Quizá no
seamos aun plenamente conscientes de que ayer el nuevo presidente del gobierno tomo
una decisión que llevará a medio y largo plazo a que nuestro país se vaya a ver
sumido en el mayor de los caos, pero no habremos de esperar mucho para comenzar
a sufrir las consecuencias del buenismo electoralista irresponsable que ha
dirigido tanto la toma de decisión del presidente como los aplausos de todos
esos palmeros que desde un falso humanitarismo apoyan la medida.
Por supuesto
estoy haciendo referencia a la decisión que ayer mismo tomó Pedro Sánchez de
permitir, lo cierto es que le invitó a venir, que un barco perteneciente a una
O.N.G. alemana cargado con seiscientos inmigrantes ilegales procedentes de las
costas libias y recogidos en la zona del Mediterráneo entre Libia e Italia, hiciese
escala en Valencia para que aquí desembarquen todos esos cientos de inmigrantes
ilegales.
Hay que
tener en cuenta que ese barco había pasado de largo dejando atrás la costa de
Malta y que el gobierno italiano no había permitido que atracase en ninguno de
sus puertos ni que siquiera entrase en sus aguas jurisdiccionales, y esto lo
hizo al considerar que esa O.N.G. , al igual que el resto de las embarcaciones
“humanitarias” que se encargan de recoger a los inmigrantes abandonados a su
suerte por las mafias que tratan de llevar, previo pago claro, a la costa sur
de Europa a los inmigrantes subsaharianos y magrebíes.
La medida
adoptada por el gobierno italiano no era, tal y como se nos pretende hacer
creer a través de los medios, un síntoma de racismo, de xenofobia, o de falta
de humanidad. Se trataba de una respuesta defensiva ante la verdadera invasión
que padecía el pueblo italiano, tan golpeado por la crisis y el desempleo. Una
defensa puesto que cada vez era mayor la llegada de inmigrantes ilegales,
cientos de miles. Llegada que creaban malestar social al no querer integrarse,
problemas de orden público debido a una criminalidad que iba en aumento debido
que estos robaban al no tener medios de subsistencia, y que incluso asesinaban a la población originaria a resultas del rencor
y odio que surgía de culpar a la población autóctona de no poder encontrar las
expectativas respecto al nivel de vida que les habían vendido y que si veían en
la población italiana. Si a esto le sumamos que están en un limbo ya que ni
están integrados en la nueva cultura ni mantienen su identidad, la situación
explosiva es una realidad que tan sólo precisa un detonante que provoque la
explosión de una situación tan inestable.
Es ante este
estado de cosas que las autoridades italianas, con muy buen criterio, han
decidido frenar la llegada de más y más inmigrantes ilegales, que para colmo
eran recogidos en alta mar, o cerca de las costas libias, por naves
pertenecientes a O.N.G.s de otros países para trasladarlos a Italia.
Mientras tanto a la Unión Europea se llenaba
la boca de palabras de humanitarismo y de respeto a los derechos humanos, pero
la única verdad es que permanecía impasible y no hacía nada para evitar que
Italia se convirtiese en la víctima de la invasión que la política de los
países centroeuropeos había creado con los efectos llamadas que sus papeles
para todos habían creado.
Pero lejos
de escarmentar en cabeza ajena y defender a la población nacional y
salvaguardar la identidad nacional aparece nuestro flamante presidente del
gobierno y como buen populista se pone las anteojeras del pensamiento
políticamente correcto para tomar una decisión que sirviéndose del buenismo sentimentaloide
le dará votos y le granjeará el interesado aplauso internacional.
Ahora bien,
este beneficio lo conseguirá el ínclito
presidente merced a hacer de nuestras costas y puertos el objetivo de todas las
pateras, barcos de mafias que trafican con
seres humanos y embarcaciones de O.N.G.s dedicadas a recoger a estos
africanos que tratan de llegar a Europa como inmigrantes ilegales.
La medida
adoptada por Sánchez dará lugar a un efecto llamada que convertirá a España, y
en concreto a algunas zonas de ella en lo que fue la Lesbos griega a causa de
la invasión que padecieron, un desbarajuste total.
Pero el buenismo
de la decisión presidencial lleva aparejada una consecuencia muy negativa para
nuestra economía, y es que uno de los pilares de esta, que es el turismo de sol
y playa, se verá seriamente afectado.
Y puesto que vivimos en un mundo intercomunicado globalmente en el que informaciones e imágenes son difundidas automáticamente, los países de donde proceden los turistas que nos visitan buscando tranquilidad, turistas que al ver que precisamente en el país y en las costas a las que van a veranear hay problemas provocados por una inmigración ilegal ;descontrolada: con más inseguridad, manteros, robos e incluso violaciones etc., optarán por veranear en otros países mediterráneos sin este tipo de problemática y que serán muy publicitados al igual que cualquier problemática nuestra encontrará un eco exagerado en países como Inglaterra u Holanda, donde “tanto nos quieren”.
Y puesto que vivimos en un mundo intercomunicado globalmente en el que informaciones e imágenes son difundidas automáticamente, los países de donde proceden los turistas que nos visitan buscando tranquilidad, turistas que al ver que precisamente en el país y en las costas a las que van a veranear hay problemas provocados por una inmigración ilegal ;descontrolada: con más inseguridad, manteros, robos e incluso violaciones etc., optarán por veranear en otros países mediterráneos sin este tipo de problemática y que serán muy publicitados al igual que cualquier problemática nuestra encontrará un eco exagerado en países como Inglaterra u Holanda, donde “tanto nos quieren”.
Los países
de los que procede la mayor parte de los turistas que nos visitan son conscientes de la grave problemática que
provoca la presencia de la inmigración
africana y magrebí ilegal, de hecho sus países la criminalidad y las
violaciones están al orden del día en y la inmensa mayoría de los casos es
llevada a cabo por esos “refugiados”.
Como es
lógico, España dejará poco a poco de ser el punto de referencia del veraneo para
los turistas de esos países y optarán por viajar a otros lugares.
Pero todo
vale por un puñado de votos. Pedro Sánchez parece no plantearse nada de esto y
sólo parece tener en cuenta el aplauso fácil y mantenerse en la poltrona para
seguir viviendo de la política.
La seguridad
de los españoles y la identidad de España está hoy un poco más en peligro , y eso que ya lo estaba mucho.
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