sábado, 30 de junio de 2018

De nuevo nos manipulan.



                                                                       


Para hacer frente a las consecuencias políticas que va a provocar la colosal oleada de inmigrantes ilegales que este verano va a arribar a nuestras costas, la élite en la sombra que  promueve este movimiento migratorio buscando acabar con la identidad europea y con la raza blanca de nuestro continente, se ha puesto de nuevo en marcha a través de una estrategia que hasta ahora  les ha funcionado perfectamente a la hora de frenar las protestas populares y desmovilizar cualquier movimiento político que pudiera poner en peligro el chiringuito de los tontos útiles europeistas que sirven al globalismo internacional.
Esta estrategia que han puesto nuevamente en funcionamiento se basa en manipular a individuos y  poblaciones enteras recurriendo a presentar a través de los medios de manipulación de manera reiterada y coincidente  presentando imágenes conmovedoras, especialmente referidas a niños de corta edad, en situaciones trágicas o atravesando  circunstancias muy graves, siendo esas imágenes acompañadas de comentarios, supuestamente independientes, que de manera más o menos indirecta sitúen en los individuos y en la sociedad de la que estos forman parte la responsabilidad de lo que las imágenes  muestran.
Se trata de una manera de impedir que los sujetos y los grupos a los que pertenecen realicen un juicio basado en la lógica y puedan analizar los sucesos de manera crítica, y es que la emotividad se impone y anula la capacidad de que el raciocinio calibre la realidad que se nos presenta.

Al igual que ocurrió en enero de 2017, un par de semanas antes de que se desatase en toda su crudeza la invasión de Europa por parte de cerca de dos millones de “refugiados sirios”, con la repetición ad nauseam de la fotografía del cuerpo ahogado del pequeño Ailan sobre una playa griega.
 En aquel momento la fotografía y la campaña mediática que en torno a ella se llevó a cabo buscó preparar a la población europea para que recibiese sin cuestionarse nada (si realmente se traba de refugiados o por el contrario eran meros inmigrantes, si procedían de Siria tal y como afirmaron las autoridades o si su procedencia era tanto de países de Oriente Medio como de la zona subsahariana.

                                                              

 La fotografía a la que nos referimos fue parte de una descomunal campaña en la que desde los medios se trató de hacer que la población europea se sintiera culpable de la muerte del niño y de la suerte de todos aquellos que trataban de entrar en Europa.
 El resultado de la campaña fue un absoluto éxito para aquellos que la habían puesto en marcha, ya que consiguieron que se generalizase esa idea del refugees wellcome y se interiorizase a través del pensamiento políticamente correcto que lo humano y bueno es el recibir a los “refugiados” y lo inhumano y cruel negarse a  acogerlos bajo  argumentos tales como la problemática económica de los países mediterráneos de Europa o que entre los que llegaban sin control alguno podían entrar terroristas, delincuentes o  infectados con enfermedades para los que los europeos carecemos de anticuerpos con los que defendernos.

                                                         


En estos últimos días se ha puesto nuevamente en funcionamiento esa misma estrategia que hemos referido.
Ahora lo que se pretende no es tanto preparar a la población para una llegada masiva de inmigrantes cuanto evitar que la población europea apoye electoralmente a los grupos políticos contrarios a la inmigración masiva e irregular y a la misma Unión Europea.

                                                               

Realmente se trata de una “segunda vacuna” dado que la que se inoculó a la sociedad europea en el caso del niño Ailan, parece que ha perdido efectividad debido a que la realidad derivada de la llegada de inmigrantes ilegales ha abierto los ojos a muchos y los lleva sin prejuicios alguno a manifestar su oposición a la inmigración ilegal y a una Unión Europea que no hace nada por defender sus derechos frente a los foráneos.
La estrategia que ahora se emplea es la misma, inocular un sentimiento de culpa recurriendo a imágenes penosas que lleguen al corazón acompañadas de mensajes que sitúen la responsabilidad del suceso que refleja la imagen en la persona o sociedad que la recibe. Para que la estrategia obtenga los resultados buscados es preciso que ambos, imagen y mensaje, se presenten un gran número de veces y aparezca de modo coincidente en los medios más conocidos, que suelen ser los más controlados por la élite.

Lo que en este momento se pretende lograr es que ese sentimiento de culpa ponga freno a la cada vez mayor oposición a la política migratoria y al crecimiento de los grupos contrarios a la inútil Unión Europea.

                                                           
La imagen a la que ahora se acude, apareciendo en todos los medios y en numerosísimas ocasiones, es esa en la que aparecen varios bebes muertos ahogados después de haberse ido a pique su exigua embarcación tras haber sido obligada por la guardia costera libia a regresar a puerto pero que al naufragar ni la atendieron ni avisaron a ninguna O.N.G. para que lo hiciese. Los bebés ahogados aparecen en brazos de sus rescatadores, perteneciente a una O.N.G subvencionada por la Open Society de George Soros.

                                                         




Resulta muy curioso que en esa fotografía y en el relato que le acompaña se tocan los puntos que en la actualidad son más importantes para los intereses de la élite globalista, para George Soros y para la política de la Unión Europea.

                                                               



En primer lugar se incide en el hecho de que el movimiento migratorio por el Mediterráneo hacia Europa provoca numerosas muertes a causa de los europeos, en segundo que para evitarlas resulta fundamental la participación de las naves de las O.N.G.s, así como en que la solución no se puede lograr colocando la responsabilidad en las autoridades libias.

                                                                  



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