viernes, 14 de abril de 2017

Una plaga inmunda que viene de Inglaterra.



                                                                     

Todos los veranos, y cada año va a más, España se convierte en un vertedero inmundo que recibe a niñatos borrachos, jovencitas y no tan jovencitas libertinas, saltadores de balcón y hooligans violentos. Nuestras costas e islas se llenan de gentuza que se creen con licencia para hacer el cerdo.

                                                                                    

 Este fenómeno está convirtiendo las zonas más turísticas de nuestra patria en verdaderos lupanares de alcohol, desvergüenza, sexo zafio y violencia desmedida.

Hay una realidad común a todos estos engendros, y es que son hijos de la Gran Bretaña, gentes de doble moral que cuando dejan de tomar el té a la sombra del Big-Bang olvidan la educación y los buenos modales victorianos para lanzarse a actuar como reprimidos a los que la sociedad les ha quitado la correa durante unos días.

                                                      


Esta vergonzosa manera de comportarse tiene como puntal fundamental de apoyo la idea pseudoimperial que aún sobrevive y de la que se sirven para autoengañarse y no reconocer la pútrida sociedad en la que se han convertido en el último siglo.

                                                                               

Y es precisamente España el objeto de este comportamiento deleznable y vergonzoso no tanto por el carácter turístico, masivo y económico cuanto por el ancestral odio que la Pérfida Albión ha tenido y sigue teniendo al único imperio que ha hecho sombra al imperio de su graciosa, que maldita sea su gracia, majestad.

                                                                             

 Pero España no sólo le ha podido hacer sombra, sino que de hecho siempre la ha eclipsado dado que el imperio español no ha despreciado a sus colonias como desde el luteranismo hacían los hijos de la Gran Bretaña, sino que desde una visión católica no hubo colonias sino provincias o virreinatos, y no eran esclavos sino conciudadanos hermanos en una misma fe.

                                                           


La práctica totalidad de esa morralla que nos visita y que con su conducta mancha nuestras tierras no es consciente de que esto es así puesto que estamos ante un movimiento turístico que da rienda suelta al desprecio inconsciente, manifestación del odio, de la historia británica y de sus élites hacia España.

                                                                        



Lo que desde luego España no puede hacer, pues estaría negando su propia esencia, es dejarse pisotear por estos salvajes y sus comportamientos degradantes a cambio del dinero que el sector turístico pueda obtener cada verano.

Todo este razonamiento ya lo había realizado con anterioridad, pero lo que realmente me ha hecho verlo con absoluta claridad colocándolo en su grado de gravedad ha sido ver como en un bar del AVE salvajes británicos robaban y bebían alcohol al grito de ¡ es gratis! o como  un grupo de hooligans se enfrentaban violentamente a la población al grito de ¡Gibraltar es nuestro¡.



No nos podemos vender al turismo de alpargata y borrachera por cuatro duros, hemos de respetarnos y hacernos respetar, y además ver que estos salvajes se pueden convertir en el freno para ese turismo que busca la tranquilidad y el sol de una tierra hospitalaria, y no aguantar las borracheras y la inseguridad de gentes asilvestradas.

                                                                                   

1 comentario:

  1. CREO QUE ES MAS SENCILLO QUE LO QUE SE EXPONE AQUI.ESPAÑA ES CORRUPTA Y LE CONVIENEN ALGUNOS HECHOS Y ACTOS ,ESTO POR DINERO U OTRAS RAZONES. TAMBIEN POR QUE NO HAY NORMAS NI JUSTICIA , DE HECHO HACE POCO VENIAN O VIENE MAFIAS DE MUCHOS PAISES HACER LO QUE LES PLACE. ADEMAS POR LO MISMO QUE DIGO SE ESTA PROMOCIONANDO DESDE AÑOS ESTE TURISMO NO HAY QUE DECIR QUE SON INGLESES PUES VIENEN MASIVAMENTE Y DE IGUAL FORMA DE PORTUGAL Y ANTES ERAN ALEMANES. lUEGO EL PROBLEMA ES ESTE PAIS

    ResponderEliminar