Ayer Pedro Varela
ayer salió de la cárcel, este mártir identitario defensor de la Verdad y de la
nación, el hombre que desde su editorial y su librería hizo frente a las
mentiras que desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial los enemigos de la
civilización europea y cristiana intentaron, y en la mayor parte de los casos
lograron, destruir a través de sumergir en la mentira a unas mentes aborregadas
y acríticas a las que previamente habían enfangado, salió por fin de la cárcel.
Por fin pudo
abandonar la prisión que tan injustamente sufría, su salida ha sido posible gracias
a que la Audiencia de Barcelona ha estimado el recurso de apelación que la
defensa del librero y editor catalán había interpuesto respecto a la condena
que el juzgado de lo Penal 15 de Barcelona en el que dictaba su ingreso en
prisión en función de los argumentos que habían sido esgrimidos por el fiscal
del Servicio de odio y discriminación, el cual se mostró contrario a aplicarle beneficios
de suspensión de pena debido según el fiscal a sus antecedentes por delitos de
odio y no considerarlo así “delincuente primario”. En el
auto la Audiencia de Barcelona considera que ha de ser considerado “delincuente
primario” al tener cancelados sus antecedentes o ser cancelables, y debido a
ello ordena que se suspenda la aplicación la pena.
En otra ocasión, ya fue condenado a pena de prisión en por razones
ideológicas relacionadas con su labor de librero y editor, la razón utilizada esta vez para
condenar a Pedro Varela fue haber editado el libro de A. Hitler “Mi lucha”, argumentando sus acusadores que había editado el libro de manera ilegal puesto que los derechos de la obra
los tiene el Estado Alemán. Es por ello por lo que fue condenado a 11 meses de
prisión.
Todo el
proceso que Pedro Varela ha padecido no es otra cosa que la forma legal de la persecución ideológica que
sufre fue fruto de decisiones tomadas por una justicia sometida a los dictados
de los intocables, y que es puesta en marcha por esos “tontos útiles” que les sirven y
que toman forma de fiscalía de odio. En el fondo no son otra cosa que
tribunales políticos al servicio de los del “pueblo elegido”, tribunales que
aplican de manera torticera una legislación que esos mismos intocables han
creado a través de sus medios de presión y sirviéndose del complejo de culpa
que desde hace décadas han implantado en las mentes occidentales respecto al supuesto
holocausto del que habrían sido objeto.
Quiero desde
aquí mostrar mi alegría porque de nuevo Pedro Varela esté de nuevo en libertad,
y desde el momento en que ponga de nuevo en pie tanto su librería como su
editorial todos hemos de colaborar con él comprándole libros siempre que
podamos.
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