Por mucho
que los medios de comunicación, los gobernantes y los políticos de turno lo
repitan una y otra vez, la Unidad de la Nación es algo distinto y superior a la legalidad y al tipo concreto de
organización política vigente en cada momento.
Y digo esto
debido a que en la gravísima situación por la que en estos momentos atraviesa
nuestra Patria, los gobernantes y políticos en general, están realizando afirmaciones
y haciendo comentarios voluntariamente
equívocos y gravemente falaces que mueven a equívoco y que acaban con la poca
conciencia nacional que pueda quedar en el espíritu de los españoles.
Ahora que un
movimiento secesionista y sus acciones amenazan con romper la Unidad de España,
ahora que hemos llegado a un punto crítico de ruptura que pone en serio riesgo la
continuidad de la Patria como tal, todos los políticos, gobiernen o estén en la
oposición, defiendan una opción partidista o la contraria, parecen haberse
confabulado para utilizar el mismo lenguaje y las mismas equívocas y peligrosas
afirmaciones.
Estas
afirmaciones son un verdadero intento de convencer, a fuerza de repetirlas mil
veces y a través de todos los medios, a
la población de que lo que en estos momentos está en juego es algo subjetivo, y
por tanto susceptible de negociación.
Existe una
más que curiosa coincidencia entre todos los políticos y sus terminales mediáticas
a la hora de señalar que lo que los
secesionistas atacan y con sus acciones ponen en peligro es la democracia, la
Constitución y la convivencia.
Con
semejantes afirmaciones tratan de equiparar algo objetivo, intemporal y
metafísico con lo subjetivo, cambiante y derivado de la voluntad manipulable de
la población.
España es
preexistente a cualquier constitución, incluida la del 78, así mismo su
existencia no deriva o se constituye en función de un tipo de organización
política o social como pueda ser la democracia, ni la convivencia más o menos sujeta
a la concordia entre los españoles conforma la Patria.
Este mantra
que como borregos repiten todos los políticos, y los medios de comunicación a
su servicio, provoca un debilitamiento de la conciencia nacional y una
destrucción de la idea de España como algo intangible a la par que inamovible.
Pero no
estamos ante una mera concepción equivocada que invada a los gobernantes y
políticos en general, estamos ante una estrategia bien definida que busca la
ruptura de la Unidad Nacional, para lo cual se precisa que la población no la
considere irrevocable y por tanto irrompible, sino que vea en la secesión
catalana un derecho derivado de la voluntad de la población de Cataluña o de toda la población española.
Esta
estrategia estaría al servicio de la consecución de un plan más amplio que buscaría
acabar con España como Estado-nación troceando la identidad que conforma su
unidad.
Acabar con los Estados-nación seria uno de los
pasos de la élite globalista para conformar el Nuevo Orden Mundial que
dominaría la humanidad y sometería la espiritualidad al reinado del Mal.
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