Se
ha desatado en nuestra Patria una carrera suicida de tergiversaciones y
silencios cómplices.
Hace
menos de una semana que fue repatriado desde Liberia el misionero Miguel Pajares,
el cual había contraído el ébola en aquel país. El regreso del religioso a
España se realizó bajo unas medidas de seguridad sanitarias impresionantes. Se
le sometió a un aislamiento absoluto durante el viaje y una vez ingresado en el
Hospital Carlos III, tal y como precisa la presencia de un virus tan letal como
es el del Ébola. De hecho la misionera hispano-guineana Juliana Bonoha Bohé que
junto con el religioso fue también repatriada fué también aislada y sometida a un cuidado
extremo a pesar de que las pruebas iniciales señalaban que no estaba siquiera
infectada por el virus.
Pese
a todo esto se han levantado voces desde
IU, el PSOE y algunas asociaciones sindicales de enfermería señalando el
peligro que significaba haber traído a
los misioneros enfermos a España.
Pero
todos los partidos, incluido el PP en el gobierno, mantienen un criminal
silencio respecto al peligro que la inmigración ilegal subsahariana representa
para la población nacional.
La
epidemia del ébola, que ya a costado la vida a cerca de un millar de personas,
incluido el antes citado Pajares, y que a día de hoy afecta a Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Guinea
Conakry, ha obligado a la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) a declarar
la emergencia de salud pública internacional.
En el día de hoy cerca de meido millar de inmigrantes subsaharianos han sido rescatados en las
aguas del estrecho de Gibraltar cuando se dirigían a la península y otros 30 de
los 400 que trataban de saltar la valla han logrado entrar en Melilla. Todos estos han entrado o han sido trasladados a territorio nacional sin control sanitario alguno y desde luego sin ser sometidos a ningún tipo de aislamiento.
Respecto
a la posibilidad de que alguno o muchos
de los subsaharianos que han entrado en territorio español sean portadores del
virus del Ébola ningún medio de comunicación
o autoridad sanitaria ha dicho nada, ¿qué es lo que ocurre?.
Creo
que la respuesta es tan sencilla como
que la inmigración hacia Europa es una
prioridad que está muy por encima de la seguridad de las poblaciones europeas.
En razón de esta prioridad toda voz que ponga
en cuestión esta inmigración ilegal refiriendo el grave peligro que
resulta para la salud y la vida de los españoles será tachada de racista y
xenófoba.
Hay
que recordar que un individuo puede ser
portador del virus del Ébola durante nueve días antes de que cualquier síntoma
de la enfermedad aparezca, es decir el virus puede entrar en nuestro territorio
y extenderse con los inmigrantes afectados por toda el territorio nacional, y
gracias al tratado Schengen, que permite la libre circulación entre los países miembros de la Unión Europea, por toda
Europa.
Pero
siempre contestarán los buenístas , amigos de lo políticamente correcto, que no
existe peligro de que los virus se transmitan a nuestro territorio o que la
epidemia se pueda dar en España debido a la inmigración.
Entonces
¿cual fue la razón de haber traído al
recién fallecido religioso enfermo de ébola
y a la misionera, que no estaba siquiera infectada, rodeados de esas
medidas sanitarias propias de una película espacial? o ¿a que es debido que
varios países hayan suspendido los vuelos aéreos con destino a sus territorios
procedentes de países afectados por la epidemia y cual es la razón de que
aquellos que llegan por avión
procedentes de alguno de los países afectados por la epidemia sean
sometidos a la medición de la temperatura corporal?.
Los
que entran ilegalmente en España a través, bien del estrecho de Gibraltar o
saltando la valla, lo hacen sin control médico alguno y bien
proceden directamente de la zona afectada por la epidemia o atraviesan la misma.
Los
planes de los del becerro de oro para
acabar con la raza blanca mediante el cruzamiento
con la raza negra llevó a que la ONU dijese en los años cincuenta que Europa
necesitaba de 650 millones de inmigrantes.
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