De nuevo España tiene un nuevo gobierno, los programas
informativos y las redes sociales analizan y ponderan las figuras que han sido
incluidas en él, opinando sobre si la figura de las personas que lo componen se
acomodan o no a la nueva situación de pacto que ha permitido que Rajoy haya
sido nombrado presidente, que bonito todo, es como la ilusión del niño al que
se le compra un juguete nuevo o como aquel adolescente que estrena móvil. Es decir,
una quimera, una fantasía sin sentido que no va más allá de la ensoñación que el
sujeto crea.
Pero la realidad a la que nos enfrentamos es que nada cambia
en nuestra patria:
En España seguirán siendo asesinados cada día cerca de
trescientos niños en el vientre de sus madres a causa de que los que nos
gobiernan, tan católicos, tan conservadores y tan elegantes ellos.
En España se continuarán cambiando el nombre de calles de
militares y falangistas del bando nacional, se continuará con la retirada de
estatuas del anterior jefe del Estado y de héroes que lucharon por una España
mejor, y todo ello a causa de que los peperos que han contado con mayoría absoluta
para hacerlo no derogaron la infame ley de la memoria histórica. Por mucho que
luego protesten desde sus medios de comunicación y se pongan muy solemnes sus
líderes.
Nuestra nación no dejará de actuar como el esclavo agradecido
de la OTAN y de los EEUU colaborando militarmente en las provocaciones a Rusia,
mediante hombres y material que participan en maniobras o permitiendo que nuestro
territorio sea base para que se pueda desarrollar el escudo antimisiles de la
OTAN.
O se continuará mostrando como el mamporrero de la Unión Europea con Marruecos al no exigir el
control de la llegada de inmigrantes, o poniendo concertinas y lo que sea
preciso para frenar la invasión de subsaharianos en nuestra frontera sur.
Nos encontraremos con que con respecto a esa afrenta permanente
que padece España que se llama Gibraltar el nuevo gobierno seguirá los pasos
del anterior al hablar de cosoberanía y no amenazando con abandonar la OTAN y
ceder bases a los rusos en caso de que los Hijos de la Gran Bretaña no nos devuelvan
esa parte de nuestro territorio.
Y en último lugar, pero no por ello es el asunto menos
importante, la Unidad Nacional seguirá en serio peligro puesto que con tal de
no “crear tensiones” el gobierno de la nación no impondrá, por la fuerza si es
necesario, la ley y sobre todo esa
sacrosanta realidad que es la Unidad de España.
En definitiva, tenemos un nuevo gobierno, ¿y a mí qué?
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