domingo, 23 de diciembre de 2018

Para feministas y multiculturalistas no todas las violaciones son iguales.


                                                                                   



El centro de Valencia era un hervidero de gente, lo cierto es que en toda la zona no cabía un alfiler.
 Eran decenas de millares las mujeres de todo nivel económico, social y adscripción ideológica las que elevaban su voz y desplegaban pancartas para mostrar su furia e indignación por las violaciones que en la ciudad del Turia había sufrido una niña de 12 años a manos de un marroquí. La desdichada niña había permanecido secuestrada por este salvaje durante varios días, tiempo durante el cual el secuestrador abusó de ella violándola en repetidas ocasiones.

                                                               
Protesta en Valencia por la violación de la niña por un marroquí, nadie se manifiesta.


Por supuesto a la manifestación no faltaron millares de feministas que se solidarizaron con la menor y que aprovecharon la situación para señalar que en el patriarcado y en el hombre, potencial violador, se encontraba la responsabilidad de las agresiones sexuales sufridas por la niña.
 Los grupos feministas iban precedidos por una batucada y de muchas chicas y mujeres jóvenes que a la par que se solidarizaban con la víctima de los de “la manada” sostenían que el fallo judicial de la Audiencia por la supuesta agresión sucedida en Pamplona era fruto del patriarcado, y que la sentencia que consideraba todo lo ocurrido como abuso era una muestra de la justicia patriarcal, al igual que el fallo sobre el caso de Juana Rivas.


                                                                

                                                                    
Coincidiendo con esta gigantesca manifestación de Valencia se produjeron concentraciones de protesta frente a casi  todos los ayuntamientos de España, a la par que las televisiones interrumpían sus emisiones para hacer conexiones en directo con estas concentraciones.                                    


Entonces me desperté y me di cuenta de que todo había sido un sueño, todo excepto el secuestro y violación de la menor por un marroquí.
 Y es que cuando las violaciones son llevadas a cabo por inmigrantes ilegales magrebíes o subsaharianos los medios de manipulación las ocultan, los grupos feministas las ignoran y las fuerzas de seguridad esconden el origen étnico y el estado legal de los sujetos.

Pero si el agresor o agresores sexuales son blancos y españoles la cosa es muy distinta, entonces se desatan campañas en las que participan los medios siguiendo a las más radicales feministas, en estos casos, como ocurrió con el caso de “la manada”, incluso los políticos toman parte en contra de los acusados saltándose la presunción de  inocencia y dando la vuelta a la carga de la prueba, el poder ejecutivo llega al punto de atacar a miembros del poder judicial cuando mantienen posiciones contrarias a sus posiciones o legislan  al albur de las protestas sociales llevadas a cabo por las seguidoras del feminismo radical hegemónico.

                                                                  


                                                                  


Lo único cierto es que tanto la violación y secuestro de esta niña en Valencia como las violaciones grupales ocurridas en Elche, Málaga, Bilbao o Canarias no han tenido el seguimiento de los medios ni han dado lugar a protestas masivas de las feministas. Pero claro, olvidaba que los violadores no eran ni blancos ni españoles.
 Da la impresión de que los inmigrantes ilegales subsaharianos y magrebíes tiene patente de corso para abusar y violar a las mujeres españolas, y todo en nombre del multiculturalismo y de una paz que no es tal, en otras palabras  en nombre del buenismo suicida.

                                                                 
   


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