miércoles, 25 de abril de 2018

El antisemitismo es el de Israel.



                                                                           


Si el sionismo en general, y el Estado de Israel en particular, cuenta con el poder mediático y político que detenta es debido a que las autoridades y las poblaciones occidentales han comprado y aceptado sumisamente el discurso victimista y autojustificativo que este pueblo ha puesto en circulación y del que se sirve para dominar a los no judíos, esos a los que despectivamente denominan goyim. Nos llaman ganado.

                                                              



Los sionistas han sabido jugar muy bien con el mito del holocausto. Se han servido de ello para mediante la propaganda y la manipulación de los medios de comunicación, del cine y de la literatura implantar en la población occidental, pero especialmente en la europea y norteamericana, un complejo de culpa del que se sirven para neutralizar cualquier reacción de la población y de las autoridades en contra de comportamientos injustos que lleven a cabo , este complejo de culpa ha llevado a  que cualquier crítica contra las  políticas injustas y degradantes que lleva a cabo el Estado judío choque siempre con esa censura interna que lleva aparejada esa malsana culpabilización que padece Occidente con respecto a lo judío, sionista o israelí.

                                                          

Con todo ello han logrado que cualquier crítica, por muy adecuada y justa que esta resulte, pase a ser considerada como una muestra de antisemitismo, palabra que ha pasado a considerarse como adjetivo que califica a alguien como malvado, injusto y favorable al gaseamiento de judíos, habiendo logrado que se halla instaurado en la legislación de los Estados y en la conciencia de los individuos una censura paralizante que dejará las manos libres a los sionistas para que de esta manera puedan llevar a cabo todas las tropelías  que sirvan a sus turbios intereses.
Pero la cuestión va mucho más allá, dado que al habernos “colado” el término antisemita como si fuese equiparable a todo aquel que se opone al Estado de Israel, a su existencia o a sus políticas han logrado una gran victoria en el  terreno ideológico, esto es así desde el momento en que la mayor parte de la población  ha pasado a aceptar la falacia de considerar a los que ahora  ocupan del Estado judío como los descendientes de la legendaria "tierra prometida", es decir se les ha pasado a considerar como pertenecientes a la etnia originaria del Estado judío, y que por tanto históricamente o por mandato divino serían los legítimos dueños del territorio que en la actualidad ocupa el Estado israelí, cuando la realidad es muy otra puesto que los que conforman su población para nada son semitas.

                                                             

Todo lo contrario, la población israelí es fruto de una sustitución étnica llevada a cabo a partir de 1947, una sustitución en la cual la población originaria, la palestina, fue violentamente expulsada de sus tierras para después esta ser ocupada por una población foránea sin relación con ese territorio, la creación de Israel la han venido realizando haciendo caso omiso a las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas, es decir sin respetar los derechos de un Estado palestino.
Esta población de ocupación que desplazó a los originales pobladores, estos si semitas, era originaria de Centroeuropa y de Europa del Este, aunque llegasen al territorio ocupado procedentes también de Norteamérica, de Rusia o Australia.
Se trata de una población denominada  judíos askenazis.

Esta población tiene su origen en el reino de Khazaria, que estaba situado en la zona  del Cáucaso, las gentes que habitaban este reino procedían de las estepas del este, eran verdaderos salvajes que vivían de asaltar caravanas, para hacerse con aquello que transportaban y hacerse con las identidades de aquellos a los  que asaltaban, vivían de robar y matar a sus vecinos. 
  La población de los reinos e imperios con los que hacían frontera (Imperio Ruso, Imperio Bizantino, reino de Hungría e Imperio Persa) sufrían constantes asaltos a sus propiedades, robos y asesinatos, amén de los perjuicios que sufrían a causa de los ataques que padecían las caravanas que llevaban a cabo un comercio que les servía para mantener su forma de vida.

                                                                 

Pero el salvajismo de los habitantes de este reino ni mucho menos se quedaba en el latrocinio, los asaltos a las caravanas y el robo de identidades, y es que estos sujetos profesaban una religión chamánica aderezada con sacrificios babilónicos, todo esto les llevaba a realizar incursiones para hacerse con niños en los territorios próximos, para asesinarlos en sus sacrificios rituales.

                                                            


Todo esto creo un clima de inseguridad y terror tal entre las poblaciones vecinas que las gentes acudieron a sus emperadores y reyes exigiendo protección ante las crueles y criminales acciones de sus vecinos jázaros.

Las autoridades de los Imperios ruso, bizantino y persa, así como las del reino de Hungría amonestaron seriamente al rey y a los nobles jázaros, pero los crímenes, la inseguridad y los robos continuaron igual durante mucho tiempo, con lo que las quejas y exigencias de seguridad por parte de la población continuaron.
Los emperadores y el rey les dieron varios ultimátums para que acabasen con el comportamiento y el terror que provocaban, aunque estos ultimatums no sirvieron de nada pues todo continuó igual.

Llegados a este punto los emperadores bizantino, otomano y ruso le dieron a elegir convertirse a una de las tres religiones monoteístas (cristianismo, Islam y judaísmo) pensando que de esta manera el comportamiento criminal dejaría de serlo pues suponían que este era debido a su religión chamánica babilónica.

El rey Bulán optó por que él y su pueblo se convirtiesen a la religión judaica, el hecho de esta conversión satisfizo a los emperadores pues el convertirse con su pueblo a una religión monoteísta con moral llevaría a el cese del comportamiento criminal de los jázaros hacía sus vecinos, pues como ya hemos dicho suponían que el origen de tanto mal se encontraba en la base chamánica y babilónica de sus creencias y en la falta de moral que estas llevaban aparejadas.

Pero la evolución de las cosas no fue tal y como las autoridades rusas, bizantinas y persas habían previsto al pensar que esa conversión al judaísmo pondría fin a los robos, asaltos a caravanas, robo de identidades y al secuestro y robo de niños de las poblaciones vecinas par ser sacrificados, pero  nada de ello parecía haber variado.

El pueblo jázaro efectivamente se había convertido al judaísmo, pero siguieron una Thorá con fuerte inspiración babilónica que en poco hizo variar las conductas que tanto irritaban a los imperios, a sus dirigentes y pueblos vecinos.

Llegados a este punto los imperios ruso, bizantino y persa optaron por destruir el reino de Jazaria y acabar con el monarca, con sus nobles y los dirigentes.

Y efectivamente el reino fue asolado y su población diezmada, pero el rey y sus nobles lograron escapar con un gran tesoro merced a un poderoso servicio de información que les puso en guardia con tiempo suficiente para escapar.
El  monarca y sus nobles  escaparon y se establecieron en  Centroeuropa y  al este del continente, los cuales sirviéndose de saltarse las normas morales se dedicaron a la usura, pero sólo a los goyim  tal y como indica el doble rasero moral que les caracteriza, se sirvieron de las finanzas  especulativas y del servicio como cobradores y prestamistas para de este modo enriquecerse y poder dominar el poder de  reyes y burgueses de la época.

                                                           
Son los descendientes de    esa población los que emigraron a Palestina para ocupar el territorio y crear allí el Estado de Israel, o sea que de semitas no tienen absolutamente nada.

                                                               



En función de todo lo hasta ahora expuesto es preciso poner de manifiesto que si alguien en la actualidad es antisemita es ese francotirador de las IDF ( Fuerzas de Defensa de Israel) que entre gritos de jolgorio de sus camaradas dispara y mata a un palestino desarmado.

                                                              


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