A la hora de
dar el debido sentido a la información que vamos a referir en esta entrada es
preciso que previamente tomemos perfecta conciencia de que nos encontramos sumidos
en una verdadera guerra, una guerra no declarada pero guerra al fin y al cabo,
un conflicto en el que la humanidad se enfrenta a un sistema que trata de
esclavizarnos totalmente y de dirigir nuestros pensamientos, nuestras acciones
y de sustituir cualquier viso de espiritualidad o de concepción patriótica por
una suerte de pensamiento mágico que sirva para consolidar esa esclavitud atea
y apátrida.
Ciertamente
que una parte nada despreciable de nuestra vida se encuentra ya sometida al
poder de este sistema internacional movido
por los grupos de poder financiero y dirigido en última instancia
por el Mal que se ha personificado en la
sinagoga de Satanás.
Pero en esta
guerra a muerte entre la Luz y la oscuridad, entre la libertad y la esclavitud,
entre la humanidad y las fuerzas que la
tratan de oprimir, se juega la existencia misma del ser humano como ente
espiritual a la par que corpóreo.
En este
titánico combate que se libra sobre el
tablero de ajedrez que es la realidad mundial tenemos la desgracia de estar
sometidos a las reglas del juego que nuestros enemigos nos han marcado, y que nos
colocan en una situación de franca desventaja para la lucha o la mera
resistencia.
Una de estas reglas que controlan y pueden llegar a paralizar nuestra acción de
resistencia y de lucha la constituye la organización financiera y monetaria que
rige nuestros destinos a través de la
economía, pues como muy bien puede verse
en la perseguida novela norteamericana de Andrew Macdonald (nombre ficticio)
“Los diarios de Turner”, toda actividad de lucha contra el sistema
precisará de cierto grado de
clandestinidad y ello sólo podrá lograrse si nos servimos de dinero en efectivo
para de ese modo poder evitar el control total que a través del dinero
electrónico se produce.
El problema
surge cuando la posibilidad del recurso
al dinero en efectivo desaparece y tan sólo a través de tarjetas y cheques se
pueden hacer transacciones comerciales, aunque sea tan solo para acceder al
propio sustento o hacerse con cualquier efecto necesario para vivir.
En los
países occidentales, excepción hecha de los EEUU, el ejercicio de la violencia
está exclusivamente en manos del Estado, en función de un supuesto acuerdo
implícito de la organización social. De esto se deriva que los individuos deben
estar, como de hecho estamos, inhabilitados para la posesión de armas, salvo en
EEUU donde el sistema también lucha por
anular ese derecho y la posibilidad de
que el individuo sea independiente de los mandaros de un estado tiránico y
esclavizador como el que se pretende instaurar a nivel planetario.
Pero
volvamos al tema que nos ocupa, un sistema económico en el que cualquier
transacción, incluso la posesión misma del dinero dependiese exclusivamente de
un movimiento monetario digital o “ de plástico” llevaría aparejado que
cualquier enfrentamiento al Sistema, aunque fuese pacífico, propagandístico o
de mera resistencia pasiva sería imposibilitado por la inmediata identificación
de los resistentes y la consiguiente anulación de su posibilidad misma de
comerciar con lo más perentorio, cuando no con la miseria debida a la anulación
del capital del sujeto con tan sólo apretar una tecla.
No sólo se
haría imposible la victoria sino la lucha misma, incluso el paso a la
clandestinidad.
Teniendo en
mente todo lo arriba señalado veremos con facilidad hasta qué punto resulta
crítica la información que paso a reseñar.
El pasado 2
de Mayo del presente año se produjo en Wall Street una reunión secreta a la que
asistieron más de un centenar de altos ejecutivos de las más importantes
instituciones financieras de los Estados Unidos. En esta reunión, una compañía
especializada en el sector dio cuenta de una tecnología que permitiría
transformar los dólares americanos en activos digitales puros, la misma
tecnología del blokchain utilizada para la creación de criptodivisas como el
bytcoin.
Se trataría
de cambiar la forma de uso del dinero en la sociedad, estaríamos ante el paso
fundamental para implementar una sociedad sin dinero físico para sustituirlo de
modo total por dinero electrónico de curso legal.
Aunque todo
esto pueda sonar a algo futurista la realidad es que en algunos países nórdicos
el dinero en efectivo prácticamente ha desaparecido habiendo sido sustituido por
el dinero electrónico. Y no es preciso salir de la propia España puesto que en
nuestra nación un alto porcentaje de las compras se hace ya mediante el uso de
tarjetas y algunos billetes de cierta cantidad se van retirando del mercado.
Para la
implantación del dinero electrónico no nos dirán que es para controlarnos e
impedir cualquier enfrentamiento con el poder totalitario que pretende
implantar el NOM. Para hacerlo recurrirán a razones-excusas como
la lucha contra la evasión de capitales, contra la financiación del
terrorismo internacional o combatir el narcotráfico.
Pero la
realidad es muy otra, aunque siempre habrá
quién crea lo que le dicen aquellos que les pisan o les sobornan.
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