Son
demasiadas las cosas que no cuadran, o que cuadran demasiado, en este
asunto de Urdngarín y
Qatar.
Lo primero
que llama la atención, y que da lugar a todo tipo de habladurías, es que un
sujeto que está sometido a un proceso judicial del que pudiera derivarse una
condena, no precisamente pequeña, con posible ingreso en prisión, pueda
plantear públicamente su salida del
territorio nacional para irse a trabajar
a un país con el que para colmo España no tiene tratado de extradición que
permitiera en su momento conseguir su
regreso para que cumpliese la condena que se le impusiese.
Si no fuera
porque es parte de la triste realidad todo esto sería para tomarlo como el
guión estrambótico de una película alocada.
La justicia,
que se nos quiere hacer creer que es independiente, en ocasiones más que ciega
parece cegada por la presiones de
instancias superiores, ya sean estas políticas o institucionales. De ninguna
otra manera puede entenderse que la
solicitud de la acusación
particular ejercida por Manos
Limpias solicitando que como medida cautelar se retire al enjuiciado Iñaki Urdangarín el pasaporte para
impedirle que salga de España haya
sido desestimada.
La
fiscalía, órgano con funcionamiento jerárquico que en última instancia depende
de las indicaciones del Gobierno de turno, no se plantea la aplicación de
medidas cautelares por considerar que no
existe riesgo de que el sujeto se sustraiga a la acción de la justicia, muy
bien por la visión de estos fiscales. Resulta difícil para cualquier lego en materia relacionada con la justicia no deducir
que el hecho de que una persona
enjuiciada que se plantea irse a
trabajar a un país con el que no se tiene convenio de extradición no es
bastante arriesgado, por decir poco.
A cualquier
observador le viene claramente a la cabeza que esto ocurre “por ser vos quién sois”, en cualquier otro
caso esto sería absolutamente inverosímil.
Dicen que
el pasado nunca deja de ser presente, pero en este caso resulta más cierto si cabe:
Cuando los servicios de información de la Casa del Rey informaron al
monarca de que el marido de su hija Cristina estaba desarrollando a través de
la sociedad “sin ánimo de lucro” Nóos actividades ilegales, lejos de informar a los órganos judiciales
oportunos de tales hechos se puso
en contacto con su hija y su yerno para
decirles que dejasen tal actividad e indicarles que pusiesen tierra de por
medio.
Fue en ese
momento que la Infanta
e Iñaki Undargarín situaron su residencia en los Estados Unidos.
Con este
precedente resultan absolutamente
justificadas las sospechas y “maledicencias” que puedan darse.
Que cada
cual de los siguientes datos obtenga las conclusiones que juzgue más lógicas, pero desde luego considero que algunas de ellas están en la
mente de todos.
En primer
lugar se ha de tener en cuenta que el
emirato de Qatar es una de las naciones más
ricas del mundo, de modo que para todos los jugadores y entrenadores de
balonmano están a su alcance. Y desde
luego una nación conducida por un régimen musulmán que ha firmado dos convenios multilaterales
con la ONU con el
objeto de combatir la corrupción es
sumamente extraño que ponga como segundo entrenador de su equipo nacional de
balonmano a una persona juzgada, y que muy probablemente será condenada
precisamente por corrupción y estafa.
Por otro
lado hay que considerar la proverbial
amistad que mantiene Juan Carlos
I con los monarcas musulmanes en
general y árabes muy en particular. Parece por ello sumamente difícil, por no
decir imposible, que las autoridades de Qatar permitiesen que una persona juzgada en España entre otras
cosas por utilizar su cercana relación con la Familia Real para lograr
dinero, ocupase cargo alguno en su
selección nacional ni en la administración
siquiera.
A menos
claro que fuese el mismo monarca el que
lo solicitase. ¿un nuevo poner tierra por medio?.
Ha sido
sumamente aireado por los medios de comunicación el grado tan alto de
enamoramiento que tiene la Infanta hacia su marido.
No resultaría extraño por tanto que esta
hubiese solicitado a su padre alguna gestión para que su querido marido se pudiese librar de un encarcelamiento
bastante más que posible.
Se nos dice
también que la Infanta no tiene intención
de acompañar a su marido a Qatar, ahora
bien, siempre se añade la apostilla de “por ahora”, y es que resulta difícil
creer que se retire el pasaporte a la Infanta cuando con todas
las razones conocidas no se le ha
retenido a Urdangarín. En este sentido
tampoco resulta una deducción arriesgada
suponer que la Infanta opte por acompañar a su marido cuando este
se encuentre instalado y tabajando en Qatar.
Pero bueno,
no hay problema: aquí todos somos iguales, es ironía claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario