Es
conveniente que analicemos los acontecimientos que nos rodean para así conocer el verdadero trasfondo que se esconde tras ellos. Es necesario puesto
que sólo de esta manera la realidad de las cosas podrá ser conocida y sólo así
podremos interactuar de una manera acertada caso de ser necesario. Y digo esto
dado que por desgracia, y sin ser conscientes de ello, estamos realizando
juicios sencillos basándonos en apriorismos y juicios que no hacen otra cosa que llevarnos a errar en
nuestra comprensión. De esta manera fijaremos de modo equívoco cuales son los
puntos fundamentales y nuestra acción podrá ser absolutamente errada.
En estos
momentos que vivimos hemos terminado por considerar la actitud que toma la
izquierda en general, y la más extrema en particular, respecto a la inmigración
masiva e ilegal como algo lógico en la visión apátrida y libertaria que defienden,
pero a mi parecer no hemos profundizado lo suficiente y por tanto estamos
errado el juicio.
Simplemente hemos
aceptado la explicación que más se aproxima a nuestra cosmovisión centrada en
la patria, en la civilización y en la identidad, olvidando que para ellos los
intereses son opuestos a los nuestros y la estrategia que utilizan para alcanzarla también lo es.
Hemos de
considerar que nociones fundamentales como Dios, patria, identidad o Justicia
social están fuera de sus coordenadas ideológicas e incluso mentales. Para su
cosmovisión los puntos capitales giran
en torno a un materialismo economicista ateo y apátrida que busca implantar la
dictadura del proletariado, considerando que la base del funcionamiento natural
de la sociedad contando con lo que consideran un funcionamiento natural en la
sociedad es la división que surge a través de la lucha de clases.
Para alcanzar la dictadura del proletariado y
para que funcione la lucha de clases resulta absolutamente necesaria la
existencia de la masa proletaria. Sin el proletariado todo el armazón
ideológico de la izquierda, moderada o no, y la posibilidad de alcanzar su fin
último se vendría abajo inexorablemente.
Pero desde el último cuarto del siglo XX nos encontramos con que en Occidente ha
desaparecido el proletariado gracias al llamado Estado del bienestar. Ciertamente
existe gran cantidad de personas que carecen de empleo y grupos de ciudadanos que
pasan necesidad a la hora de poder hacerse con lo necesario. Pero lo que se
dice proletariado, esas masas de
gentes explotadas de forma inmisericorde
y carentes no sólo de lo necesario sino incluso de lo básico, esas masas de
personas que sobrevivían más que vivir ya no existen, entre otras cosas porque
la sociedad ha creado unas asistencias sociales, sanitarias y económicas que
garantizan lo básico a la población.
Al haber
desaparecido en Occidente la argamasa, los peones necesarios para
implementar la construcción del ideal
izquierdista radical (comunistas, marxistas, leninistas, antifas, etc.) todo su
entramado ha caído con ello. Siendo así esta fuerza ideológica precisa de un
recambio para no perecer y poder llevar a cabo esa revolución que lleve a la
tan ansiada, por ellos, dictadura del proletariado.
Y es ahí
donde aparece el inmigrante ilegal, un ser humano absolutamente desarraigado,
un ser económicamente subyugado y en la
mayoría de los casos explotado laboralmente.
El
inmigrante se convierte en el nuevo proletario que tanto necesitaban, es la
esperanza que tiene la izquierda marxista y comunista para poder alcanzar su
paraíso en la tierra.
Es por ello
que siempre vemos a la izquierda más radical apoyando la inmigración masiva y
aceptando, cuando no promoviendo, la acogida de una población foránea a pesar
de que la oriunda pueda verse condenada a una vida cada vez más empobrecida y dependiente de los servicios
sociales.
La presencia
de inmigrantes irregulares lleva aparejado algo que para la izquierda es
fundamental: la ruptura y el enfrentamiento entre clases sociales, puesto que al verse el inmigrante desarraigado en su
identidad y defraudado respecto a sus expectativas económicas incubará un
rencor que termina por convertirse en
odio abierto hacia esa otra clase que es la del nativo de la zona que le ha
acogido.
En dos
palabras, el inmigrante es el instrumento del que se sirve la izquierda para
sustituir al proletario.
Aunque ha de
quedar meridianamente claro que la izquierda lo que hace es aprovecharse de la
inmigración masiva, pero no es ella la que la pone en marcha, los que verdaderamente lo hacen son las fuerzas que realmente
dominan la política internacional, me
estoy refiriendo al sionismo y a la
masonería. Como ya se ha señalado en otras entradas de este blog, el fin último de esta inmigración-invasión
es acabar con la identidad social,
religiosa y racial europea para implantar el Nuevo Orden Mundial que dirigiría una élite judía.
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