En una
sociedad que supuestamente defiende la libertad del individuo, una sociedad que
llega a desarrollar e imponer una ideología como la de género que coloca la
voluntad arbitraria del individuo por encima de la realidad misma de la naturaleza,
una sociedad que desvincula la realidad sexual física de la del género, para
acto seguido mantener que ese ser puede optar libremente por el género que
considere oportuno o con aquel que se vea más identificado, para esta sociedad
pusilánime todo es aceptable.
Esta sociedad que se presenta como libre y
defensora de la libertad carece de toda posibilidad de futuro dado que sus
presupuestos van contra la más profunda e íntima realidad de ese ser humano al
que pretenciosamente dice liberar.
Pero es que
esa ideología, que no hace otra cosa que intentar adaptar la realidad natural a
sus presupuestos ideológicos en lugar de conformar su planteamiento basándose
en la realidad natural de las cosas, no es coherente con su aberrante
pensamiento y no lo es desde el momento en el que se niega a generalizar el
planteamiento en el campo sexual o de género al campo racial.
Y es que su
planteamiento ideológico mantiene la inexistencia de las razas y la desigualdad
natural de todos los seres humanos. Si
aplicasen el mismo planteamiento que hacen en la ideología de género se verían
obligados a reconocer la diferencia racial, ya que la ideología de género habla
de dos géneros, el masculino y el femenino, aunque tan solo sea para después
negar que exista diferencia superior a la voluntad individual.
Pero al
tocar, siquiera sea tangencialmente, el tema racial entraríamos en un tema tabú
para estos adalides de esta falsa libertad.
La
aplicación de un posicionamiento siquiera parecido al que plantea la ideología de
género lleva directamente a lo que para lo políticamente correcto es
inaceptable, que las razas existen y que por tanto los seres humanos somos
diferentes en función de ello, y esto es así dado que si en lo sexual hay dos
géneros distintos, aunque para ellos supuestamente intercambiables, en el tema
tabú de la raza habrían de reconocer realidades raciales distintas aunque tan
solo fuese para después presentarlas como intercambiables. Y por ahí los ideólogos
del igualitarismo antinatural no están dispuestos a pasar, no están dispuestos
a aceptar la desigualdad en los seres humanos.
Nuevamente se engañan tratando de sujetar la
realidad con la ideología en lugar de crear una ideología basada en la realidad
natural.
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