La intervención militar que la OTAN ha desarrollado y desarrolla en Libia apoyando a los insurgentes contrarios a Muamar el Gadafi para lograr de este modo su derrocamiento, resulta sumamente discutible.
De un lado nos encontramos con que los verdaderos propósitos que han movido los bombardeos de la aviación OTAN no eran la protección de la población civil que estaba siendo atacada por fuerzas militares o ayudar a los sublevados para acabar con una terrible dictadura. Estos argumentos caen por su propio peso ya que son muchos los países, aliados de Occidente y de USA concretamente, que son dictaduras que oprimen y que actúan militarmente contra las muestras de disconformidad de sus pueblos. Luego las verdaderas motivaciones que han llevado a una acción tan contundente y contraria a lo que las Naciones Unidas señala como aceptable para utilizar la fuerza (Las normas de la ONU, se oponen directamente a la intervención militar en países soberanos con el f in de derrocar a gobiernos establecidos).
Está claro que la intervención militar estaba dirigida a lograr unos objetivos distintos a los que la coalición ha esgrimido para justificar las acciones de bombardeo aéreo. Pero ¿Cuáles han podido ser estos?, una contestación a esta pregunta no resulta tan sencilla como el tan traído y llevado interés por controlar y adueñarse de las reservas petrolíferas o de gas de este país árabe, al igual que tampoco se explicarían por una lucha contra un estado terrorista, respecto al cual está perfectamente demostrado su colaboración, dirección e incluso participación por medio de agentes en acciones terroristas como el famoso atentado contra un vuelo comercial de la Pan Am que fue estalló en vuelo tras la detonación de una carga explosiva y que posteriormente impactó en la localidad de Lokerbbie en el Reino Unido el 21 de Diciembre de 1988. Este atentado fue realizado por agentes Libios. Pero incluso este hecho tan sólo dio lugar a un bombardeo selectivo centrado en la residencia de Gadafi y tan sólo durante una noche. Lo que ha ocurrido en este caso es totalmente distinto ya que los bombardeos tienen como objetivo las fuerzas libias para apoyar a los insurgentes e incluso de un modo más general poblaciones de ese país, y que decir de la duración de estos bombardeos que es superior a los dos meses.
Distinta a la cuestión del control del petróleo, el gas e incluso a la posición al contrastado terrorismo del régimen de Gadafi tan solo hay un asunto con la suficiente entidad para propiciar la acción militar de Occidente. Se trata de la propuesta, con visos de encontrar apoyo y desarrollo en las naciones norteafricanas y árabes, de sustituir el patrón dólar o euro por el patrón oro, concretándolo en una moneda que sería el dinar de oro.
La implantación del patrón oro, como ya aconteció en China y todo el sudeste asiático, pondría en peligro la estabilidad del dólar y el euro y con ella la situación hegemónica de las economías occidentales y de su situación de poderío geoestratégico.
Para comprender la importancia de la sustitución del patrón dólar-euro por el patrón oro, concretamente por el dinar de oro, es preciso tener en cuenta que tanto el petróleo como el gas habrían de comprarse y venderse en la nueva moneda, con lo que tanto el dólar como el euro pasarían a un segundo o tercer puesto, y las economías occidentales perderían su hegemonía.
Un serio problema que surgiría tras el éxito de las fuerzas insurgentes apoyadas en el poderío de la OTAN, es decir si Gadafi es derrocado que parece que es lo que en estos momentos está ocurriendo, deriva de la constitución tribal de la población libia.
La población libia está formada por una multitud de pequeñas tribus de familias relacionadas y sometidas a la autoridad de un jefe tribal. Esta situación se da también en Afganistan, donde son precisamente los “señores de la guerra” los que detentan el poder y por ello ese país es un verdadero avispero.
En el caso de Libia la situación es muy similar. Gadafi había logrado hasta cierto punto dominar esa difícil situación con una mescolanza de extraña representación tribal sometida a la “Revolución libia” y a una represión que impedía cualquier intento de que alguna autoridad tribal tomase un poder más allá de lo que la representación revolucionaria permitiese. Cuando se derroque a Gadafi, cosa que está ocurriendo en las últimas horas, se creará un vacío de poder que será aprovechado por las tribus y sus líderes para hacer de Libia otro Afganistán.
Otro problema que parece no querer tomarse en consideración es el referente a la extensión del islamismo radical en ese país.
El Estado que dirigía Gadafi era de hecho laico, cuestión esta que mantenía a sangre y fuego, reprimiendo cualquier crecimiento del islamismo radical. Pero acontece que ahora el radical grupo de “Los Hermanos Musulmanes”, con implantación en muchas de esas tribus a las que nos hemos referido, no encontrarán impedimento para su desarrollo, es más el radicalismo islámico puede ser un aglutinante para la población a la hora de unirse para combatir a los rebeldes que serán considerados invasores al haber recibido ayuda de extranjeros “infieles”.
Nuevamente nos encontramos con dos cosas, por un lado con la corta visión de Occidente a la hora de colocar sus intereses económicos, financieros en este caso, por encima de otros de geoestrategia y que permitan la supervivencia de la sociedad occidental de origen cristiano. Y por otro lado asistimos a como Occidente y en especial EEUU, se sirven de sátrapas para después dejarlos a los pies de los caballos una vez que ya no sirven a sus intereses. Esto lo hacen sin tener en consideración que Occidente quedará siempre en esos países como quiénes apoyaron a sus verdugos.
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