habremos de reconocer que la desaparición del dinero en efectivo es un riesgo más que serio para la libertad individual, puesto que serán otros los que dispondrán de la capacidad de chantajearnos para realizar aquello que ellos consideren oportuno.


                                                             


 

La realidad es que  con esa medida la libertad de todos los seres humanos se puede ver seriamente comprometida desde el momento en que esas mismas autoridades gubernamentales que sirven a sus verdaderos dueños( los ya citados grupos financieros internacionales y  las corporaciones industriales) dispondrán de los instrumentos para imponer los planes globalista del “no tendrás nada y serás feliz”, de esa Agenda 2030 que desde sus bonitas palabras de sostenibilidad, igualdad, lucha contra la pobreza y protección de la naturaleza intenta invadir la esfera personal y reglando todo lo humano. Pero si a quienes tienen estas intenciones además se les proporciona un instrumento como es el de la desaparición del dinero en efectivo y la imposición del digital estaremos creando el caldo de cultivo para que la nuestra y las posteriores generaciones vivan en la mayor y más terrible de las prisiones, aunque el preso no sea consciente de que lo es. 

No podemos aceptar que en manos de un poder al servicio de quién sabe que intereses esté la posibilidad de determinar nuestro comportamiento  chantajeándonos con impedir nuestro acceso a los más básicos elementos de independencia e incluso de supervivencia, porque si sólo disponemos de dinero digital y no del efectivo con sólo apretar un botón nuestro dinero puede dejar de serlo y no poder acceder a él.


Seremos esclavos.


                                                            



No hay comentarios:

Publicar un comentario