A las 5:30
de la tarde de ayer domingo 1 de Mayo, cogí en la estación de Santa Justa de
Sevilla un tren con destino a Cáceres. Las medidas de seguridad para entrar en la estación, para
acceder a los andenes y para subir al tren fueron absolutamente nulas. De hecho
todos los pasajeros pudimos subir a los vagones sin que nuestros equipajes, en
mi caso una gran mochila, hubieran de pasar por ningún aparato de visión, ni
franquear revisión de ningún tipo, ¡¡y eso que se supone que estamos en un
nivel de alarma antiterrorista muy próximo al máximo!! .
Esto me llamó la atención puesto que el pasado
verano realicé el trayecto Córdoba-Sevilla también en tren, y contrariamente a
lo ayer sucedido, en aquella ocasión si nos obligaron a que todos los equipajes
pasasen por las máquinas de visión y
detección.
A esto hay que sumar que en aquel momento el
nivel de alerta antiterrorista era bastante más
bajo que el actual. La explicación que recibí al comentar la cuestión fue
que el tren Córdoba-Sevilla era un A.V.E., mientras que el Sevilla –Cáceres un modelo “normal”.
De esto deduje que los terroristas viajan sólo
en A.V.E. y exclusivamente atentan contra este tipo de trenes.
Pero como no
creo que los encargados de la seguridad y sus superiores sean tan estúpidos
como para creer semejante majadería y soy de natural desconfiado, también pensé
que dado que entre los que suelen utilizar
los servicios de los de la alta velocidad se haya una mayor proporción de profesionales
liberales que se relacionan con gran cantidad de población y a que la práctica
totalidad de los periodistas que crean opinión pública viajan de esta manera resulta fundamental que tanto
unos como otros, especialmente estos últimos, tengan sensación de fuerte amenaza
terrorista por medio de la seguridad que
se aplica por ser necesaria para defender nuestra
seguridad.
Se trata de una amenaza terrorista que
justificará el control y la paulatina reducción de libertades, al igual que ha
venido ocurriendo con la indiscriminada instalación de cámaras de vigilancia,
cámaras que curiosamente después fallan antes y durante los atentados
terroristas.
Esta misma
estrategia se llevará a que dentro de nada para que introducir la obligatoriedad
de que todos llevemos implantado un chip.
Crea el problema, la falta de seguridad
mediante atentados terroristas de falsa bandera, para después poder aplicar medidas que de otra manera la población
nunca aceptaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario