Parece
que Europa necesitase de las revelaciones de un Snowden para saber que existe la NSA (National Security Agency) y que se dedica a
espiar para recolectar información pues la información es poder.
Y
que con los medios tecnológicos que
posee y el presupuesto con el que está dotada tiene capacidad de sobra para interceptar cualquier
comunicación y que de hecho lo lleva
haciendo décadas.
Así
mismo resulta como si las potencias europeas hubiesen olvidado que hace apenas
nueve años hubo un serio enfrentamiento
entre el eje Franco-alemán y los Estados Unidos en razón del espionaje industrial que este
último realizaba utilizando el sistema Echelon. Pero por alguna razón las
declaraciones de una “garganta profunda”
señalando que la Agencia de
Seguridad Nacional (NSA) ha espiado las comunicaciones en naciones europeas han movilizado a políticos
y periodistas que se muestran escandalizados y atacados por una realidad de la
que eran más que conscientes desde hace bastantes años.
A
lo que realmente estamos asistiendo no es sino a una repetición de lo que hemos
señalado que ocurrió hace casi una
década, sólo que ahora se nos lo presenta como un escandaloso ataque a la
privacidad del individuo por parte de los que defienden más la seguridad que la
libertad cuando lo que verdaderamente se
está dilucidando es algo mucho más prosaico, lo económico.
Hace ocho años lo que paso fue que Francia y Alemania se quejaron
de una manera seria y contundente ante Estados Unidos puesto que este último
estaba utilizando la necesidad de optimizar los niveles de seguridad para
combatir el terrorismo tras el atentado
del 11 S como pretexto para, sirviéndose fundamentalmente del sistema Echelon,
realizar espionaje industrial.
El
malestar, las protestas y quejas diplomáticas fueron grandes no tanto por el hecho de que se
pasase por encima del secreto de las comunicaciones o se
estuviese violando la intimidad de las personas cuanto por el daño que los servicios de espionaje hacían a
sectores fundamentales y
sumamente influyentes de los países a los
que nos hemos referido. Esos daños afectaban primordialmente a la
industria automovilística alemana y a la
aeronáutica francesa.
El
actual tema del espionaje hace referencia nuevamente al espionaje industrial,
puesto que dominando la economía los Estados Unidos detentan el poder político
y pueden dominar a uno de sus mayores competidores que en la actualidad tienen,
la Unión Europea.
Y
es que otras potencias que le están haciendo sombra en estos momentos críticos
para la economía de los EEUU no pueden ser objeto de las actividades de la NSA,
el ejemplo más claro es lo que ocurre con China, un país emergente que se ha
convertido en un gigante que tiene
comprada la práctica totalidad de la deuda USA (deuda que es similar a un 20% del PIB mundial). China,
además de su potencial económico y militar ha desarrollado una tecnología lo
suficientemente avanzada como para interferir electrónicamente los sistemas
informáticos y de comunicación de la practica totalidad de los organismos federales norteamericanos,
como lo han demostrado al entrar y modificar documentos e informaciones del
FBI, de la CIA y del mismo Congreso de ese país. O sea que no es un país al que
convenga molestar.
Si
hacemos referencia a Gran Bretaña, en primer lugar señalar que son sus primos
en lo político y hermanos en sus intereses globales para crear el Nuevo Orden
Mundial que ambos persiguen, de hecho en
el Reino Unido se encuentra una estación de Echelon, concretamente en Menwith
Hill.
Nuestro
país es una comparsa de los Estados Unidos, que por un lado es espiado y por otro transmite información a la NSA a
través del CNI (Centro Nacional de Inteligencia).
Es
espiado puesto que son muchos los datos sobre España que Washington, según Le
Monde y el Mundo, ha obtenido, no
olvidar que las Agencias de Inteligencia norteamericanos( CIA y
NSA) pusieron al servicio de España para la lucha contra el terrorismo
etarra su tecnología de control de comunicaciones y rastreo de llamadas, etc. Y
a este nivel nada se da sin contrapartida.
Una
de estas contrapartidas sería el acceso al ramal cercano a nuestras costas de la línea de comunicación que va desde
Miami a Medio Oriente, otra facilitar información sobre el Sagel y el Magreb, que están muy controlados por nuestro servicio de información, y permitir que desde nuestro territorio funcione el sistema Echelon. Nos encontramos con que ciertamente España
no tiene ningún sector industrial que
pueda hacer sombra ni de lejos a la industria norteamericana, pero lo que si
tiene es un ascendiente sobre los países iberoamericanos a la hora de que estos
países nos concedan licencias de explotación de nuevos yacimientos petrolíferos o de gas, siendo
esto así lo que ocurre es que el espionaje de la NSA ha llevado en numerosas
ocasiones a que cuando las empresas españolas han acudido con la ventaja que su relación con los
pueblos hispanos le otorga se encontrasen con que
empresas de EEUU se habían presentado anteriormente haciéndose con los
contratos, todo ello sin que los países
hispanoamericanos ni las empresas españolas hubiesen comunicado a otras
naciones o empresas el nuevo yacimiento.
Por
otro lado el gobierno de Rodriguez Zapatero permitió que desde España
funcionase también el sistema Echelón, aún contrariando lo que decía el TUE
(Tratado de la Unión Europea), precisamente en los momentos de enfrentamiento
diplomático del eje Franco-Alemán y los EEUU.
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