El
hecho de que la reina Sofía no asista por indicación del ejecutivo a las
celebraciones de la reina Isabel II al cumplir el 50 aniversario de
haber accedido al trono británico ha sacado a la palestra un tema que
nunca debería haber dejado de estar en el foco de atención de todos los
españoles y especialmente de nuestros
gobernantes.
La
causa próxima de esta actitud del gobierno de España y el correspondiente gesto
de la reina tienen su origen en las
acciones coactivas de las fuerzas de la Peña impidiendo a los
pescadores de la Linea
faenar en aguas próximas
a la colonia que son de soberanía española, tal y como indica el
mismo Tratado de Utrech que
lamentablemente firmó el primer Borbón
Felipe V.
Todo
lo relacionado con esa espina y vergüenza
que España tiene clavada que es la ocupación Británica de ese pedazo de
terreno español debiera ser un punto central y casi obsesivo de nuestra
política exterior, sin necesidad que se diesen circunstancias especiales como las arriba reseñadas.
Los
ocupantes británicos, a lo largo de estos siglos se han ido apropiando de
nuevos terrenos pertenecientes a nuestro territorio, unas veces aprovechándose
de nuestra humanidad como cuando nos solicitaron y se les concedió permiso durante una epidemia que asoló la colonia para levantar unos barracones a modo de
hospital en la legua de terreno sita en
territorio entonces no invadido por los británicos y que finalmente también
ocuparon, o cuando construyeron las pistas de aterrizaje de su aeropuerto en
territorio español según las condiciones estipuladas en el Tratado de Utrech, o
ahora ampliando artificialmente las aguas jurisdiccionales tampoco cedidas en el Tratado, al robar terreno al mar aumentando de este modo el territorio de la colonia, y de esto modo conseguir más territorio y poder así extender sus ilegales aguas territoriales. La tierra que utilizan para ese relleno que le sirve para aumentar su territorio es llevada al Peñón en camiones que entran procedentes de la península, y nosotros lo permitimos.
La
actitud británica ha sido durante todo estos siglos de continua mala voluntad y de menosprecio constante.
A
pesar de ello y de que los
Hijos de la Gran Bretaña
son los responsables del oprobio que es mantener en nuestro suelo la única
colonia existente en Europa nos hemos
convertidos en asociados suyos al habernos
integrado en organizaciones a las
que pertenecían.
Asociaciones
como la Unión Europea.
La O.T .A.N. sin haber
exigido previamente que el
territorio de la colonia fuese
reintegrado al territorio español tal como en su momento indicó una
resolución de la ONU.
Nos
encontramos con que el Peñón, como no
podía ser de otro modo al ser una
zona bajo autoridad británica, se ha convertido en una
cueva de piratas modernos: un paraíso fiscal en el que se blanquea dinero
procedente de todo tipo de actividades y un lugar punto fundamental en el
tráfico de drogas.
Pero
pareciera que el hecho de que una potencia extranjera ocupe una parte de nuestro territorio no importase a nadie, y es que en caso contrario
la actitud de la población española y de aquellos que nos gobiernan sería muy
distinta a la indolencia que ambos muestran respecto del tema.
Una
gran parte de la población y una no menor parte de los políticos, desde su
ausencia de conciencia nacional no siente como agresión o como problema la
ocupación del Peñón por parte de los Hijos de la Gran Bretaña. Otros si se
oponen a la presencia del estatus colonial e incluso pueden sentirse molestos
por ello, ahora bien eso no se pasa de
ser una sensación que se concrete
en actitudes o en petición de
actuaciones concretas, y esto es así ya que han caído en un fatalismo
paralizante derivado de pensar que
cualquier actitud o acción será
inútil.
Lo
que deriva de ausencia de conciencia
nacional en una gran parte de nuestros compatriotas es difícilmente
solucionable puesto que las ideas generales que se presentan a través de los
medios de comunicación, de lo políticamente correcto y en general del
pensamiento imperante va contra ello y
por tanto contra el sentimiento de soberanía nacional referido a la ocupación
de una parte de nuestro territorio. A esto hay que sumar la ridícula asociación entre el ¡Gibraltar Español! y el
régimen franquista, consecuencia de esto es
que tanto una derecha acomplejada y una izquierda resentida rechazan tomar una
postura claramente nacional en este tema.
Otra
cuestión muy distinta es hacer frente al señalado fatalismo y paralización
que deriva de creer que no existe
posibilidad de acabar con la
situación colonial y poder recuperar la integridad territorial
reintegrando Gibraltar.
Digo
que este segundo caso es muy distinto, y fácil de enfrentar dado que a poco que
se conozcan algunas cuestiones el paralizante efecto del fatalismo
desaparecerá.
Las
cuestiones que han de ser tenidas en cuenta son:
-La
ubicación del Peñón implica que todo los
suministros que precisa, el turismo o cualquier otro tipo de acceso a la
colonia deben llegar tras un largo viaje
marítimo pasando la costa portuguesa a
menos que pueda utilizar el espacio aéreo, las aguas jurisdiccionales o el territorio español, si España lo permitiese claro.
-En
segundo lugar hay que señalar que la población, el comercio y los negocios de
la colonia los recibe del exterior ( absolutamente todo aquello que les permite sobrevivir). Y esto es así ya que
carece de cualquier tipo de agricultura, ganadería o industria que pueda cubrir
mínimamente esas necesidades.
Las
únicas fuentes de ingresos con que cuenta la
colonia británica son tres: turismo, comercio, contrabando y el
funcionamiento como paraíso fiscal.
Si
verdaderamente se quisiese poner fin a
la usurpación que los Hijos de la Gran
Bretaña mantienen sobre esa parte de nuestro territorio
habría que actuar impidiendo, o al menos haciendo que a los británicos les
resultase excesivamente costoso el mantenimiento de esa colonia, para ello es preciso
cerrar nuevamente la verja (que por otra parte levantaron ellos).
Al
cerrar la verja el turismo
desaparecería puesto que la práctica
totalidad entra a través de ella entra a través de España o procede de ella, el aprovisionamiento de
los habitantes de la colonia
significaría un tremendo gasto
para el Reino Unido, lo cual les haría replantearse su posesión.
Y
por último el gobierno español
debería actuar sobre instancias europeas como la Unión Europea , la Organización del
Tratado del Atlantico Norte o ante el
Tribunal Europeo para protestar por la
ocupación colonial de parte de nuestro territorio. Del mismo modo habría de
recurrir ante la
Organización de las Naciones Unidas exigiendo la
descolonización y su reintegro a España,
no olvidemos que la O.N .U.
ya nos dio en su momento la razón y
ahora sería exigir la descolonización.
Pero ahora habría que sumar la condición de paraíso fiscal y de punto fundamental en el tráfico de drogas.
España
no puede continuar en las mismas organizaciones si la Gran Bretaña continúa con la
ocupación de parte de nuestro territorio y
el gobierno debería amenazar con abandonarlas mientras continúe tal
situación.
¡¡¡Gibraltar Español!!!´
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