Está a punto
de explotar en las narices de los españoles una bomba, y mientras tanto la
práctica totalidad de ellos permanece mirando pasar las nubes desde la playa,
pensando en fichajes de futbolistas, entreteniéndose con los chillidos de los
programas del corazón o “informándose” a través de los medios sometidos a lo
políticamente correcto. Todo ello sumergido en el lacrimógeno, buenista y
autoculpabilizante pensamiento actual que presenta a nuestra sociedad y raza como
culpable de los males del mundo, todo ello para que desde ese complejo de culpa
nos sintamos moralmente obligados a recibir a todo individuo que ilegalmente
entre en nuestro continente, especialmente si es de raza negra.
Parece
mentira que la población española no se dé cuenta de lo que se nos viene
encima, ¿pero que se puede esperar de mentes de esponja que han sido
emponzoñadas por el veneno de las serpientes que gobiernan el mundo desde la
sombra?
Para ser
consciente de la peligrosa realidad que nos acecha no es preciso recurrir a
sesudos análisis ni a informes de expertos, bastaría con abrir los ojos y aplicar
el sentido común, de ese modo podremos deducir que es lo que se nos viene
encima.
Pero ya se sabe que no hay peor ciego que
aquel que no quiere ver, y la ideologización buenista actual resulta ser la más
peligrosa de las anteojeras.
Los hechos
que conforman la realidad a la que nos enfrentamos son claros y la conclusión a
que estos nos llevan también lo es.
La
abrumadora crisis social, económica y de orden público que ha golpeado y golpea
los países mediterráneos del sur de Europa se ve seriamente agravada por una
inmigración ilegal que ha tomado proporciones de invasión y que ha sido
provocada estratégicamente por los de la sinagoga de Satanás, para mediante la
mezcla o la sustitución racial acabar con una raza blanca que difícilmente se
someterá a los dictados del “pueblo elegido”. Pero pese a la claridad de todo
lo que acontece los planes que Kalergi diseñó para lograr lo que hemos señalado
se acercan peligrosamente al objetivo señalado.
Lo que la
indolente población española debería tomar en consideración son las causas que
han llevado a que las rutas migratorias masivas hayan ido variando y tomando
una u otra ruta afectando más a ciertos países que a otros.
Para conocer
esta variación y sus causas nos hemos de remitir a lo que aconteció hace tan
solo unos años:
La primera
gran ruta de entrada de la masa migratoria hacia Europa fue la que penetraba en
nuestro continente a través de Grecia tras pasar por Turquía o cruzar la parte
más oriental del Mediterráneo. Una vez que se pactó con Turquía para que cerrase ese camino, que se impidió el paso
por los países del este y se hicieron más difíciles los pasos marítimos ese
camino de entrada fue sustituido por el que se dirigía a las costas italianas
desde las costas libias, pero ahora de nuevo esta entrada se ve amenazada por
dos cuestiones, una por las protestas del gobierno italiano contra las mafias,
las ONGs al amenazar con cerrarles sus puertos a las naves “humanitaristas” y
criticar la “colaboración” de las
armadas europeas. Lo único cierto es que las ayudas humanitarias de las ONGs y
de FRONTEX sólo han servido para facilitar el negocio a las mafias de los que
se sirven de incautos inmigrantes ya que los recogían en aguas del Mediterráneo
incluso cerca de las costas libias para llevarlos a las costas italianas.
Llegados a
este punto las autoridades italianas han amenazado con cerrar sus puertos y han
incautado por orden judicial un buque alemán de una ONG al servicio de Soros.
Pero no acaba ahí la cosa puesto que la marina libia ha llegado a realizar
disparos de advertencia contra un barco de una ONG, a la par que el gobierno de
Libia ha afirmado que no permitirá la actuación de los barcos de las ONGs en
sus aguas jurisdiccionales, llegando a amenazarles con abrir fuego.
Con todo
esto las mafias que tanto se sirven de las ONGs no podrán seguir con su negocio
y la ruta inmigratoria nuevamente habrá de cambiar.
Y es ahí
donde surge el gravísimo problema, nuestras costas y las fronteras de Ceuta y
Melilla recibirán todo el flujo migratorio que por cientos de miles arriban a
Europa, ya no coparán los servicios sociales y sanitarios ni provocarán
malestar laboral por la competencia desleal en Italia o Grecia, sino que será
nuestra patria la que lo padezca.
Seguramente
habrá gente que ante esta gravísima situación continuará manteniendo eso de que
hemos de ayudar humanitariamente y recibir con los brazos abiertos a los que
llegan, pero voluntariamente pasan por alto que una parte amplia de nuestros
compatriotas no tiene trabajo
, carece de ayudas sociales y que tanto ellos como
el resto de la población pueden verse afectados por nuevas enfermedades y
padecer una inseguridad tanto común, puesto que la inmensa mayoría de los que
llegan no encontrarán trabajo y han de comer, como terrorista puesto que la
inmigración es ilegal y no está sometida a control alguno.
Este es el
gravísimo problema al que la sociedad española se enfrena y ante el que el
pueblo y sus autoridades cierra los ojos.
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