La aplaudida medida adoptada por la presidenta de
El
hecho de poderse reducir de un modo tan radical 
el número de diputados sin que por ello se vea afectada, ni la
representación del pueblo madrileño ni que se merme su efectividad política,
pone a las claras  lo inútil de las
instituciones  de este tipo.
                                            
Unos
elementos inútiles, por mucho que conformen la estructura política del Estado,
que llevan aparejado un gasto suntuario y un nivel de corrupción caciquil
deberían ser inmediatamente eliminados. Y es 
que en una situación de crisis económica nacional  no podemos permitirnos mantener esa
ordenación que lleva aparejada una duplicación o triplicación de unas mismas
funciones. La economía española no 
precisaría de recorte social o laboral alguno si  el colosal dispendio que las autonomías  producen desapareciese.
Pero
no caigamos en el  pensamiento
economicista-materialista de considerar exclusivamente los problemas
económicos  que el sistema
autonómico  produce o de considerar  tan solo la crisis económica por la que
atraviesa España.
                                              
Nuestra
nación está inmersa, además de en la crisis económica, en una gravísima y
crítica problemática que pone en  grave
peligro la unidad  nacional, y de la que
el sistema autonómico es en gran parte responsable.
No
se puede mantener un sistema que lejos de ser una mera descentralización  basada en una deseable autonomía
administrativa  es un movimiento
centrífugo que a través de  la descentralización política está  proporcionando a los  
                                                
secesionistas cotas de poder absoluto a través de los cuales romper la unidad nacional. Intentan que unas regiones que que tan solo en España encuentran su sentido histórico rompan con ella.
secesionistas cotas de poder absoluto a través de los cuales romper la unidad nacional. Intentan que unas regiones que que tan solo en España encuentran su sentido histórico rompan con ella.
Las
autonomías deben desaparecer por antieconómicas pero ante todo por ser
elementos disgregadores que ponen en riesgo la unidad de España.
                                              
 La medida de Esperanza Aguirre no pasa de
ser  una cortina de  humo 
que esconde el verdadero problema que es el sistema autonómico, problema
que ningún  gobierno, incluido el actual,
no  se ha atrevido o querido abordar.




No hay comentarios:
Publicar un comentario