La decisión
que el Magistrado Juez del Juzgado de
Instrucción número 3 de Palma, Sr. D.
José Castro ha tomado de imputar
a la Infanta Dña. Cristina de Borbón,
citándola para que acuda a declarar al señalado juzgado en calidad de imputada
el 27 de Abril a las 10 horas ha
levantado un gran revuelo mediático, amén
de todo ello ha suscitado el interés de la población.
No han sido
pocas las “explicaciones”, más bien teorías, que pretenden explicar la razón de la antes
citada decisión.
Lo que en
esta entrada se aporta es ciertamente
una teoría más, una opinión o análisis personal que considero el que más
se acerca a lo que se encuentra detrás de la decisión judicial que tanta expectación ha levantado.
Todo esto
orbita en torno a la figura del marido de la Infanta
Dña. Cristina de Borbón, D. Iñaki Urdangarín, y se
concreta en el caso del Instituto Nóos
que aparece como continuación del denominado cso
“Palma Arena”.
Nadie pone
en cuestión que lo que ha sido decisivo y ha resultado fundamental para que se halla tomado la decisión de imputar a la infanta sean los correos
que el socio del marido de la infanta ha ido presentando
al juez, y de los que la prensa puntualmente se ha hecho eco.
Pero para
entender todo esto es preciso señalar
que el socio de Iñaki Urdangarín Diego Torres se ha encontrado con que su mujer, Ana María
Tejeiro, ha sido imputada desde un primer momento mientras que la esposa
de Urdangarín, la infanta Cristina se iba de rositas.
o lo era.
El juez
encargado del caso consideró a la esposa
de Diego Torres como socia colaboradora
en las estafas de la sociedad “sin ánimo de lucro”, mientras que no consideraba
a la Infanta
del mismo modo pese a que su persona y el formar parte de la familia real
sirvió para conseguir numerosos acuerdos.
El socio,
Diego Torres, se vio lógicamente afrentado por el distinto trato que recibía su
esposa. Y dolido por la situación procesal en la que se encontraba esta pasó a la acción para de este modo lograr que la
esposa de su socio, la infanta
Cristina fuese igualmente imputada.
Es en este momento en el cual comienza
a hacer público a través de su abogado defensor D. Manuel González
Peeters una serie de correos electrónicos
entre ambos socios, correos que ponen de manifiesto la posible implicación, en mayor o menor grado, de la
infanta e incluso del mismo
monarca.
Lo que los
correos ponían de manifieto era la gran
confianza y camaradería que entre ambos socios existía, y esto es importante
para lo que más adelante se va a señalar.
Por todo el
público es conocida la chabacanería que
Urdangarín mostraba en los correos que dirigía a su socio Diego Torres: mandaba fotos de mujeres
desnudas, contaba chistes soeces y muy conocido es su
“el duque en Palma…. Do.
A pesar de
todo los correos que presentó el socio
de Urdangarín y su abogado, el juez
Castro consideró que no había razón alguna para
imputar a la Infanta ,
pero algo debe haber cambiado cuando el juez
ha tomado una posición contraria a todo lo que durante meses había mantenido, una cuestión importante debe
haber surgido o unas presiones han actuado cuando este juez toma una medida tan
controvertida, sin contar con la fiscalía y
dando en su escrito unas bases judiciales fácilmente rebatibles cuando la fiscalía recurriese la imputación.
alía judicialmente.
Desde mi
punto de vista, la decisión tomada por el juez Castro ha tenido por finalidad poner freno al
goteo de correos y mensajes que el socio
de Urdangarín y su defensa iban haciendo públicos. Sobre todo ante la posibilidad de que en ellos se presentasen comentarios referidos a posibles infidelidades del Duque de Palma.
El
conocimiento de tales infidelidades podría llevar, tanto por presión institucional como por despecho de la tan
enamorada Infanta, a la separación o al
divorcio de la pareja.
La posible separación no tendría mayor importancia si no
fuese por que varios factores darían
lugar a consecuencias nada deseadas para la continuidad del “chiringuito” que
desde el 78 conforma el actual régimen juancarlista.
Si el
divorcio o separación tuviese lugar muy
seguramente vendría seguido de un
“cisma” dentro de la Familia Real.
Esta
suposición no lo es tanto puesto que algunas actitudes de los señalados
vendrían a corroborar lo que se ha apuntado.
Una vez que
el escándalo Nóos ya había saltado al conocimiento de la opinión pública, y cuando Ikañi Urdangarín aparecía ante los ojos de
esta como un estafador que se servía de
su relación familiar con la corona para
hacerse con contratas y de este modo con inmensa cantidades de dinero En ese momento el monarca había recomendado al duque de Palma que la Infanta y él dejasen las
actividades que realizaban y pusiesen tierra de por medio, recordar que trasladaron su
residencia a los Estados Unidos, la reina Dña. Sofía fue a visitarlos y no dudó en salir fotografiada con ellos en
las revistas nacionales e internacionales. Todo esto lo hizo muy a pesar del malestar
que levantó tal acción en el rey Juan Carlos y en el Príncipe Felipe, el cual
veía que testo no hacía otra cosa que poner en peligro su futura ascensión a la
sucesión en el trono.
Y aquí
estaría la escisión: Rey, Príncipe, Princesa por un lado, mientras
que por otro estarían la Reina, las dos infantas y Urdangarín como marido de una de ellas.
No hemos de
pasar por alto que la reina Sofía se
encontraría en ese momento frente a la
disyuntiva de optar entre su hija la infanta, y su marido, o bien inclinarse por
lo mejor para la continuidad de la monarquía, lo cual llevaría aparejado dejar de lado a su hija para seguir al monarca, un marido que en no pocas ocasiones ha protagonizado escándalos que la han hecho aparecer como víctima de infidelidades ( Sanbasilio, B.Rey,
etc.) y más recientemente el no
aclarado caso de la “Princesa” Corina.
Es así que
resulta sumamente compresible la imputación de la Infanta para frenar la
aparición de nuevos correos, ya que
Diego Torres vería que tanto su mujer como la Infanta son tratadas de
igual manera.
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