Por
mucho que se nos trate de convencer de que existen razones que justificarían
las vergonzosas e indignas medidas que en las últimas semanas ha tomado el
gobierno, ninguna de las razones que se puedan argumentar puede excusar al ejecutivo de Rajoy, el cual ha cometido
traición a toda la sangre que ha sido derramada
a manos de los terroristas de ETA, a los familiares de los asesinados,
amén de la traición a la misma Unidad Nacional.
La
explicación más esgrimida por los defensores del gobierno popular y de la
actuación que este ha llevado a cabo, y que en un principio puede parecer incluso verosímil, se basa por un
lado en el hecho de que cuando Rajoy
llego al gobierno se encontró con que
estaba en marcha un proceso de paz-rendición iniciado por Zapatero que
había llevado a que la banda terrorista ETA dejase de asesinar y cometer
atentados, y por otro con que si el gobierno
dejaba de cumplir las condiciones que se habían estipulado como pasos de
la hoja de ruta del “proceso de paz” lo más seguro es que los terroristas
reanudasen su carrera de muerte.
Ante
esta tesitura el gobierno habría optado
por el mal menor que sería, siempre según ellos, continuar con las cesiones y medidas que el llamado proceso
de paz exigía para de esta manera evitar
nuevos asesinatos.
Pero
la cuestión no es tan sencilla como en un primer momento pudiera parecer, ya
que un Estado no puede plegarse al chantaje de un grupo que amenaza con
asesinar si no se les conceden determinadas cuestiones.
Cuando
se cede a un chantaje se inicia un camino que se sabe como comienza pero nuca
como termina, y esto es así ya que con la cesión se está trasladando a los chantajistas el mensaje de
que por el camino de la extorsión podrán
conseguir nuevos objetivos, Y en este caso no se puede pasar por alto que se
está cediendo ante un grupo terrorista secesionista. y debido a su propia
esencia jamás dejará de lado sus aspiraciones independentistas, de modo que las
excarcelaciones y el permitir su presencia en las instituciones parlamentarias
no son fines en si mismos sino pasos para lograr la secesión de las
Vascongadas.
Por
otro lado no es cierto que nada obligue al nuevo ejecutivo a continuar la hoja de ruta del “plan de paz”
que estableció el gobierno Zapatero. Todo se reduce a tener un claro orden de
prioridades que dirija los actos del gobierno.
Si
las prioridades que dirigen los actos son el rédito electoral y la paz
entendida como ausencia de atentados y
muertes entonces la actitud de Rajoy es comprensible.
Pero
si los principios rectores de los gobernantes fuesen la salvaguarda de la Unidad Nacional, la Paz entendida como la supremacía de la Justicia y el reinado de
la legalidad sobre la voluntad de los delincuentes entonces las medidas tomadas
por el gobierno no se entenderían.
En
cualquiera de ambos casos sólo hay una palabra que defina la su conducta: TRAICIÓN.
Muchos
objetarán que no ha habido cesión alguna y que por tanto no se ha continuado
con la hoja de ruta del “plan de paz” que el infame Zapatero puso en marcha, lo
que ocurre es que los hechos son inapelables y están ahí para demostrar la
realidad de las cosas.
-Bildu
está presente en el Congreso de los Diputados y
no se ha instado a su ilegalización
aún contando el gobierno con información suficiente procedente de las
Fuerzas de Seguridad y con una resolución del Tribunal de Derechos
Humanos de Estrasburgo que instó a la ilegalización de Herri Batasuna, de la
que Bildu es continuadora.
-El
terrorista Bolinaga recibió del gobierno
el tercer grado, sin la cual no podría haber sido excarcelado.
-La
actitud ante el fallo, que no sentencia, del Tribunal de derechos humanos de
Estrasburgo se puede calificar como
mínimo de tibio, ya que ni fue recurrido ni se hizo nada por intentar no
aplicarlo o como mínimo demorar todo lo
posible su aplicación, contrariamente no se realizó comentario negativo contra
el falló, no se amenazó con retirarse del Consejo de Europa y por el contrario el Tribunal supremo se reunió de modo
inmediato y a las 24 horas puso en libertad a una terrorista responsable de 24
asesinatos.
No
hay excusas, el gobierno es culpable de colaboración con el proceso de
rendición ante ETA y de poner en peligro la Unidad Nacional.
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