Ayer lunes
23 toda la progresía, en la que sitúo desde la extrema izquierda hasta la
derecha liberal, se levantó gritando unánime en defensa del español.
No cabe
mayor hipocresía, pues todos esos que han callado y callan ante la prohibición
del uso del español en la administración, a la hora de roturar las tiendas e
incluso ante el veto de su uso en los patios de los colegios por los niños en Cataluña, han puesto el grito en el cielo cuando tras haber asumido el poder Donald Trump
desapareció, por ahora momentáneamente, de la página web oficial de la Casa
Blanca la versión en español.
Al unísono y
como si de un solo hombre se tratase se levantaron todos los políticos,
periodistas e incluso autoridades, para protestar airadamente ante tamaña afrenta.
Todos esos que callaron y callan cuando quién representa a España en el
rocambolesco Festival de Eurovisión canta en inglés en lugar de hacerlo en
nuestra lengua, ahora se rasgan las vestiduras.
Ignoraba, y perdóneseme
la ignorancia, que a todos estos que tanto vociferan les importaba tanto
lo que aparece en la página oficial de la Casa Blanca.
La ideologización de la
política, del periodismo y de las autoridades es tal que con tal de sumarse al
carro de lo políticamente correcto, que poco a poco se hace más y más grotesco,
se cae en el ridículo de no comprobar la
realidad de los hechos ni de sopesar las posibles consecuencias de las
declaraciones que realizan ministros del gobierno.
Se ha
llegado a hablar de cruzada de Trump contra todo lo español, de haber dejado
sin interlocución a cincuenta millones de hispanos o más poéticamente el
presidente de la Real Academia ha señalado que las lenguas tienden puentes y
que esto levanta muros.
Quisiera
poner de manifiesto en primer lugar que se está manipulando la información, y
con ello engañando al pueblo, puesto que cada vez que un nuevo presidente asume
el poder en Estados Unidos lo primero que hace, además de cambiar el mobiliario
y las cortinas del despacho oval es vaciar y reestructurar totalmente la página
web oficial de la Casa Blanca, y es en ese momento en el que se encuentra ahora
dicha página.
Un ministro
del gobierno liberal peposo que nos des-gobierna, con tal de sumarse a la corrección
política anti-Trump ha criticado una, aún no confirmada, decisión
administrativa interna del gobierno de otro país soberano. De esta forma
demuestran que el interés por nuestras relaciones exteriores con esta potencia no
es una prioridad, o sea que en una época de nuevas relación comerciales ponen
la ideología por encima del pan de los españoles.
Pero lo que
considero más grave es la hipocresía que muestran esos que ahora se quejan de
la supresión, momentánea por ahora, de la versión española del contenido de la
web de la casa blanca y que han guardado y guardan cobarde silencio ante la
persecución que sufre nuestra lengua en la misma España, porque no nos engañan
Cataluña es España.
Que fácil
resulta para las cobardes mentes ideologizadas por ese liberalismo que reniega
de la misma idea de patria, hacer bandera de una cuestión sin base para poder
criticar a Donald Trump por nacionalista y estar contra la globalización.
Que
sencillamente cobarde es gritar contra algo que ocurre al otro lado del océano y
callar con lo que ocurre en tu mismo país.
Que cobardía
y que traición. Para toda esta gentuza la lengua y la bandera son meros
instrumentos al servicio de su ideología apátrida.
Comparto.
ResponderEliminarGracias por tus reflexiones.
De nada, y gracias a tí por leer este blog, un saludo.
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