Aunque los
medios de comunicación, tanto internacionales como nacionales, nos hayan
vendido lo contrario, Arabia Saudí ( la gran aliada de los E.E.U.U. que ha
apoyado y mantenido económicamente los
movimientos terroristas salafistas, sobre todo a Daesh, a la par que es origen
del islamismo más radical como es el
wahabismo, ese que sostiene la
filosofía de los terroristas islámicos que a su vez es la religión oficial de la monarquía saudita) es aliada
del Estado de Israel, y juntos llevan a cabo una misma estrategia para dominar
Oriente Próximo.
Todo lo
acontecido esta última semana en Arabia Saudí con las purgas llevadas a cabo,
como lo ocurrido en el Líbano con la renuncia de su primer ministro Saad Hariri
no pasan de ser elementos de esa estrategia que ambas naciones han puesto en
marcha.
Estos planes que buscan la consecución del
dominio de la zona, así como la supervivencia del Estado judío y la expansión de sus intereses sionistas
sólo encuentran dos posibles frenos, y estos son la república islámica de Irán
y el movimiento de resistencia libanés Hezbollá.
En la
actualidad estas son las únicas fuerzas que pueden hacerles frente con cierta
posibilidad de victoria, para conjurar esta amenaza a sus planes de expansión y
dominio, los sionistas y los sauditas pusieron en marcha a los terroristas del
ISIS, Daesh en árabe, buscando desatar la guerra en Siria para derrocar a Bashar
Al-Assad, de este modo pretendían estrangular la economía de Irán, al impedir
el paso a través de territorio sirio de un gaseoducto procedente de Irán, lo
que impediría al país persa aceder al Mediterráneo, lo que le impediría exportar su petróleo y gas.
A su vez
buscaban que ISIS desestabilizase Irak creando el Estado del Kurdistán y
acercarse al tan soñado por los jázaros Gran Israel, que ocuparía el territorio entre los
ríos Nilo y el Éufrates.
Pero las
cosas no salieron tal y como lo habían previsto, y es que por intereses
geoestratégicos la federación rusa dio su apoyo militar y económico tanto a
Irán como a Hezbollá. además, la participación de Hezbolla en los combates
contra Daesh han hecho del grupo de la resistencia libanesa un peligroso
enemigo dotado de una gran capacidad tanto defensiva como ofensiva, cuestión esta
aceptada públicamente inclusive por altos mandos del ejército israelí.
Para colmo
de males la victoria de Irán y Hezbollá sobre Daesh , ha permitido que tanto la republica islámica como la resistencia
libanesa hallan llevado sus tropas a los Altos de Golan, junto a la frontera
israelí.
Por su parte
Arabia Saudí ha visto como merced a la ayuda de Irán, las milicias hutíes de
Yemen no sólo repelen las ofensivas de la criminal guerra que los saudíes
han lanzado contra Yemen, sino que son capaces de atacar con misiles de
corto y medio alcance contra el propio territorio de la monarquía saudí.
Ante este
nuevo escenario al que se enfrentan el príncipe heredero Mohamed bin Salmad ha pretendido un acercamiento a Rusia e Irán pero continuando su alianza con Israel. Pero esto ha chocado con la postura cercana al imperio británico y a la Reserva Federal de algunos príncipes a los que ha detenido la semana pasada, en definitiva, la posición actual de Arabia Saudí es caótica pero continúa estando cerca de Israel para
combatir a Irán, Hezbollá y al chiismo en general. esto pese a la posición enfrentada de algunos príncipes que en su mayor parte han sido detenidos.
Por parte de
la corriente chií y de la inmensa mayoría de los países musulmanes se
ha generalizado un sentimiento contrario a la monarquía saudita debido a su alianza con
los israelíes y con los E.E.U.U.
Esta alianza israelosaudí quedó de manifiesto cuando la semana pasada un medio de comunicación de Israel (el canal 10 concretamente) hizo pública la
existencia de un cable diplomático enviado a los embajadores israelíes en todo
el mundo para que hiciesen todo lo posible para aumentar la presión diplomática
contra Irán y contra Hezbollá a la par que defendiesen la actuación de Arabia
Saudí contra Yemen.Dentro de esta misma estrategia, Arabia Saudí ha llegado
a decir que el Líbano, en el que la
influencia de Hezbollá es cada vez mayor, le había declarado la guerra.
Cable diplomático enviado.
El verdadero
trasfondo de todo esto, tal y como arriba hemos señalado, se encuentra en la amenaza que
perciben tanto Israel como Arabia Saudí de un Irán y una Hezbollá cada vez más
fuertes y decididos a recuperar parte de los territorios palestinos ocupados.
Pero si algo
obsesiona a Israel es la posibilidad de la unión del mundo árabe y los posibles
efectos militares para la continuidad del Estado terrorista judío, es así que
para conjurar esta posible amenaza el gobierno judío podría lleva a cabo una
guerra “preventiva” contra Irán, si esto no lo llevasen a cabo tratarían de invadir
el Líbano y combatir a Hezbollá en su propio terreno.
Si algo pone
todo esto de manifiesto es que los sionistas israelíes son capaces de cualquier
cosa, por muy salvaje que esta sea, con tal de lograr sus objetivos de control,
dominio y anexión de todos los territorios que aún no controlan.
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