martes, 30 de agosto de 2011

una crisis para acabar con la soberanía


La actual crisis que  padece todo Occidente, pero que especialmente afecta a Europa, no es la crisis del capitalismo como algunos pretenden que creamos. Nos encontramos con un arma más de ese capitalismo movido por las más altas finanzas internacionales que no dejan de ser  otro  brazo  del poder  con mayúsculas. El verdadero y más profundo interés de esta crisis, que ha sido creada y mantenida artificialmente desde un principio, es  acabar con lo poco que a los estados-nación aún les resta de su soberanía.
En Europa esto resulta  tan claro que tan sólo la tiranía de lo políticamente correcto sobre los medios de divulgación, entre los  dirigentes políticos, etc puede explicar silencios tan clamorosos y análisis tan falaces.
la entrada en la Unión Europea, para lo cual  países como España hubieron de deshacerse de  una parte fundamental de su potencia económica  siguiendo las  pautas que  la CEE le exigía y cediendo con ello  parte de su soberanía al verse en la obligación de adoptar medidas que les venían impuestas si nuestro país  pretendía ingresar en el club económico europeo, antigua  CEE actual UE. Esas fueron las primeras cesiones de soberanía.
El segundo paso en  esta pérdida de soberanía   aparece con el ingreso en el área del Euro. Con este paso  las naciones pierden   de hecho y de modo completo la soberanía  sobre su economía ya que  renuncian  a la posibilidad que hasta entonces  tenían  de tomar medidas sobre los problemas económicos como a  poder adoptar la devaluación de su moneda de modo autónomo, etc.
Lo que resulta fundamental para  que la  soberanía  de los países mediterráneos  desaparezca en pos de un dominio del eje franco-alemán, es la creación de unas condiciones  que lleven a  los países  ribereños del Mediterráneo  terminen por  depender económicamente de un modo tan absoluto  que se vean avocados a la intervención de  París y Berlín   aceptando como contrapartida cualquier  orden que de ellos provenga de la UE, es decir se convierten en   colonias.
Para lograr que se llegue a esta situación de absoluta subordinación los primeros pasos se han dado ya  con las medidas de entrada a la CEE y UE, y la posterior pertenencia a la zona Euro. Pero se hace preciso el desarrollo de unos nuevos pasos que terminen por dar  el último empujón que haga caer  la soberanía  de los estados-nación  mediterráneos.
Pues bien,  la puesta en marcha de esa puntilla la encontramos en el desarrollo de la crisis económica, crisis que permitirá que se pongan  en funcionamiento medidas que de otro modo serían muy difíciles de desarrollar, medidas en fin que  permitirán arrasar con la  soberanía  de las naciones víctima.
La intervención de la UE y del BCE pasará  a considerarse  absolutamente precisa cuando la situación económica del país sea tal que no le permita hacer frente a sus pagos o deudas.
Lo triste es que  esa situación que  empuja a las intervenciones, en la actualidad puede y suele  ser creada de forma interesada, especialmente   al conseguir que las agencias de calificación de riesgo  reputen al Estado en cuestión como poco fiable a la hora de  hacer frente a sus  deudas. De este modo resultaría sumamente difícil al Estado calificado negativamente poder vender sus bonos nacionales si no es  elevando mucho  el interés de dichos bonos. Esta  elevación del interés daría lugar a que  la situación  de la economía de ese Estado  entrase  en una  cada vez más complicada  situación, a la par que  movería a una intervención del BCE comprando esos bonos para  “ayudar” a la economía de ese país. Ahora bien tal ayuda será todo menos  desinteresada, de hecho esta compra llevará  aparejada una serie de exigencias que afectarán a la soberanía  del Estado al de hecho obligarle a  llevar a cabo una política  económica y/o social que le vendría impuesta.
Todo este razonamiento hay que aplicarlo a los denominados “rescates”, igual pero a un nivel aún mayor.
En el rescate a Grecia la pérdida de soberanía ha sido tal que se le ha impuesto una política social muy restrictiva   y  se le ha exigido unas compensaciones económicas ulteriores de tal magnitud  que  han llevado al país heleno a  plantearse la venta de alguna isla de su soberanía  o  deshacerse de nada menos que del Partenon.

No hay comentarios:

Publicar un comentario