Para hacer
frente a las consecuencias políticas que va a provocar la colosal oleada de inmigrantes
ilegales que este verano va a arribar a nuestras costas, la élite en la sombra que promueve este movimiento migratorio buscando acabar con la identidad europea y con la raza blanca de nuestro continente, se ha puesto
de nuevo en marcha a través de una estrategia que hasta ahora les ha funcionado perfectamente a la hora de frenar las
protestas populares y desmovilizar cualquier movimiento político que pudiera
poner en peligro el chiringuito de los tontos útiles europeistas que sirven al globalismo internacional.
Esta
estrategia que han puesto nuevamente en funcionamiento se basa en manipular a
individuos y poblaciones enteras recurriendo a presentar a través de los medios de manipulación de manera reiterada
y coincidente presentando imágenes conmovedoras, especialmente referidas
a niños de corta edad, en situaciones trágicas o atravesando circunstancias muy graves, siendo esas imágenes acompañadas de comentarios, supuestamente
independientes, que de manera más o menos indirecta sitúen en los individuos y
en la sociedad de la que estos forman parte la responsabilidad de lo que las
imágenes muestran.
Se trata de
una manera de impedir que los sujetos y los grupos a los que pertenecen realicen
un juicio basado en la lógica y puedan analizar los sucesos de manera crítica,
y es que la emotividad se impone y anula la capacidad de que el raciocinio calibre
la realidad que se nos presenta.
Al igual que
ocurrió en enero de 2017, un par de semanas antes de que se desatase en toda su
crudeza la invasión de Europa por parte de cerca de dos millones de “refugiados
sirios”, con la repetición ad nauseam
de la fotografía del cuerpo ahogado del pequeño Ailan sobre una playa griega.
En aquel momento la fotografía y la campaña
mediática que en torno a ella se llevó a cabo buscó preparar a la población
europea para que recibiese sin cuestionarse nada (si realmente se traba de
refugiados o por el contrario eran meros inmigrantes, si procedían de Siria tal
y como afirmaron las autoridades o si su procedencia era tanto de países de
Oriente Medio como de la zona subsahariana.
La fotografía a la que nos referimos fue parte
de una descomunal campaña en la que desde los medios se trató de hacer que la
población europea se sintiera culpable de la muerte del niño y de la suerte de
todos aquellos que trataban de entrar en Europa.
El resultado de la campaña fue
un absoluto éxito para aquellos que la habían puesto en marcha, ya que
consiguieron que se generalizase esa idea del refugees wellcome y se
interiorizase a través del pensamiento políticamente correcto que lo humano y
bueno es el recibir a los “refugiados” y lo inhumano y cruel negarse a acogerlos bajo
argumentos tales como la problemática económica de los países
mediterráneos de Europa o que entre los que llegaban sin control alguno podían
entrar terroristas, delincuentes o
infectados con enfermedades para los que los europeos carecemos de
anticuerpos con los que defendernos.
En estos
últimos días se ha puesto nuevamente en funcionamiento esa misma estrategia que
hemos referido.
Ahora lo que
se pretende no es tanto preparar a la población para una llegada masiva de
inmigrantes cuanto evitar que la población europea apoye electoralmente a los
grupos políticos contrarios a la inmigración masiva e irregular y a la misma
Unión Europea.
Realmente se
trata de una “segunda vacuna” dado que la que se inoculó a la sociedad europea
en el caso del niño Ailan, parece que ha perdido efectividad debido a que la
realidad derivada de la llegada de inmigrantes ilegales ha abierto los ojos a
muchos y los lleva sin prejuicios alguno a manifestar su oposición a la
inmigración ilegal y a una Unión Europea que no hace nada por defender sus
derechos frente a los foráneos.
La estrategia
que ahora se emplea es la misma, inocular un sentimiento de culpa recurriendo a
imágenes penosas que lleguen al corazón acompañadas de mensajes que sitúen la
responsabilidad del suceso que refleja la imagen en la persona o sociedad que
la recibe. Para que la estrategia obtenga los resultados buscados es preciso que
ambos, imagen y mensaje, se presenten un gran número de veces y aparezca de
modo coincidente en los medios más conocidos, que suelen ser los más
controlados por la élite.
Lo que en
este momento se pretende lograr es que ese sentimiento de culpa ponga freno a
la cada vez mayor oposición a la política migratoria y al crecimiento de los
grupos contrarios a la inútil Unión Europea.
La imagen a
la que ahora se acude, apareciendo en todos los medios y en numerosísimas
ocasiones, es esa en la que aparecen varios bebes muertos ahogados después de
haberse ido a pique su exigua embarcación tras haber sido obligada por la
guardia costera libia a regresar a puerto pero que al naufragar ni la
atendieron ni avisaron a ninguna O.N.G. para que lo hiciese. Los bebés ahogados
aparecen en brazos de sus rescatadores, perteneciente a una O.N.G subvencionada
por la Open Society de George Soros.
Resulta muy
curioso que en esa fotografía y en el relato que le acompaña se tocan los
puntos que en la actualidad son más importantes para los intereses de la élite
globalista, para George Soros y para la política de la Unión Europea.
En primer
lugar se incide en el hecho de que el movimiento migratorio por el Mediterráneo
hacia Europa provoca numerosas muertes a causa de los europeos, en segundo que para evitarlas resulta
fundamental la participación de las naves de las O.N.G.s, así como en que la
solución no se puede lograr colocando la responsabilidad en las autoridades
libias.
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