Me siento profundamente entristecido , más bien asqueado,
al haber contemplado ayer noche por televisión como se vilipendiaba a la
Guardia Civil y a la Policía Nacional, como se obligaba a que sus miembros abandonasen
entre insultos los hoteles donde se alojaban, al observar como eran rodeados
sus cuarteles y comisarías, en fin como las calles de la querida tierra
catalana estaba en manos de una multitud nacionalista canalla. Y ante todo ello el Estado
español mantenía una cobarde inacción con la que reconocía haber perdido el dominio en una parte de su territorio que de hecho controlaba la
gentuza secesionista.
Lo primero
que se me viene a la cabeza es que la autoridad ejecutiva está adquiriendo una
responsabilidad que roza la traición, porque ser presidente del gobierno de
España no es sólo ir de viaje a Estados Unidos ni presidir el consejo de ministros.
Sr. Rajoy,
es precisamente ante estas situaciones críticas cuando ha de ser capaz de aplicar
la ley y las medidas que sean precisas para mantener el orden y la integridad
en Cataluña, basta ya de paños calientes, es su obligación poner en marcha las
medidas precisas que lo hagan preciso pues en caso contrario se convierte
automáticamente en reo de traición.
No todo es
economía ni aplicación de la Constitución, España es la realidad más importante
que ha de ser defendida y su unidad merece cualquier sacrificio, ya sea físico
o de perdida de apoyo internacional.
Pero la responsabilidad
ante esta situación crítica en la que la Unidad de la patria está en juego no
afecta exclusivamente a los políticos de la nación, hay otros a los que se les
debería caer la cara de vergüenza y el alma al suelo por no cumplir con la
obligación derivada de sus juramentos.
En estos
momentos en los que la continuidad de la patria corre serio peligro, en estos
momentos en los que los españoles nos sentimos huérfanos de orden y que
lloramos ante el peligro de la ruptura de la patria, es hora de que los
uniformados vean que los juramentos están para ser cumplidos y que no basta con
desfilar, estar de maniobras o apagar incendios. Si no quieren convertirse en
los mayores traidores y la vergüenza de sus antepasados saben lo
que deben hacer. Y basta de escomerse tras la obediencia para esconder la
cobardía o pensar en los sueldos y en el futuro de sus pensiones.
Recuerden
que por encima de la obediencia está el honor, que obedecer a quienes traicionan
a la patria por omisión es hacerse cómplices de esa misma traición.
Mientras
escribo esto las calles de Cataluña están ocupadas por esa canalla separatista
que pone contra las cuerdas a las fuerzas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Gentuza perfectamente
organizada que busca mediante el caos romper España. En las calles catalanas
están lo peor de aquí pero ya han llegado los miembros de ese ejército de la
O.T.A.N. que son los “antifas”
Es hora de
actuar, y como español exijo a las autoridades, civiles y militares que
apliquen todos los medios necesarios para evitar ese caos y esa ruptura de la Unidad
Nacional.
Basta ya de
legalismos y de tener en cuenta lo que los medios de prensa o cancillerías
extranjeras puedan decir, España es lo primero.
Rajoy es un pusilánime
traidor que no se mueve ante los embates que reciben los servidores del orden y
que está dejando que la Unidad de España se rompa.
¡¡¡Viva la
Unidad de España!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario