Las
exigencias de ajustes presupuestarios
que parten de la Unión Europea
determinan la política económica y los Presupuestos Generales del Estado. Es
así que las medidas que el gobierno español
adopta no son otra cosa que
obediencia a lo que el eje franco-alemán ordena.
Si
aquellos que nos gobiernan tuviesen como primordial objetivo nuestro bienestar
y la independencia económica de nuestra nación no cederían de un modo tan
palmario a las presiones que lleva a
cabo la
U.E. Y
es que seguir el camino que nos
marcan nos lleva a una catástrofe de
modo irremediable. El déficit público que se nos exige cumplir no ha de superar
una tasa superior al 5.3%, se nos amenaza con que en caso contrario la Unión Europea y los mercados
nos aplicarán sanciones.
El
ahorro que se estima que ha de ser aplicado en los Presupuestos Generales del
Estado deberá alcanzar los 16000 millones de euros si se quiere llegar al 5.3%
que pide-exige Europa.
A
estos 16000 millones han de añadirse 14000 millones más que España debe abonar
al F.M.I. para reforzar el fondo financiero y combatir la crisis de deuda
existente.
Es
así que el recorte en los Presupuesto sería aproximadamente de 30800 millones
de euros más lo que rebase el 6% del déficit público.
El
ahorro preciso sería d unos 70000 millones de euros, y esto cuando en el año
2011 no se pudieron cubrir las necesidades básicas con los 200000 millones presupuestados para
ese año.
En
todo este 2012 nuestra riqueza descenderá hasta un 0.5 del P.I.B., con lo que
resultará absolutamente que cuadren las cuentas para lograr los objetivos
marcados.
Para
que cuadrasen se han de desarrollar una
serie de medidas presupuestarias
sumamente restrictivas que recortarían las prestaciones de todo tipo y
que agravarían la ya de por sí grave situación por la que atraviesa la
ciudadanía: altos impuestos, bajos sueldos, elevados precios y un desempleo
altísimo que supera el 20%.
A
todo esto se ha añadido la reforma laboral que ha terminado con la protección laboral añadiendo a los que tienen
la suerte de contar con un empleo el temor del despido.
El
gobierno del Partido Popular defiende la necesidad de que la banca, el sistema
financiero, sufra una reestructuración, en otras palabras saneados los bancos
mediante inyecciones de dinero.
Esta
reestructuración estaría avalada por un
préstamo del Fondo Europeo de Estabilización Financiera, con una cantidad en
torno a los 40 mil millones de euros para de esta manera poder sanear la mayor
parte de los activos inmobiliarios (estos activos inmoviliarios son el fruto de
unas inversiones que finalmente resultaron fallidas dada la ruptura del boom
inmobiliario, pero que en una parte no
pequeña son fruto de desahucios).
Es
decir, que el ahorro en los Presupuestos Generales del Estado sería de unos
200000 millones de euros si finalmente
se quiere cumplir las exigencias de la Unión Europea.
Todo
lo que hasta ahora se ha expuesto empuja a tomar medidas como las que se
tomaron en Grecia como fue la reducción
a la mitad del salario de los funcionarios públicos, la reducción de la
protección por desempleo o las pensiones e incluso el cierre de hospitales y
centros de salud.
Ahora
bien, como la puesta en marcha de estas
medidas darían lugar a graves disturbios callejeros no serán aplicadas en un primer momento.
Desde
luego un primer paso va a ser la privatización de empresas públicas, lo que no
será sino pan para hoy y hambre para mañana además de quitar más independencia aún al Estado.
Lo
único cierto, en lo que se ponen de acuerdo todos los especialistas en economía
es que el porcentaje de desempleados alcanzará el 30%, un nivel escandaloso que
difícilmente podrá ser compatible con la paz social y el mantenimiento del
orden público.
La
consecuencia del incumplimiento y la
imagen de inseguridad que España transmitirá
tendrá como consecuencia un tremendo
aumento de la Prima
de Riesgo derivada de que las Agencias de Calificación de Riesgo rebajarían de
una forma radical nuestra solvencia, con
lo que no podríamos financiar nuestra abultada deuda.
De
esta forma la economía de nuestro país no dispondría de capital que permitiese
llevar a cabo la financiación.
En
esta situación de pobreza y de unos presupuestos raquíticos el Estado habría de
recurrir a los ciudadanos mediante la aplicación de nuevos impuestos para socializar
las perdidas bancarias al inyectar dinero que cubra los problemas financieros
consecuencia de los negocios privados de la banca.
El
eje franco-alemán considera como fundamentales y prioritarios los problemas que
les afectan (la deuda y el déficit), problemas que no coinciden con los que son
prioritarios para los países del sur:Portugal, Italia, Grecia y España, que
es el disparado nivel de desempleo.
Ocurre
que para combatir estos distintos problemas
se da que las pertinentes
soluciones no solamente son distintas sino que en este caso resultan ser
incompatibles.
En
la actual situación nos encontramos con que las medidas que promueve la Unión
Europea y exige sean aplicadas no hacen otra cosa que llevarnos a profundizar en la crítica
situación por la que atravesamos.
Poco
a poco los países centroeuropeos, especialmente Francia y Alemania, se van haciendo con la soberanía
económica y política del resto de países europeos y de este modo incrementar su
riqueza y poder a costa de nuestra pobreza y del sufrimiento de nuestra
depauperada población.
Siguiendo
las consignas del F.M.I. y las exigencias de la U.E. nos
dirigimos de modo acelerado a la debacle.
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