Son muchos
los españoles que ayer sintieron y manifestaron una gran alegría al conocer a
través de internet y de los medios de comunicación que la cantante pop Marta Sánchez
había interpretado al cierre de su actuación en el Teatro de la Zarzuela el
himno nacional con una letra que ella misma había creado. De hecho son muchas las voces que piden que se interprete con esa letra durante la próxima final de la copa del rey.
Debido a la más
que lógica frustración que una gran parte de la población española padece
cuando al asistir a competiciones deportivas, futbolísticas y tenísticas
especialmente, debido a causa de no poderse adherir grupalmente al himno que les
representa, contrariamente a como hacen sus oponentes deportivos.
Es por ello que se han de conformar con tararear el penoso “chunda chunda” mientras que los
aficionados del resto de naciones cantan apasionadamente la letra de sus himnos.
Ciertamente
que la gravedad de que el himno nacional carezca de letra no deriva, ni mucho
menos, de algo tan superficial como son las competiciones deportivas. Ahora
bien, a través de los sentimientos que en ellos se manifiestan se explican las
poderosas razones que hacen de la letra del himno algo fundamental.
Y es que a
través del canto de la letra del himno los miembros de una nación se adhieren sentimentalmente
al ser profundo de ella, y al cantarlo grupalmente se desarrolla una suerte de
comunión mística entre todos los que en el canto participan.
Pero todo lo
hasta aquí señalado no justifica que se pueda considerar válida o digna de encomio
cualquier letra que se presente, y es que en lo que hace a este tema resulta imprescindible
que esta tenga cierta antigüedad y base histórica dando así una cierta base a
la misma y por otro aporte una aceptación general que aparte toda posible controversia.
El hecho de
esta base histórica y una cierta antigüedad favorecerá que los individuos
hallan conocido y cantado desde niños la misma, lo que le aporta una significación
más sentimental y evocadora si cabe.
Refiriéndonos
de nuevo a la letra presentada por Marta Sánchez en su actuación en el Teatro
de la Zarzuela con motivo de los treinta años de su carrera artística no cumple
una sola de las condiciones que se acaban de exponer, pero la población e
incluso los dirigentes políticos y las autoridades la han aplaudido, este
aplauso deriva de la necesidad que la población tiene de un himno con letra a
la que poder abrazarse.
Pero para
más inri el himno nacional tiene una letra que por razones de catetismo
político se ha dejado de lado argumentándose que se trataba de una letra
franquista por haberse utilizado durante ese periodo, cuando fue escrita por el poeta D. José María Pemán en 1928. Se
trata de una letra con cierto bagaje histórico y un peso sentimental para
cierto número de generaciones.
Y por último
considero que no es una apreciación demasiado atrevida ni para nada ofensiva la
sospecha de que la cantante Marta Sánchez halla utilizado la más que segura
publicidad e incluso aceptación de esta versión del himno nacional para sacar a flote una carrera musical que se encontraba encallada, carrera musical
que tras décadas de éxitos parecía ya mortecina.
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