Se
está generalizando en los últimos años la presencia entre la progresía de una especie extraña y contradictoria, me
estoy refiriendo a la de los blancos racistas antiblancos y a los negros racistas antiblancos, ambos menoscaban
a la par que se sirven del blanco, de su sociedad y de sus logros.
Esta
especie se funda sobre un pensamiento básicamente prejuicioso, contradictorio e
hipócrita. Y digo prejuicioso dado que se sostiene a base de ideas no meditadas
que lo único que hacen es repetir de modo acrítico planteamientos ideológicos
antiblancos presentados bajo la tapadera del antiracismo. Digo contradictorio
ya que mantienen un planteamiento diferente
si una misma cuestión se aplica a blancos o si se hace respecto a los negros, esto se llama RACISMO ANTIBLANCO.
E
hipócrita puesto que de modo voluntario esconde ciertas cuestiones que
contradicen su planteamiento ideológicamente contrario a la raza blanca y
favorable a la negra. Esconde la
realidad biológica, social, histórica e identitaria siempre que cualquiera de
estas entren en conflicto con la idea apriorística y maniquea que defienden.
Para
mantener todo el discurso que acabo de exponer no hay más que abrir los ojos y
observar con un mínimo de pensamiento crítico las realidades ideológicas que
nos envuelven, esas que mantiene el
pensamiento políticamente correcto que invade las mentes-esponja de la
inmensa mayoría de los que nos rodean, que no se plantean las cosas y buscan
simplemente pasar desapercibidos no saliéndose del camino marcado por aquellos
que a través de una ingeniería social
han instaurado una cosmovisión a la que
forzosamente hay que plegarse.
El
primer punto en el que se basa este racismo antiblanco, que es defendido por
muchos blancos, se basa en la estigmatización de la raza blanca denostando su
historia y culpabilizándola de todos los males de la humanidad. Este
planteamiento racista opone la
maldad y dañina actuación del hombre
blanco con una natural bondad de un hombre negro aplastado por el blanco.
Este
aspecto del racismo antiblanco al que acabamos de hacer referencia gira en
torno a África.
Todo
el atraso, las calamidades y la pobreza presentes en el denominado continente negro se nos quiere
hacer creer que son consecuencia de la
actuación del hombre blanco a lo largo
de la historia, especialmente durante la época del colonialismo de los siglos
XIX y XX. África habría sido esquilmada y privada de sus riquezas naturales y con ello de cualquier
posible avance.
cultivos blancos en Sudáfrica.
Pero
quienes afirman todo esto olvidan que la raza negra no ha dado lugar a lo largo
de la historia de la humanidad a una sola civilización, no han llegado a un
nivel evolutivo que alcanzase siquiera el descubrimiento y uso de la rueda.
Por
otro lado, la recurrente y obsesiva
apelación al colonialismo blanco como causa de todos los males cae por su
propio peso, no se mantiene si se confronta con la realidad de los
acontecimientos.
La
realidad es que en la década de los 50 los países africanos dejaron de ser
colonias de las potencias europeas y obtuvieron la independencia.
A
partir de ese momento, hace más de 60 años, las infraestructuras sanitarias,
escolares, de suministro de agua y de comunicación que durante el dominio
blanco se habían creado se han degradado. Se han degradado hasta el punto de
haber desaparecido, excepción hecha de Sudáfrica y algún otro país como
Nigeria.
El
hecho de que el funcionamiento en las comunidades negras africanas sea tribal y
de familia extensa ha impedido una concepción de Estado o Nación que incluya a
todos los miembros de la sociedad, con lo cual habrá una amplia parte de los
miembros de la sociedad, aquellos no pertenecientes a la tribu o etnia
gobernante, que se encontrará fuera de cualquier protección social o sanitaria
general.
Esta
organización tribal ha favorecido el
desarrollo de una corrupción generalizada hasta extremos realmente criminales,
una corrupción impensable incluso en la corrupta España.
Los
racistas antiblancos, gran parte de ellos blancos, a los que hace referencia
esta entrada defienden que los europeos no deberían ir a África salvo que
fuesen los mismos africanos los que demandasen su presencia o pidiesen su ayuda. De esta manera, según estos antiblanco, África podría salir a flote
gracias a sus propias fuerzas y sirviéndose de sus recursos.
Curiosamente
los que esto mantienen a la par defienden el derecho de millares de inmigrantes
subsaharianos a entrar ilegalmente en Europa,
a pesar de que legal e incluso físicamente se prohíbe su entrada, no son
precisamente llamados, más bien todo lo contrario.
Otra
realidad que resulta totalmente contradictoria con la consideración que recibe la tan vilipendiada sociedad
blanca es el hecho de que centenares de miles de africanos traten de
alcanzarla, jugándose en muchos casos para ello la vida.
Se
suele señalar que la causa es el estado de pobreza en el que viven es fruto del
colonialismo y de la explotación de las multinacionales.
Ya
se ha desmontado anteriormente este argumento, pero cabe preguntarse por la
razón que ha impedido a la población negra africana organizarse de un modo que levantase unas economías ricas sirviéndose
de la gigantesca riqueza que el continente africano posee, en comparación con
las poco productivas tierras del continente europeo.
Otro
aspecto surge al asistir a como los miembros de familias ricas y poderosas de
los países africanos, en lugar de ocuparse del bienestar en sus países o de
formarse en sus culturas, optan por emigrar a
Europa para formarse en las mejores de nuestras universidades.
El
arte y la cultura son otro timbre de orgullo para cualquier europeo blanco,
lejos de seguir el camino que muestran
los blancos antiblancos cualquier blanco debería despreciar los falaces argumentos contra nuestra
civilización y nuestra historia, debe
quitarse el prejuicio de culpables de la pobreza africana que se nos
pretende imponer sentirse orgullosa de ella.