lunes, 18 de abril de 2016

La historia del pueblo judío, un fraude.



                                                                           

Hay toda una serie de datos arqueológicos sobre los que se basan serios estudios científicos de carácter histórico que ponen  de relieve que la mayor parte de la historia que se nos ha vendido sobre el pueblo de Israel no pasa de ser una mera leyenda levantada y mantenida por este para justificar la  superioridad que afirman tener sobre el resto de la humanidad. A la par, esa fantasiosa narración les permite defender, para consumo interno y externo, un supuesto derecho divino sobre la denominada tierra prometida.
Ahora bien, los judíos, especialmente los sionistas y habitantes del Estado de Israel, vienen dando la espalda  a datos considerados irrefutables por la comunidad científica de historiadores y arqueólogos, y lo ignoran puesto que si la realidad saliese a flote todo el montaje sobre el que se sustenta la mentira del autodenominado “pueblo elegido” se vendría abajo.
Lo cierto es que desde la segunda mitad del siglo XIX los estudios y restos arqueológicos vienen poniendo en solfa la leyenda judía. En Alemania se desarrolló entonces la escuela crítica del Antiguo Testamento, cuya figura más destacada fue Julian  Wellhausen, el cual desafió la veracidad de los escritos bíblicos, hablamos siempre del Antiguo Testamento.
                                                               

Wellhausen y sus discípulos mantuvieron que la historiografía bíblica es en realidad un invento, y que la historia de los hebreos como una secuencia de acontecimientos que se inicia con Abrahán, Isaac y Jacob, que continúa con la esclavitud en Egipto, sigue con el Éxodo y termina con la conquista de las tribus de Israel en la tierra prometida no es en realidad otra cosa que una ordenación teológica de ciertas leyendas tribales.
Como reacción a las afirmaciones y a las teorías antes señaladas se desarrolló un movimiento de historiadores que consideraba  la Biblia (Ant. Testm.) como un documento histórico, el principal representante de esta corriente fue Albright. La arqueología bíblica desarrollada por Albright y sus alumnos dio lugar a un gran número de extensas excavaciones. Pero el resultado de estas fue muy distinto al pretendido ya que ese exceso de hallazgos comenzó a minar la credibilidad histórica de las descripciones bíblicas
 Entre los historiadores y arqueólogos actuales destacan algunos de la Universidad de Tel Aviv, como es el caso del profesor del Departamento de Arqueología y estudios del Cercano Oriente antiguo  de la University Tel Aviv Dr. Ze´ev Herzog, una de las máximas autoridades mundiales en el estudio de los problemas que surgen del estudio de la  arqueología bíblica.
                                                                       


Esta eminencia  publicó en 1999  un artículo que presenta toda una serie de conclusiones basadas en su amplio bagaje arqueológico  y en datos antes aportados por otros reputados historiadores y arqueólogos. El artículo al que me refiero se titula “Desconstructin the walls of Jericó”, en español: Deconsrucción de los muros de Jericó.
En esta entrada vamos a referirnos al contenido del artículo y a otros datos, de los  cuales se deduce  con claridad meridiana hasta qué punto hemos estado y estamos sumergidos en un  fantasioso cuento que los judíos nos venden como cierto en beneficio suyo y perjuicio nuestro.
Según nos indica el profesor Herzog en su artículo, el primer problema que encontraron los investigadores fue llegar a un acuerdo sobre cuál es el periodo arqueológico que coincidía con la Edad Patriarcal: ¿Cuándo vivieron Abrahan, Isaac y Jacob? y ¿cuando situar temporalmente la vida y muerte de los Patriarcas?.
Una cosa que queda clara es que en los muchos documentos egipcios que han llegado hasta nuestras manos no aparece mención alguna a la presencia de los israelitas en Egipto, guardando silencio sobre cualquier acontecimiento relacionado con el Éxodo.
Con respecto a las localizaciones geográficas ni un solo lugar  se ha encontrado como coincidente con el relato bíblico.
                                                                      

El tan cacareado Éxodo no fue otra cosa que el viaje de unas cuantas familias, importante en su historia privada, que se amplió y “nacionalizó” para dar una identidad al pueblo , que no eran  otra cosa que un pequeño grupo de pastores a los que el faraón a causa del hambre que estos pastores padecían les  permitió  vivir en un pequeño territorio del bajo Egipto. No fueron ni mucho menos esclavos.
                                                                     

 Posteriormente fueron expulsados de esa pequeña zona debido a que cuando el ganado se fortaleció y los hebreos prosperaron económicamente trataron de ocupar el poder en el país y causaron numerosas revueltas.
El Éxodo del pueblo de Israel que figura en la  Biblia no es otra cosa  una historia inventada para cubrir la vergüenza de haber sido expulsados de Egipto debido a su soberbia y traición. Además con eso movían la estrategia de la victimización, ¿les suena a algo?.
                                                                     

Otro punto fundamental que da  forma a la historia del pueblo de Israel se refiere a como la tierra de los cananeos fue conquistada por el pueblo hebreo. Sin embargo han surgido  problemas para corroborar esto dado que no se han encontrado evidencia arqueológica alguna de esta historia. Se realizaron repetidas excavaciones en Jericó y Haí, las dos ciudades cuya conquista se describe con mayor detalle en el libro de Josué, demostrando ser muy decepcionantes los resultados pese a los esfuerzos de los excavadores. Se supo que  al final de la edad de bronce , que es el periodo de tiempo acordado entre los especialistas  para situar la conquista no  había ciudades, ni por tanto paredes que pudiesen ser derribadas en edificios.
Los hallazgos arqueológicos contradicen de forma evidente las imágenes bíblicas: puesto que de haberlas, las ciudades cananeas no eran grandes, no fueron fortificadas y menos aún tenían altísimos muros como señala el Antiguo Testamento.
No hay evidencia alguna de la salida de Egipto de una gran masa de personas ni de la travesía por el desierto.
La pregunta es ¿Quiénes eran esos israelitas?  Pues la historia de la conquista de ciudades fortificada ha sido refutada.
Los hallazgos arqueológicos si corroboraron que en la Edad del Hierro , que comienza después del 1200 a C, que se considera coincide con el “periodo de liquidación” aparecieron cientos de pequeños asentamiento en la región montañosa  central de la tierra de Israel.
                                                                    

Se trataba de pobladores que eran pastores que deambulaban en esa zona durante la Edad de Bronce tardía, se han encontrado tumbas sin asentamientos.
El nombre Israel aparece en un solo documento egipcio, de la  época deMerneptan, rey de Egipto que data de 1208 a. C.
Merneptah a la zona por su nombre en cananeo  mencionando varias ciudades del reino junto a un grupo étnico  no urbano, grupo de población que residía en Canaán hacia el final de la Edad de bronce, en la región central de la colina.
Ahora haremos referencia al periodo que la Biblia señala como el culmen del poder político, militar y económico del pueblo de Israel, el de la “monarquía unida” de David y Salomón, el supuesto imperio que controlaba toda la región oeste del Eufrates (Desde Tifsa hasta Gaza). Pues no parece que fuese así, ya que las numerosísimas excavaciones arqueológicas muestran hallazgos que ponen de manifiesto nos muestran que los proyectos de construcción  atribuidos a este periodo eran pobres tanto en su poder como en su alcance.
Las descripciones que aparecen en el Antiguo Testamento  son las exageraciones propias de  una población de pastores trashumantes, que consideraban cualquier construcción  como un gran palacio o una población enorme. Siendo esto así la situación según las numerosas excavaciones realizadas no se han encontrado restos de edificios  desde el periodo de la monarquía unida, sólo unos restos de cerámica, quedando claro que Jerusalén en la época de David y Salomón era una ciudad pequeña dotada quizá con una pequeña ciudadela, no era desde luego la capital de un imperio tal y como se describe en la Biblia.
                                                              


David y Salomón habrían sido los gobernantes de reinos tribales que controlaban pequeñas áreas. El primero se localizaría en Hebrón y el segundo en Jerusalén, por tanto la gran monarquía unida no pasaría de ser una imaginación.

Ahora trataríamos un tema fundamental pues desmitificaría la relación divina del pueblo judío.
Inscripciones en hebreo antiguo encontradas en diversas excavaciones  se refieren a dos deidades: Jehová y su consorte Asera, de hecho les adoraban y enviaban bendiciones en nombre de la pareja.
                                                                              



Los estudiosos plantean que muy posiblemente el monoteísmo como religión oficial sería una innovación del reino de Judea, tras la destrucción del reino de Israel.

No es de extrañar que los judíos  en general hayan hecho siempre oídos sordos a estas informaciones que aportan los restos arqueológicos y presenta la historia ya que son un verdadero golpe a todos los fundamentos de la identidad de Israel.
A un pueblo tan soberbio y falsamente orgulloso como el israelí no le debe ser agradable  ver caer uno tras otros todos sus mitos: La heroica población eran meros pastores, la esclavitud en Egipto no fue tal, las grandes fortalezas fueron pequeñas construcciones, la monarquía conjunta de  David y Salomón no pasaban de ser pequeñas construcciones con poco  poder.

Y por último que esos gloriosos pastores eran politeístas que adoraban a Jehová y a su esposa Asera. 
                                                                  

5 comentarios:

  1. Isrrael, un pueblo que acomplejado por su insignificancia, se hizo esclavo de sus ilusiones de grandeza

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    1. Absolutamente de acuerdo, ojalá la población en general se diese cuenta de ello y se valorasen como pueblos y naciones.

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  2. Isrrael, un pueblo que acomplejado por su insignificancia, se hizo esclavo de sus ilusiones de grandeza

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  3. Saludos. Mi pregunta es , que hacemos con la biblia la descartamos como como verdad? josesole1@hotmail.com

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    1. Iosef, desde mi punto de vista hay que diferencial claramente entre el Nuevo y el Antiguo Testamento, el Antiguo en gran medida no pasaría de ser una mera mera reproducción de las legendas de tribus árabes nómadas. El Nuevo Testamento es algo absolutamente distinto, de hecho mientras Yaveh es un dios sanguinario y cruel el Dios del Nuevo es el Dios que propugna el amor y el perdón, son dos dioses distintos.
      Es una opinión absolutamente subjetiva.

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