martes, 18 de abril de 2023

EL HOMBRE ESPAÑOL PERSEGUIDO POR LA LEY. PEDIR ASILO POLÍTICO, INTENTO DE DEFENDERSE.

Hasta hace poco tiempo los países occidentales eran los que debido a circunstancias que padecían los individuos en distintas partes del mundo (persecución religiosa, legislaciones discriminatorias, situaciones en las que se atentaba contra los más básicos derechos, contra la dignidad e incluso contra la misma vida) recibían centenares de peticiones de asilo político para de esta manera poder salvaguardar lejos de esos países la vida y los derechos de los cuales eran privados en sus naciones de origen. Pero poco a poco, y de una manera no tan lenta como en un primer momento pudiera pensarse, la situación ha ido cambiando hasta el punto en que las tornas se han dado la vuelta puesto que, en muchas sociedades occidentales, y especialmente en la española, se están produciendo muy serios ataques contra los ciudadanos, sus derechos, libertades y dignidad. ataques que se plasman en su mismo ordenamiento jurídico y que han sido normalizados por la sociedad. Se trata de un estado de cosas en el que desde lo legal y lo socialmente normalizado, ha pasado a constituirse en una presión social asfixiante, algo que invalida a todo aquel que se opone a eso que se constituye en políticamente correcto. En el caso concreto al que se refiere este escrito el grupo agredido, discriminado y perseguido no es otro que el de la población masculina, blanca, heterosexual y española.
Curiosamente, al menos hasta ahora, no se ha dado ningún caso en que algún hombre español haya iniciado los trámites para solicitar asilo político en alguno de esos países que sí respetan la aplicación de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, que no aceptan discriminaciones en función de sexo o no aplican las graves agresiones legales, discriminaciones laborales y sociales que padece la parte masculina de la población española.
Solicitar amparo a través del asilo político a aquellos países en los que son respetados y protegidos los derechos que en la misma España están siendo conculcados no ha sido por ahora utilizada a pesar de sería perfectamente lógico hacerlo. Si concretamos la situación presente en la legislación española y en la aplicación de la misma encontramos que esta provoca que en España se pisotean algunos de los derechos más básicos de la población masculina blanca, como son el derecho a la presunción de inocencia y la igualdad de todos los sujetos ante la ley, etc. Hay muchas razones para solicitar y recibir una contestación positiva a una petición de asilo político a países como Hungría, Rusia o Polonia, donde la Ideología de género es plenamente rechazada y combatida, sin traslación alguna a sus legislaciones de las ensoñaciones discriminatorias “hembristas”. No tengo la menor duda que una gran parte de la población, si leyese este artículo, consideraría que todo lo que en él se dice, especialmente lo referido a la solicitud de asilo político, y a las razones que justificarían esa solicitud es algo exagerado cuando no falso. Pero precisamente esa mayoritaria reacción de la población de negar la realidad de algo que objetivamente se produce en nuestra nación, y digo objetivamente en tanto que esa legislación que se critica en estas líneas está expuesta por escrito así como muchas informaciones son datos que aparecen registrados por el mismo Instituto Nacional de Estadística o se puede acceder a ver convocatorias que son registradas para ofertar trabajos y las pruebas que se han de superar, pruebas distintas en las que las exigencias para las mujeres suelen ser menores que para los hombres, este negar tozudamente la realidad es un síntoma más de hasta qué punto la presión de lo políticamente correcto ha generalizado una cosmovisión en la que el hombre no es víctima aunque sea atacado y la mujer no puede hacer mal pues es un ser de luz incompatible con la maldad y siempre será la víctima, de lo cual deriva eso de que el hombre es un violador en potencia o que toda denuncia de una mujer contra un hombre siempre es cierta. Pero como a buen seguro muchos continuarán pensando que la referencia al asilo político es una exagerada expresión patriarcal manipuladora, es por ello que paso a confrontar la realidad existente con las razones que se aducen para negar la situación de persecución, discriminación y vapuleo moral que padece el hombre español actualmente. Debido a la extrema ideologización y sectarismo imperante se suele tender a abrazar de manera fanática una posición, respecto a cualquier tema, que no entre en conflicto con lo políticamente correcto y que se amolde a lo que mayoritariamente manifieste esa sociedad. Es por ello que voy a presentar la realidad de los ataques, discriminaciones y discriminaciones que las políticas feministas de la última década han puesto en marcha, pero poniendo como víctimas a otros colectivos. De esta manera estoy más que seguro de que se diluyen los apriorismos que se tienen y se hará perfectamente visible la gravedad de la situación por la que actualmente pasa la población masculina en la España de hoy. Imaginemos que las aseveraciones que critican al hombre blanco, español y heterosexual, las leyes que se le aplican y las discriminaciones que sufre se impusiesen a un grupo distinto, en otro lugar y por miembros de una raza distinta. ¿alguien sería capaz de negar que los miembros de ese grupo oprimido que están siendo perseguido no tiene derecho a recurrir al asilo político para escapar de tal situación? Vamos con ello: Los miembros de un país árabe que son de raza negra según la ley son detenidos inmediatamente y llevados a los calabozos en cuanto cualquier blanco les denuncie aún sin prueba alguna. De hecho, se presupone culpabilidad en cuanto es denunciado por un blanco, cosa que no ocurriría si el denunciante es negro o el denunciado es blanco. Del mismo modo las convocatorias para acceder a un trabajo tienen pruebas con distinto baremo a la hora de juzgar la idoneidad para el puesto, exigiendo mayores rendimientos para una misma prueba si el aspirante es de raza negra. Otra cuestión es la que se da cuando en un matrimonio la mujer denuncia al hombre, si este es negro, la primera de modo inmediato tendrá la custodia de los hijos. De la misma manera la legislación indica que cuando un blanco denuncia a una persona negra por maltrato el denunciante recibirá automáticamente una ayuda monetaria, cosa que no ocurrirá caso de que la denuncia la haga una persona negra. Por otro lado, encontramos con qué si un sujeto abre un negocio o similar, caso de ser blanco, recibirá una cantidad de dinero como apoyo, mientras que quién inicia el proyecto comercial o de restauración es de raza negra no recibirá ayuda alguna. Por otra parte, vemos que se podrán crear clubes o cafeterías exclusivamente para blancos, pero no se podrá hacer lo mismo caso que la exclusividad sea para sujetos negros. Pero no acaba ahí la cosa, porque fuera ya de las discriminaciones presentes en aspectos legales, administrativos o laborales encontramos que la misma administración y los medios de comunicación con el permiso o indicación gubernamentales, no cejan en promocionar una imagen negativa y sumamente violenta de los negros. Para tener una vívida imagen y una clara idea de la actual situación del hombre heterosexual blanco en España no es necesario cambiar el supuesto país árabe por España, los individuos de raza negra por hombres blancos heterosexuales. Si tomando en consideración todo esto y extrapolando al hombre blanco el claro radicalismo racista descrito alguien se niega a reconocer la gravísima situación que en la actualidad aflige al hombre español y no ve en el asilo político en otros países que respeten sus derechos una solución, es que o no ha entendido nada por desconocimiento o por estar determinado por una concepción ideológica que le ciega a modo de anteojeras. No es aceptable que una persona juzgue como gravísimo lo que hemos señalado si se ejerce sobre una persona de raza negra y ni siquiera lo considere si se hace lo mismo contra el hombre heterosexual blanco. Si algún “cristalito” se ha sentido ofendido tiene dos cosas que hacer: desenfadarse e ir al dermatólogo para que controle una piel tan fina.

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