El rio: nos siguen engañando.

                                                                                 

Al igual que ocurrió en el caso del niño sirio que murió ahogado en las costas griegas, ahora nos encontramos  nuevamente  ante una perfecta escenificación  para  remover las entrañas de los  europeos y mediante ese  recurso al sentimentalismo poner fin a las medidas que la Unión Europea y  algunos países de esta han puesto en marcha para frenar la invasión de los “refugiados sirios”:

                                                              

 que ni son refugiados, pues han atravesado más de un país que no está en guerra ni en el que estén en peligros los derechos humanos, ni son sirios puesto que en su mayor parte son irakies, norteafricanos, sudaneses, pakistaníes, afganos o subsaharianos.

Los dueños del mundo en la sombra son testigos de como su planificada invasión de  Europa por gentes con identidades culturales, religiosas y étnicas distintas se viene abajo y con ello parte de su intención de implementar el Plan Kalergi.

                                                            

Siendo esto así han optado por  promover un sentimentalismo que frene las medidas europeas. Para ello antes de ayer  han representado el lacrimógeno acto del paso del rio.

Cualquiera con un espíritu medianamente crítico y libre de la dictadura de los medios del Sistema se puede dar cuenta de que todo ello fue una acción de propaganda perfectamente preparada.

Hemos de fijarnos de la cantidad de  periodistas que se encontraban  justo en ese pequeño trozo del  riachuelo para fotografiar y filmar el hecho, alguien les había  convocado informándoles de que lo que pasaría. Algo realmente “curioso” cuando se supone que esas acciones deben llevarse a cabo del modo más secreto y oculto posible, para que se puedan  realizar  con  éxito.

Las declaraciones que realizó el responsable de Médicos del Mundo para ayudar a los "refugiados" del campo más próximo al rio han sido esclarecedoras. Señaló ante reporteros de la TV española que habían sido repartidas hojas en el campamento  diciendo la hora y el lugar por donde habrían de cruzar el río.

Del mismo modo no supo contestar con claridad cuando se le preguntó si sabía quién había colocado la cuerda que permitió que se cruzase el río.

De nuevo estamos ante una representación, ante una apelación  al sentimentalismo europeo utilizando hechos preparados y manipulados.