De una
sociedad vacía de moral, carente de conciencia nacional, carente de voluntad y
de espíritu de lucha, no se puede esperar que la población que la compone
mantenga una actitud mínimamente combativa cuando es atacada por el terrorismo
islamista.
En lugar de una
reacción valiente de afirmación nacional, moral y de condena aparece el
“osopeluchismo” de los minutos de silencio, de las velas, de los osos de
peluche y las rosas depositadas en el lugar del atentado.
Todo ello
pone de manifiesto que nos encontramos ante una población que se ha rendido sin
siquiera haber luchado, una gente que imbuida del pensamiento políticamente
correcto ha terminado por convertir la manifestación cobarde de los silencios,
los aplausos, las velas y los ositos en la obligada conclusión de los actos
terroristas que llevan a cabo los islamistas.
Si alguien levanta
una voz más alta que otra serás tildado de violento, si critica el peligro de
una inmigración ilegal se le tildará de racista o intolerante, y que a nadie se le
ocurra criticar la “religión de la paz” creada por Mahoma ya que entonces se
llegará a decir que en parte es responsable de los atentados puesto que esas
expresiones hacen que los islamistas se sientan atacados y eso lleva a que se
defiendan.
Y por
supuesto en boca de los políticos y de los tertulianos encontraremos mensajes
que afirman que la defensa es la democracia y que están atacándonos porque
quieren acabar con ella y con nuestra forma de vivir. Falso, atacan a Occidente
por ser residuo de la Cristiandad y atentan contra algunos musulmanes en tanto no se plieguen
al wahabismo salafista que profesan y quieren implantar.
Un punto
importante al que quiero hacer referencia es el de los minutos de silencio y el
de los aplausos.
La sociedad
amoral y descristianizada en la que vivimos olvida que el minuto de silencio
tiene su origen en el toque de oración, cuya duración equivale al tiempo que ocupa rezar un
padrenuestro. Es decir estamos ante una oración laica vaciada de significado y
convertida en una nada que después es aplaudida, o sea que se aplaude la nada.
Y que decir
de los ositos se colocan en el lugar de los atentados, son una expresión de
infantilismo movido por la incapacidad de lucha y de un incapacidad de voluntad de victoria.
En el caso
de las velas es más de lo mismo, puesto que se trata de esconder la base espiritual de una acción meramente católica.
Barcelona ha
de levantarse para orar por los asesinados, exigir medidas contra los
terroristas musulmanes y la comunidad que los esconde y pedir responsabilidades
a las autoridades que no hicieron lo necesario para impedir que los asesinos
pudiesen haber entrado con la furgoneta en una zona peatonal.
Es preciso
un rearme moral y una conciencia nacional si queremos tener una mínima
posibilidad de victoria ante los
terroristas.
EL SILENCIO, LOS APLAUSOS, LAS VELAS, LAS FLORES Y LOS OSITOS NO SIRVEN DE NADA SIN ORAR POR LOS ASESINADOS Y PELEAR POR LOS VIVOS.
EL SILENCIO, LOS APLAUSOS, LAS VELAS, LAS FLORES Y LOS OSITOS NO SIRVEN DE NADA SIN ORAR POR LOS ASESINADOS Y PELEAR POR LOS VIVOS.
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