lunes, 4 de febrero de 2013

Cría cuervos y...



                                                                       


El atentado que sufrió la embajada de los Estados Unidos en Ankara el  pasado día  1 de Febrero pone de manifiesto algo que no varía por el hecho de que  el atentado, con claras trazas islamistas, haya dido finalmente reivindicado por el ala turca del Partido Revolucionario de Liberación Nacional-Frente  (PHKP-C), movimiento  político de extrema izquierda.
Lo que resulta claro y palmario es que  la forma de actuar que mantienen los países occidentales para con los grupos  terroristas  yihadistas  va a terminar  más pronto que tarde con un atentado o serie de ellos de los  cuales Occidente será  el objetivo.

Los grupos terroristas y guerrilleros salafistas participan en el juego interesado que marcan las potencias  de la OTAN y los EEUU  mientras que este juego les resulte útil para alcanzar su objetivo último, que no es otro que la creación de  un emirato islámico universal en el cual  todas las sociedades reconozcan como verdaderas las enseñanzas  del Corán sometiéndose a ellas y  en el que la única ley sea la Sharía. Para lograr esto, el primer escalón pasa por acabar con los regímenes islamistas “moderados”, traidores y apóstatas para ellos, y con los situados  en la zona de Oriente Próximo que se acerquen  a posiciones occidentales.

El doble juego que está llevando a cabo la OTAN pasa por servirse de los yihadistas cuando les interesa (como ha ocurrido en Afganistán, Libia y ahora acontece en Siria). En todos los casos antes señalados se les facilitó armamento, entrenamiento e información para contar con ellos como aliados y  de este modo acabar con regímenes que tanto  occidentales como yihadistas querían derrocar.

Pero es preciso tener en cuenta que aunque en un determinado momento los intereses puedan converger a corto o medio plazo, la realidad es que los intereses  últimos, y por tanto verdaderos, no sólo no coinciden sino que resultan   incompatibles.

En este momento se da  una situación poco menos que  grotesca. Las fuerzas con las que se enfrentan militarmente Francia y  algunos países más de la OTAN están pertrechadas, entrenadas y armadas por esos mismos con los que se enfrentan.
Las fuerzas guerrilleras que ocupan casi un 70% del territorio de Malí provienen  de Libia, eran las que  conformaron lo que se dio en llamar Ejército de Liberación Nacional Libio.

                                                                                           

  Estos yihadistas lucharon junto a mercenarios, terroristas salafistas y al lado de tropas de élite  de la OTAN. Ahora, tras ser armados y entrenados, penetran en Malí por el norte del país africano, procedentes de Libia, para conformar la fuerza que se enfrenta con los soldados franceses, y los mismos aviones que apoyaron su lucha contra Gadaffi  ahora los están bombardeando.


http://www.publico.es/internacional/392947/la-otan-presta-apoyo-logistico-a-los-rebeldes-libios

                                 
No puede resultar de recibo para los islamistas radicales ser  atacados por los que antes les apoyaban, estas alianzas de conveniencia dejarán en algún momento  de ser tales para convertirse en una abierta  enemistad, que es lo que realmente existe por mucho que los estrategas oportunistas de la OTAN  nos lo quieran presentar de otra forma.
Dándose todas estas circunstancias no es de extrañar que la semana pasada páginas web islamistas llamasen a los muyahidin a realizar atentados contra intereses  de USA, contra territorio francés y del resto de la UE.

Con estas líneas debería quedar  absolutamente claro que   los  países  occidentales no deberíamos entrar en este doble juego sino mantener una postura clara y enfrentada, al menos nunca colaboradora, con respecto a las fuerzas yihadistas. 

Parece mentira que Occidente no haya aprendido  de la historia, y más aún de la reciente, La enseñanza es clara, los islamistas radicales buscan nuestra desaparición y sometimiento, y  si  en ciertas circunstancias se prestan a colaborar  con  nuestras fuerzas  para derrocar algún régimen o mandatario es porque este les molesta por estar más próximo a Occidente que los otros.

http://sp.rian.ru/international/20130114/156146368.html




En estos momentos el régimen que está en el punto de mira de Occidente es el sirio de Bashad al Assad. Al igual que aconteció en Libia, el conflicto comenzó con unos incidentes supuestamente populares  derivados del malestar de la población. Inmediatamente este caldo de cultivo fue utilizado por las fuerzas integristas para presentarse Como el brazo armado de tal hartazgo popular.
El paso siguiente fue la realización de ataques terroristas presentados como  terrible represión  del Estado sirio. De este modo Occidente, los EEUU y la OTAN se vieron justificados ante sus opiniones públicas para entrar en acción,  proporcionando armas y entrenamiento a los yihadistas que luchan contra el régimen sirio.  Pero en este caso nos encontramos con que Turquía (miembro de la OTAN y aliado de primer orden de los EEUU)  mantiene en su territorio un alto número de yihadistas, los cuales penetran en territorio sirio para atacarlo. De ahí que para nada resultase extraño, más bien todo lo contrario, que el atentado al que hicimos referencia al principio fuese realizado por islamistas que  se veían nuevamente utilizados por la OTAN. Y es que en estos mismos momentos compañeros suyos están siendo atacados por esos mismos que les toman como aliados para servirse de ellos.

             http://actualidad.rt.com/actualidad/view/56675-rebeldes-sirios-reciben-salario-dolares-estadounidenses

http://www.nacion.com/2012-03-07/Mundo/rusia-acusa-a-libia-de-entrenar-rebeldes-sirios.aspx


                                                                                  

Nuevamente es necesario negar cualquier tipo de apoyo a los  terroristas yihadistas y  olvidar toda alianza con los  salafistas. Nuestros intereses son opuestos a los suyos, aunque en algún momento pueda parecer lo contrario.
Lo único que puede conseguirse es que  atentados golpeen suelo occidental, muy especialmente el de países de la OTAN.

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