Con el
derribo del avión ruso y la muerte de
los pilotos supuestamente a manos de “rebeldes”
turcos mientras caían en paracaídas., Turquía está, por supuesto de común
acuerdo con los Estados Unidos, poniendo
a Vladimir Putín ante una tesitura en la que
difícilmente podrá abstenerse de
responder con una acción bélica.
La OTAN en general, y EEUU muy en particular,
lleva años tratando de provocar un
ataque ruso ante el cual poder justificar una respuesta-ataque militar de grandes
proporciones.
De hecho la
OTAN, y los EEUU muy especialmente, no han parado de realizar provocaciones con
el fin de conseguir lo antes señalado.
La expansión
de la OTAN hacia el este, acercando cada vez más sus fronteras a las rusas mediante
la inclusión de muchas de las antiguas repúblicas que conformaban el extinto
Pacto de Varsovia, ha llevado a que la
práctica totalidad de la frontera oeste de Rusia lo sea con la OTAN, con el
consiguiente despliegue militar atlantista que dirige EEUU y que amenaza a
Rusia. Este hecho ha constituido la ruptura de un acuerdo tácito que realizaron
la antaño Unión Soviética y la Organización
Atlántica cuando la URSS estaba a punto de desmoronarse.
El siguiente
paso ha sido el despliegue del denominado escudo antimisiles, un despliegue que
de hecho deja inerme a Rusia ante un
posible ataque nuclear por parte de los EEUU, puesto que la instalación del
escudo haría inútil cualquier respuesta nuclear por parte de Rusia.
En los años
ochenta, durante la presidencia de Ronald Reagan, se iniciaron los primeros
pasos de este ahora denominado escudo antimisiles, entonces recibía la
denominación de iniciativa de defensa estratégica, y se diferenciaba
fundamentalmente en que se entonces se trató de consensuar que ambas superpotencias
nucleares, USA y la URSS, la instalasen de modo paralelo, anulándose de este
modo la capacidad de que sus respectivos
arsenales nucleares pudiesen hacer blanco en el territorio de la potencia
adversaria. De este modo se mantendría el equilibrio al no quedar ninguna de las dos en inferioridad de conciones con respecto a la otra.
Pero el
despliegue del escudo antimisiles no pasa de ser una de las múltiples
provocaciones que Rusia ha recibido de parte de la OTAN, una iniciativa impmortante pues se trata de una
iniciativa unilateral que deja a Rusia inerme y sin posibilidad de respuesta
nuclear ante un ataque de ese tipo.
Podemos hacer referencia a las múltiples y
continuadas maniobras que la Alianza Atlántica ha venido realizando junto a la
frontera rusa o el despliegue de aviones
de caza por el territorio lituano y polaco, así como la colocación de numerosas
baterías de misiles en la zona este de la OTAN.
Otro tema para
nada menor es el de Ucrania, en el que se llevó a cabo un verdadero golpe de
Estado promovido por los intereses económicos y estratégicos de la UE y en el
que participaron grupos entrenados en Lituania por instructores de la OTAN que más
tarde fueron movilizados y dirigidos en la plaza Maidán . En Ucrania se tocaban ya cuestiones mucho
más sensibles que la mera cercanía de la
OTAN a las fronteras rusas, que también, pues entraban en juego temas
referentes a zonas de población e historia rusa. Relacionado con este tema habría
que incluir el asunto de Crimea, zona rusa por antonomasia, la cual se
reintegró a Rusia tras un referéndum absolutamente mayoritario a favor de ello.
La posición
de la OTAN y de la UE fue respecto al tema de
Crimea muy sucia, al poner en duda la limpieza del referéndum y al
considerar que Crimea había sido anexionada a Rusia.
Los últimos
sucesos que se han desarrollado en Turquía pienso que hay que relacionarlos con
las recién terminadas maniobras de la OTAN
TJ15 , Trident Juncte 2015, maniobras estas que han contado con un
despliegue de medios humanos y materiales como no se habían visto desde el
final de la guerra fría, en total han
participado 36000 hombres de un total de 6 países. Se trató de un ensayo de
guerra general y abierta, una verdadera exhibición de músculo frente a Rusia.
Si
regresamos a lo que ha sucedido en Turquía, o Siria, según la fuente a la que
acudamos, es lógico pensar que es consecuencia de que las operaciones de
aviación rusa, contrariamente a las llevadas a cabo durante más de un año por
la aviación de la coalición encabezada por EEUU han bombardeado y cortado el
suministro y venta de petróleo que Daesh realizaba utilizando territorio turco.
Del mismo modo las fuerzas rusas atacaban tanto al ISIS como al resto de
rebeldes “moderados”, entre los que se contaban los turkomanos, que eran
aliados de Turquía.
Ahora la problemática
surge si la OTAN, ante una más que posible
respuesta militar de Rusia contra una Turquía miembro de la Alianza
Atlántica, se verá obligada a defenderla y a entrar en combate con Rusia si el enfrentamiento
se produce.
Turquía ha
estado todo este tiempo apoyando, al dejar pasar por su territorio voluntarios
camino de las filas de Daesh y permitiendo la compra-venta de petróleo procedente
de los campos petrolíferos que han conquistado los terroristas del ISIS, también
ha protegido y apoyado a terroristas que, al igual que EEUU, denominan “rebeldes
moderados” en este caso especialmente a los turcomanos. La lucha contra Daesh no entra, ni ha entrado
entre las prioridades de Turquía.
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