¿Dónde ha
quedado ese hispánico: “prefiero honra sin barcos a barcos sin honra”? Ahora ya no es así, con tal de aumentar
nuestras exportaciones y llenar el bolsillo de ciertas altas magistraturas del
Estado gracias a las comisiones, la democrática, pacifista y defensora de los
derechos humanos monarquía española vende su alma al demonio wahabí por cuatro
cochinos petrodólares.
Esa España
inmortal que se desangró defendiendo a la Cristiandad frente al peligro del islam
en Lepanto ahora arma a los enemigos de Europa, a esos que apoyan económica y
militarmente al terrorismo yihadista y que llenan las ciudades europeas de
mezquitas y madrasas que expanden el wahabismo que a través de la yihad llena
de sangre inocentes las calles de Europa.
En la visita
que realiza el rey Felipe VI a Arabia Saudí se va a concretar, junto a la
realización de ciertas infraestructuras, la venta de cinco corbetas que serán
construidas en los astilleros de Ferrol y San Fernando.
Corbetas estas
que pasarán a ser empleadas por el tiránico régimen de Riad en el bloqueo
marítimo que sufre Yemen por parte del régimen saudita.
Nada parece
importarle al gobierno español ni al actual monarca que el Estado soberano de
Yemen, esté siendo destruido por toda la potencia bélica de la monarquía saudí,
causando cientos de miles de muertos civiles, mayoritariamente mujeres y niños.
Nada parece
importar que en el régimen controlado por la familia Al-Saud se corte la cabeza
en plena calle a los condenados por la Sharía, ni que llevar puesta una cruz sea
delito, que no se permita bajo grave pena llevar una biblia en la paleta o que
las mujeres no puedan ir por la calle sin ir cubierta con el niqab (que sólo deja los ojos a la vista).
Pero todo sea por la pasta.
La España
verdadera, la que fue defensora de la Cristiandad murió y se ha convertido en
una escombrera inmunda.
Felipe VI,
como buen discípulo de su padre, ha aprendido que es de bien nacido ser
agradecidos. Y los borbones tienen mucho que agradecer a los monarcas saudíes.
¡Bravo!
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