En ocasiones
los silencios dicen mucho más que las palabras, y es que tras ellos se esconden
verdades no sólo incómodas para el sistema, sino que incluso pueden derribar
los pilares sobre los que se sostiene un sistema político oscuro y falaz como
es este que padecemos desde el 78.
Pues bien, en
este caso me voy a referir a una información
que hizo pública el tan mentado y a su vez criticado comisario
Villarejo, una información reservada de
suma importancia que viene a confirmar toda una serie de deducciones y teorías
que señalan que los criminales atentados del 11 de marzo del año 2004 no fueron otra cosa que una bandera falsa
perpetrada por servicios de inteligencia occidentales con la ayuda de los
marroquíes, versión que desde un primer momento ha sido negada y desacreditada al presentarla como una expresión
más de mentes conspiranoicas.
El mismo día
de la huelga feminista radical del 8 de marzo el citado comisario expuso algo
que muchos en parte suponíamos, señaló que los explosivos que fueron utilizados
en los atentados del 11 M salieron nada más y nada menos que de la benemérita,
en un ejercicio de simulación de atentados, y que los terroristas fueron protegidos por los servicios secretos franceses
para evitar el seguimiento que la
Guardia Civil realizaba sobre ellos
mereced a las investigaciones que sus servicios de información llevaban a cabo.
Pero el
comisario Villarejo va más allá al denunciar al entones coronel Feliz Hernando,
posteriormente ascendido a General como pago por su actuación y como forma de comprar
su silencio, como responsable de toda la operación.
El artículo
del periódico El Español da cuenta de cómo el gobierno de Rodríguez Zapatero
impidió al mismo Villarejo seguir la pista de la cabina telefónica sita en Siria desde donde fueron
instruidos los terroristas, y afirma nuevamente que fueron los servicios secretos
franceses los que de hecho lo impidieron.
El prácticamente
nulo tratamiento mediático que las graves e incendiarias afirmaciones realizadas
por el comisario Villarejo sobre el mayor atentado realizado en España, resulta
más inexplicable aún al ser además coincidentes con el decimoquinto aniversario
de tan inhumano y criminal atentado.
Cualquiera
que atienda mínimamente la actualidad y observe el tratamiento que los
distintos eventos relacionados con los “audios de Villarejo” han tenido se dará
perfecta cuenta de como casos con una transcendencia y valor infinitamente
menor al que acabamos de reseñar han tenido un tratamiento y se les ha dado una
publicidad incomparablemente mayor al del 11 M que nos ocupa.
Basta
con recordar el escándalo y los
comentarios mediáticos que produjeron informaciones
y audios referidos a Corinna, a
Cospedal, al seguimiento a
determinados banqueros o Bárcenas,
a los comentarios respecto a la homosexualidad del ministro Marlaska, o
al haber provocado el incendio del edificio
Winsor para darse cuenta de como algo
infinitamente más importante, como lo que acabamos de referir, ha pasado prácticamente desapercibido
para la opinión pública dado que su tratamiento y divulgación por parte de los medios ha sido
prácticamente nula y desde luego para nada ha sido investigada.
Todo esto pone
de manifiesto que hay una realidad verdaderamente molesta y grave que se oculta
tras los atentados del 11M, algo lo suficientemente grave y peligroso para el actual régimen y
para los que se sirven de sus chiringuitos políticos.
Se trata de
algo tan serio que podría desestabilizar las relaciones internacionales de ciertos
países de nuestro entorno.
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