Se desarrolla
ante nosotros un acto más de esta tragicomedia de mentiras y engaños con que
los gobernantes embaucan a las mentes de esponja de la opinión pública. El
ataque aéreo que el Presidente francés
Hollande ha ordenado realizar contra la ciudad siria de
Raqqa, supuesta capital del autoproclamado Estado Islámico, es otro capítulo de
esta ópera bufa que desde hace años se viene desarrollando en Medio Oriente.
Este
capítulo nos recuerda mucho al que se desarrolló tras el cruel asesinato que
llevó a cabo Daesh el 3 de Febrero del
2015, entonces fue quemado vivo en una jaula el piloto jordano Maaz Kasasbeh.
La respuesta a tan execrable crimen tampoco paso de ser una pantomima inútil,
realizada a mayor gloria del rey jordano Abdalá II y para dar respuesta a
semejante crimen.En aquel momento Abdalá II, como si de Luke Skywalker se
tratara, pilotó uno de los
cazabombarderos que atacaron posiciones de Daesh, pero el ataque no tuvo continuidad en el tiempo.
Las
consecuencias que un bombardeo aéreo tienen sobre Daesh son muy reducidas y no tienen valor a la hora de causar un daño que
afecte al grupo terrorista y lograr
acabar con su infraestructura.
Tras los
terribles atentados de París acontecidos el 13 de Noviembre de este 2015,
supuestamente cometidos por Daesh, el Presidente de la república francesa ordenó
el bombardeo de Raqqa, ciudad con unos 300.000 habitantes civiles. Con esta
actuación Hollande apacigua las más que justificadas ansias de justicia y
venganza de la población francesa.
Pero este
bombardeo, aunque se prolongue en el tiempo, tampoco pasará de ser un brindis
al sol que en nada causará un daño fundamental a la estructura básica de la organización
terrorista.
Dado que pese
a que analistas, consejeros y autoridades son conscientes de ello y aun así se
lleva a cabo la acción, hemos de pensar que las acciones se mueven condicionadas
por intereses distintos a los que a primera vista pueden parecer.
Los
acontecimientos se producen de esta manera pues el objetivo final de todas las
acciones llevadas a cabo por EEUU, la
OTAN e Israel no es otro que derrocar al
presidente sirio Bashar al-Assad, para lo cual los servicios de inteligencia israelíes,
británicos, saudíes y norteamericanos crearon el ISIS-Daesh, al igual que en 1978
la CIA creo y suministró armas a Al-Qaeda para derrotar a los soviéticos en
Afganistán. En aquel momento la CIA consiguió su objetivo al lograr que los
muyahidin derrotasen y expulsasen a los soviéticos. Pero en lo concerniente al
régimen sirio, la creación del ISIS y la ayuda a grupos terroristas que los
aliados denominan “moderados”, como el frente Al-Nusra, no ha logrado su
objetivo.
El grupo
terrorista ISIS, que como hemos señalado crearon los servicios de inteligencia
de algunas potencias occidentales (CIA, MI6, Mossad y GID)
, recibiendo además un muy generoso apoyo económico por parte de Arabia Saudí,
Qatar y otras monarquías del Golfo, a la vez que está siendo dotado de armamento, apoyo logístico
y entrenamiento por parte de EEUU. Se ha terminado convirtiendo en un monstruo fuera de
control que se ha vuelto contra sus propios creadores. Aun así Daesh continúa
siendo una pieza fundamental a la hora
de derrocar al Presidente sirio, siendo por ello que los EEUU y la OTAN no se han aplicado a fondo en acabar con este grupo terrorista, si realmente se lo
hubiesen propuesto no habrían durado ni un suspiro.
Las
intervenciones aéreas de la coalición encabezada por EEUU, lejos de haber acabado
con el grupo terrorista, han provocado que el autodenominado Estado islámico se
haya extendido a un territorio aún mayor.
En algunas de esas zonas conquistadas hay gran
cantidad de pozos de petróleo que junto a las ayudas saudíes, al comercio de obras
de arte y a los impuestos que cobra en las zonas ocupadas y a los rescates
obtenidos de sus secuestros dotan a Daesh de una gran cantidad de dinero con el
que mantienen sus tropas, logran un moderno armamento, sistemas de
comunicaciones y contratan un número mercenarios cada vez mayor.
Por todo ello
afirmo que el ataque aéreo del rey
Abdalá y los bombardeos ordenados por el Presidente Hollande no pasan de ser
meras reacciones cosméticas de cara a la galería, si realmente se quisiese
acabar con Daesh se tomarían unas
medidas muy distintas a unos bombardeos que no se centran en elementos
específicos y que golpean a la población civil, incluso infantil. Antes de
poner en marcha cualquier acción ha de quedar muy claro cuál es el objetivo que
se persigue, puesto que si continuamos poniendo en primer lugar derrocar a Bashar
Al-Assad nos encontraremos con el problema de que los EEUU Y otras naciones de
la OTAN continuarán proporcionando armamento “no letal”, a los grupos
terroristas que consideran “rebeldes moderados” como el frente Al-Nusra, el
Ejército Sirio de Liberación, aquello otros incluidos en el Consejo Militar
Supremo del Ejército de Liberación, así como otros para terminar finalmente en manos de Daesh.
Una vez que
se ha aclarado la cuestión y se ha establecido que el objetivo es acabar con
Daesh ya se puede establecer la estrategia a seguir para alcanzar ese objetivo
final y marcar las metas intermedias precisas para alcanzar ese fin.
El primer
objetivo es romper los canales que nutren
económicamente a esta organización terrorista, puesto que si se consigue esto
Daesh terminará disolviéndose ya que no podría regenerar su material militar,
pagar a los mercenarios contratados, ni podría pagar los sueldos gracias a los
que ha conseguido tantos combatientes.
Al enfrentar el aspecto económico aparecen
varios problemas, el primero de ellos es que difícilmente se pueden cortar las
multimillonarias ayudas que les llegan de Arabia Saudí, dado que los EEUU e
Israel mantienen con el reino wahabí una alianza en parte derivada de la dependencia económica, estratégica y energética. Una situación que se repite en
la práctica totalidad de los países europeos. Un segundo problema lo
encontramos al tratar de cortar la venta
de petróleo, dado que los compradores en su mayoría son países de la
Unión Europea. En este caso sólo un bloqueo marítimo y terrestre junto a
sanciones a quién comercie con ellos podría ser útil. Y es que la dependencia
que las economías europeas tienen del petróleo hace que estos países acudan
allí a donde se puedan hacer con petróleo a un precio menor, habría que
incrementar el precio final de este petróleo por medio de multas y de que los riesgos de un
bloqueo moviese a que a los compradores no les resultase beneficiosa la compra a
Daesh.
Otro tanto
habría que hacer con respecto al ingreso que los terroristas obtienen con la
venta de obras de arte procedente del saqueo de los tesoros arqueológicos de
las zonas bajo su control. De nuevo bloqueo y sobre todo fuertes sanciones y
multas contra los compradores e incluso contra las casa de subastas serían la
solución.
Ahora bien,
por mucho que se diga que se persigue a
Daesh la experiencia nos coloca ante una realidad bien distinta, y es que la
lucha contra este grupo terrorista sigue siendo la excusa para atacar Siria,
desestabilizar el país y así derrocar a Bashar Al-Assad.
Los
bombardeos franceses que se realizaron durante dos o tres semanas tuvieron entre otros objetivos impedir el
comercio que los terroristas de Daesh hacían con el petróleo. Ahora bien, los
ataques de dirigieron única y exclusivamente contra los pozos petrolíferos y
los gaseoductos, pero no atacaron los largos convoyes de camiones que
trasladaban el petróleo ni a los barcos encargados de cargarlo en los muelles.
El propósito
era claramente acabar con la infraestructura del país para de este modo
debilitar al gobierno sirio.
De la misma manera, los ataques
norteamericanos y de la OTAN no se dirigieron contra las posiciones del ISIS,
me remito al hecho de que desde que comenzaron los bombardeos aéreos de la
coalición, el territorio dominado por Daesh no ha hecho sino aumentar. La coalición destruyó menos objetivos yihadistas en un año de
ataques que la aviación rusa en menos de una semana.
No es creíble que un ejército como el
norteamericano, que sirviéndose de satélites
pueden leer un libro que tengas abierto, no fuese capaz de descubrir, y después destruir las caravanas de centenares de Toyotas
Hilux nuevos que en filas interminables recorren zonas desérticas camino de
tomar nuevas poblaciones, esto no hace otra cosa que demostrar que su interés
no es frenar ni acabar con Daesh.
En este sentido habría que incluir los tan
generalizados “errores” que la coalición
ha cometido desde el inicio de su actividad en la zona del norte de Irak
y del sur de Siria, “errores” numerosos y continuados en los que armas y alimentos supuestamente dirigidas a
las tropas del ejército iraquí caían por “error” en territorio controlado por
Daesh, o “errores” que hacían que el fuego de la coalición afectaran a las fuerzas del ejército irakí
o de alguna de las milicias que se
enfrentan con Daesh, de modo que los
terroristas se librarse de situaciones
de peligro o recibiesen apoyo en sus avances y conquistas.
Esto pone de
manifiesto que por mucho que se diga lo contrario, la verdad es que el
derrocamiento de Bashar Al-Assad es la verdadera prioridad de la OTAN y de
EEUU.
¿Pero a qué
se debe esta obsesión por derrocar al líder sirio?
No debería
ser así pues el régimen sirio es el
único régimen laico de toda la zona de Medio Oriente, curiosamente también lo
eran los de Irak y Libia hasta que fueron derrocados por las fuerzas de EEUU y
la OTAN.
Desde hace
décadas el imperio británico trata de que en toda esta región los países no
sean soberanos e independientes y que estén sometidos a su poder. Es así que busca frenar cualquier atisbo de crecimiento
económico y tecnológico que pudiera permitirles alcanzar verdadera soberanía. Para ello
ha utilizado la estrategia de la desestabilización.
El ejemplo
de país avanzado, laico y con una fortaleza económica que prometía una
soberanía importante era Egipto, es así que los servicios de inteligencia
británicos en el exterior, MI6,
favorecieron la creación del grupo salafista “Hermanos Musulmanes”, esto y la
radicalización de un Islam hasta entonces moderado, sirvió para desestabilizar
este prometedor Egipto.
En Libia e
Irak también se interrumpieron sus caminos no islamistas, aunque por medios
distintos. Tanto Gadafi como Sadam Husseim
nacionalizaron la explotación de sus
recursos petrolíferos pero sobre todo trataron de imponer una moneda
alternativa al dólar y al euro en las relaciones económicas en el norte de
África y en los países árabes., quisieron crear lo que denominaron el dinar de
oro para sustituir el patrón dólar por el patrón oro, y bajo ningún concepto lo
podía permitir el “imperio” de Wall Street y la City, inmediatamente fueron
esos líderes derrocados y colocados en su lugar gobiernos títeres.
Vamos a
referirnos ahora a los factores que sitúan a Bashar Al-Assad en
una situación tan peligrosa.
En primer
lugar nos referiremos a la cuestión estratégica, en lo referente a este tema
nos encontramos con que el territorio sirio es un obstáculo para USA y sus
aliados ya que se interpone entre el Mediterráneo e Irák, con lo que EEUU no
controlaría el oleoducto desde las zonas petrolíferas iraquíes al
Mediterráneo donde embarcar el crudo,
después ocurre que al estar situado tras Irak, EEUU e Israel tendría el flanco
de Irak en manos de un aliado de Irán.
El tema
económico no es menor, en este tema son varios los factores influyentes:
-Uno es que
en Siria no existe un Banco Central Rothschild.
-Otro que Siria
no tiene deuda alguna con el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), con el Banco Mundial (B.M.) ni con ninguna
otra entidad internacional. Al no tener deuda con estas organizaciones
internacionales, que están dominadas y sirven a la élite sionista mundial,
tienen una soberanía y libertad que les hace “peligrosos”, curiosamente Irán
también dispone de esta soberanía respecto a la élite sionista, es por ello que
también es perseguido.
-Siria
tiene grandes reservas de petróleo, que
están nacionalizadas al igual que la explotación de este. De nuevo nos
encontramos con que esta nacionalización del petróleo le asegura una
independencia respecto a las fluctuaciones que les pretendiesen imponer
asociaciones como la O.P.E.P. o las grandes empresas multinacionales petroleras
que controlan los gobiernos occidentales siervos del sionismo.
Con todo
esto creo que queda suficientemente claro que los intereses que mueven a
Occidente, y por ende al poder sionista que los controla, se centran en
derrocar a Bashar Al-Assad y no en
acabar con esa partida de salvajes
terroristas que crearon. Daesn les continúa siendo de utilidad, y mientras que
el primer objetivo no sea acabar con
esos takfiríes nada se podrá hacer.
Hemos de
tener en cuenta que acabar con Daesh no se conseguirá recurriendo
exclusivamente a ataques aéreos o
lanzando misiles desde naves de
superficie o desde submarinos, para lograr la victoria, quiérase o no,
es absolutamente preciso el dominio del territorio por medio de la infantería.
Pero nos encontramos
con otro serio problema, resulta que las autoridades europeas se mueven por la
opinión pública a la hora de tomar decisiones puesto que esta marca los
resultados electorales que son los que les mantendrán o no en el poder. Y dado
que Europa está compuesta por unas sociedades que bajo ningún concepto
aceptarán la imagen de sus soldados regresar
en ataúdes. Es así que Europa pondrá la vista en los EEUU con la
esperanza de que sea el país norteamericano el que les “saque las castañas del
fuego”.
Por su parte,
la sociedad norteamericana comienza a estar cansada al sentirse utilizada por
europeos e israelíes para llevar a cabo las guerras que ellos no quieren llevar
a cabo para evitar así verter su sangre.
Los EEUU en la actualidad han perdido y continúan perdiendo muchos hombres en
Oriente Medio, ya que son los únicos miembros de la OTAN que han desplegado
sobre el terreno tropas en misiones de combate. Pues bien si las potencias
quieren acabar con Daesh y a la par no
quieren poner sobre el terrenos tropas propias han de aplicar medidas
alternativas al despliegue de sus tropas en el terreno.
¿Cuál puede
ser la solución?, es muy sencilla, apoyar a las fuerzas y milicias que combaten
contra ISIS sobre el terreno en sus países. Tanto en las zonas ocupadas de Irak,
especialmente en el Kurdistán irakí, en
toda la Siria ocupada y/o
amenazada y en algunas zonas cercanas a
la frontera iraní son varios los grupos que actualmente se luchan contra Daesh haciéndole retroceder a la par que recuperan importantes ciudades.
Los gobiernos occidentales, la OTAN, los EEUU
y Rusia deben colaborar dotando a esas fuerzas de moderno armamento, dando
cobertura aérea y naval a sus ofensivas y dotándoles también de
información aérea o satelital que le
pueda ser de utilidad. Las fuerzas combatientes a las que habría que ayudar con
ese apoyo armamentístico, de comunicaciones y de información son muchas, pues
son numerosas las que luchan sobre el
terreno, algunas de ellas son las siguientes:
-Resistencia
Cristiana en Siria e Irak.
- Milicias
Kurdas.
-Ejército
Regular Sirio.
-Milicias
Asirias.
-Unidades de
Defensa del Pueblo.
-Milicia Chií
irakí.
-Hezbollá.
-Futuro
mártir. (milicia cristiana).
-Ejecito
regular irakí.
-Milicias
iraníes.
-Ejército regular
sirio.
En este
punto de ayudar militarmente y con información a los grupos que luchan contra
ISIS sobre el terreno nos encontramos con un problema.
Señalaremos
algunas de las objeciones que ciertas naciones pondrían a facilitar esta ayudas
a según qué grupos.
Por ejemplo, Estados Unidos e Israel se negarían a
cualquier colaboración con el grupo chiíta libanes Hezbollá, dado que Hezbollá se
opone abiertamente al Estado terrorista de Israel pués en varias ocasione
invadió Siria.
En segundo
lugar ningún país de la OTAN apoyaría a las milicias chiitas iraníes por
considerarlas potenciales enemigas de Israel, por la misma razón el ejército
regular iraní tampoco recibiría ayuda alguna.Todos los miembros de la OTAN,
encabezados por los EEUU se negarían a dar apoyo a las fuerzas gubernamentales
sirias puesto que en el fondo toda esta situación tiene su origen en tratar de
derrocar a Bashar Al-Assad.
En tercer
lugar la Alianza Atlántica presionada por Turquía se negaría a cualquier tipo
de apoyo a las fuerzas kurdas, tanto de
Irak como de Siria. En este caso Turquía está frontalmente enfrentada a
tropas que son la punta de lanza de
aquellos que tratan de crear un Estado Kurdo independiente en el sur deTurquía
y en el norte de Irak. Otro punto
fundamental en este momento es frenar la mayor entrada de dinero que contribuye
a llenar sus arcas de ISIS, arcas que según la inteligencia norteamericana
están constituida por unos 6.000 millones de dólares. Me refiero por supuesto a
las donaciones y contribuciones que hacen las monarquías árabes, en especial
Arabia Saudí y Qatar, a los terroristas de Daesh.
-Lo primero
y fundamental es que ningún país europeo venda armamento de ningún tipo a las
monarquías árabes y a las de Arabia Saudí
y Qatar en especial. No puede permitirse que armas fabricadas por países
europeos sean las mismas que sirvan para acabar con la vida de sus ciudadanos. En
paralelo con esa medida se podría presionar a las monarquías árabes para que
dejasen de apoyar al terrorismo yihadista, amenazándoles con que no se les
compraría más petróleo, su única fuente de ingresos, y en su lugar se
adquirirían al resto de países de la zona, fundamentalmente a Irán y Siria y se
recurriría también al petróleo ruso. Aquí nuevamente nos encontraremos con
problemas, puesto que países supuestos aliados y amigos a buen seguro se negarán en redondo a llevar a
cabo estas medidas que servirían para cortar gran parte de los ingresos de
Daesh. Unos se negarán argumentando que no se puede colaborar con Irán puesto
que se trata de un Estado que pone en peligro
a Israel, otros que no se puede comprar petróleo a Rusia dado que no es
fiable dada sus “intervenciones” en Ucrania y Croacia, y por supuesto que no se
puede comprar a Siria mientras siga en el gobierno Bashar Al-Assad ya que de
esa forma le estaríamos dando poder para que continuase reprimiendo (¿?) al
pueblo sirio.
Vamos, que
por lo que se puede ver, lo fundamental en todo es no es combatir a Daesh
sino defender los intereses sionistas-
yanquis y el poder imperial del eje anglo-saudí.