miércoles, 3 de febrero de 2016

La epidemia de Zika, un paso más hacia el NOM.



                                                                                       

Al referirnos al tema de la epidemia del virus Zika nos encontramos de nuevo ante un engaño, una tomadura de pelo, en la que la población mundial, como siempre, es el actor involuntario y pasivo de una obra que la élite ha escrito y dirige.
Se trata de una burda artimaña que a modo de señuelo se sirve de este virus para apartar la atención del verdadero origen de los problemas de salud que están apareciendo, de esta manera  se trata de que ciertas multinacionales farmacéuticas y empresas encargadas de elementos transgénicos se libren  de tener que enfrentarse a las multas y compensaciones económicas multimillonarias a las que habrían de someterse caso de que se llegase conocer la realidad de los problemas médicos producidos a causa de sus productos y/o actuaciones.
Esta estrategia de ocultación y engaño resulta más efectiva  cuanto mayor sea el caos y temor que se cree,  puesto que de esta manera los medios de comunicación y la investigación  exigida se fijaría casi en exclusiva en este verdadero señuelo.
Lo que se trataría de hacer es encubrir las consecuencias que para la salud de la población brasileña ha tenido la presencia de mosquitos genéticamente modificados (MGM) que habrían sido soltados en el noroeste Brasil el año 2012 para combatir los mosquitos que transmitían el denge, el virus zika y el chikunya.

La compañía británica Oxitec, empresa biotecnológica, fue la encargada de modificar genéticamente los mosquitos y soltarlos en la zona referida.
En aquel mismo año  se levantó una controversia científica respecto a la idoneidad de soltar esos mosquitos genéticamente modificados, ya que algunos científicos mantenían que no se habían realizado suficientes estudios sobre los posibles efectos que esta suelta podría causar en la población humana.
                                                              

Un ejemplo lo tenemos en unas declaraciones que realizó la doctora Hellen Wallace, directora del Instituto Gene Watch, la cual manifestó al periódico británico  “The Guardian”: “Es un enfoque muy experimental que aún no ha tenido  éxito y que podría causar más daño que bien”, declaró la doctora.

                                                                                      
El objetivo de la modificación genética llevada a cabo por Oxitec era liberar solamente los mosquitos macho de la especie Aedes  aegypti, portador del denge y el zika. Buscando que cuando el mosquito macho modificado se reprodujese con hembras portadoras del virus nacerían unas crías modificadas que morirían sin poder llegar a la edad reproductiva.
Pero se ha comprobado  que si los mosquitos tenían acceso al antibiótico  Tetraciclina, que se puede encontrar de modo natural en los suelos, en las aguas superficiales y en algunos alimentos, la tasa de supervivencia podía llegar a aumentar un 15%, con  lo que se estaría ayudando a la propagación del virus en lugar de frenarla.

                                                                   


 Otro aspecto que se debería tener en cuenta es el hecho de que es precisamente en las zonas  donde fueron soltados esos  mosquitos donde se ha aparecido y con más fuerza se ha desarrollado esta epidemia de zika.

En esta pandemia nos encontramos con que además de la estrategia  para ocultar los males causados a la salud por parte de algunas empresas de bioingeniería y de manipulación genética aparecen datos e informaciones perfectamente contrastadas que nos hacen ver que tras esta epidemia se esconde un intento de  reducir la población  tanto produciendo directamente muertes como moviendo a que no se conciban  nuevos niños  por miedo a que por culpa de la epidemia de zika puedan venir al mundo con graves daños como la microcefalia.
En lo que se refiere a la intención eugenésica empezaremos por presentar un dato que resulta bastante más que sospechoso, clarificador diría yo.
Actualmente David Rockefeller es el propietario del virus que nos ocupa, concretamente del virus zika (ATTCVR-84), estando registrado  a nombre de J. Casals y de Rockefeller Fundation, con registro el año 1947, que fue el mismo año en el que fue descubierto en el Congo.

                                                                           

Desde entonces no se ha fabricado ninguna vacuna, pero si se ha extendido el virus tras haberse soltado mosquitos modificados genéticamente, mosquitos que de hecho han servido como  vehículo de transmisión  de este virus.
Rockefeller, al igual que el  dueño de Monsanto, Bill Gates, es uno de los principales impulsores de la eugenesia, propiciando una disminución drástica de la población mundial.

                                                                
   


Pero que nadie se lleve a engaño, lo que se mueve tras esta pandemia, al igual que ocurrió con la de la gripe aviar, la porcina o el èvola, no son intereses económicos sino la aplicación de una ingeniería social que busca someter a la población a los dictados de una camarilla que dirigirá un Nuevo Orden Mundial, y para ello es preciso crear una situación de caos y de temor que haga a la población perfectamente maleable. Es por ello que cada poco tiempo aparecen  “de modo espontaneo” epidemias que son convenientemente  presentadas a la población como gravísimos peligros a los que no se puede  hacer frente, de este modo  los sujetos se plegarán más fácilmente a esa autoridad mundialista. Es por ello que la O.M.S. no hace otra cosa que generalizar el temor y hasta el terror entre la población.

                                                                

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