En esta
entrada me quiero referir a ese ilegal y tan perjudicial mercado que es el que
se lleva a cabo a través de los denominados manteros.
Me centro en
este tema, que para la inmensa mayoría de los que leen este blog supongo que
está meridianamente claro. Y me refiero a él debido a que ayer fui testigo de algo que me produjo una especie de
“chispazo” que de momento me hizo ser mucho más consciente de la gravedad de una realidad que conocía y sobre la que tenía ya formada una
clara opinión.
Paso a
explicarme, este fin de semana se celebra en la ciudad en la que vivo un
festival musical, el Womad, que congrega a millares de jóvenes y que atrae a
centenares de manteros y de pequeños
tenderetes de venta. La práctica totalidad de los que se dedican a este tipo de
venta son ilegales que además no pagan
impuesto alguno por desarrollar este tipo de comercio.
Pues bien, cuando transitaba por una
avenida me encontré con una visión que
me llamó mucho la atención, era la de un mantero que vendía zapatillas de deporte frente a una modesta
zapatería, esa visión de modo inmediato me trajo a la cabeza la imagen de esa
pequeña tienda cerrada y sus dependientes condenados al desempleo.
Continué
andando y me encontré con manteros vendiendo las típicas copias de música,
falsificaciones de películas, etc. Más adelante también encontré pequeños, y no
tan pequeños, tenderetes que vendían fundas de móvil, ropa,complementos, abalorios, etc. En
ese momento me puse a pensar en hasta qué punto todas esas ventas ilegales que hacen
competencia desleal no impedían que el pequeño comercio pudiese obtener
ingresos con los que hacer frente a los impuestos que han de pagar tanto al
ayuntamiento como a la hacienda pública, poder pagar el alquiler del local, los
sueldos de sus empleados, etc. y obtener algún beneficio.
También me
vino a la cabeza la imagen, cada vez más común, de calles con tiendas que han cerrado y la
consiguiente condena al desempleo de tantos trabajadores, con la condena a la pobreza de sus familias.
Nuestras
autoridades no dejan de repetir de manera machacona que una causa importante de
que la crisis continúe afectando a la economía nacional y provoque la altísima tasa de desempleo se
encuentra en parte en la economía sumergida.
Siendo esto
cierto, lo que no es de recibo es que las autoridades toleren e incluso defiendan la venta ilegal realizada por los
manteros o los pequeños tenderetes.
Algunos de
nuestros compatriotas justifican la presencia en nuestras calles de este ilegal
comercio señalando que los que realizan este tipo de actividad ilegal no tienen
otra forma de ganarse la vida, otros en que no hacen daño a nadie.
Una gran parte llegan a exigir empatía
diciendo eso de: “si tu estuvieses en su situación seguro que te gustaría que te
permitiesen hacerlo”. En definitiva, la
inmensa mayoría se someten a una mal
entendida caridad, sus mentes estás ofuscadas por el buenísmo
irracional y acrítico de lo políticamente correcto.
A todos los
que desde esas posiciones toleran y defienden la actividad de manteros y vendedores
que comercian de manera ilegal habría que decirles que las razones que aducen
no tienen base alguna, ya que como
ilegales que son pueden hacer dos cosas, una es legalizar su situación en
España y la otra irse de ella.
La problemática humana no es razón para obviar el cumplimiento de la legislación que se aplica en el territorio de la nación de acogida.
Aunque para algunos pueda sonar extremo, la cuestión es muy sencilla, o te sometes a la legislación que rige en España o te vas de ella, nadie te ha llamado ni tampoco te obliga a permanecer en nuestro territorio.
Aunque para algunos pueda sonar extremo, la cuestión es muy sencilla, o te sometes a la legislación que rige en España o te vas de ella, nadie te ha llamado ni tampoco te obliga a permanecer en nuestro territorio.
La
afirmación de que no hacen daño a nadie, o no ha sido razonada o directamente es
malintencionada, puesto que un mínimo de razonamiento sobre la cuestión pone de
manifiesto el daño que este tipo de
competencia desleal produce en el comercio medio y minorista.
Los manteros y los pequeños tenderetes siempre
podrán ofertar los artículos que venden a un precio muchísimo más bajo que el
ofrecido por los negocios legales pues estos últimos han de pagar impuestos, cobrar el
IVA, pagar a hacienda el IRPF, etc. Todo esto dará lugar a que muchos negocios
al no poder competir y perder ventas se vean en la obligación de cerrar y
despedir a los empleados. Esto llevará a muchos sujetos al paro y familias a la
pobreza.
Los que
recurren a exigir que nos pongamos en su lugar sólo deberían tener en cuenta el
desempleo y la pobreza que pueden sufrir a causa de la legalidad aquellos que
si se someten a la ley.
Por último
señalar que a todos nos duele el sufrimiento y la necesidad de nuestro prójimo,
pero hemos de ver que el recurso a la ilegalidad, y más cuando este causa
problemas a otros, no tiene justificación. España atraviesa una situación
económica y laboral que no permite proteger plenamente a todos los españoles,
hasta que no pueda conseguirse ello y que todos los españoles dispongan de empleo y puedan vivir con dignidad, los foráneos han de ocupar un lugar secundario en el aspecto económico-laboral. Y desde luego no se puede permitir ningún tipo de actividad que ponga en peligro el empleo y la vida digna de los nacionales.
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