Acaba de fallecer un asesino, Ariel Sharon.
La paranoica obsesión que el Estado de Israel, y con él los sionistas en general, tiene por la seguridad, en hebreo bilaron, se encuentra muy por encima en sus prioridades del deseo de paz, shalom.
Estos califican de seguridad mantener, sin resistencia alguna, la ocupación de territorios que no les pertenecen y que cientos de miles de refugiados expulsados de esos territorios se conformen con la miseria y con la falta de futuro para sus hijos.
Entendiendo también que esa seguridad justifica la ocupación de países soberanos.
Esta actitud supremacista que se concreta en la imposición militar explica la supervivencia política del fallecido presidente israelí.
La biografía de este político judío-sionista no se puede entender sin considerar su papel en la consolidación de Israel como potencia militar de primer orden y por su participación en el genocidio del pueblo palestino.
Con solo 14 años se alistó en el Batallón de Juventudes, posteriormente en 1945 hace un curso militar para la formación de oficiales. En 1953 organizó la Unidad 101, encargada de llevar a cabo la guerra sucia es decir: criminales acciones de represalia, matanzas y asesinatos selectivos.
http://www.youtube.com/watch?v=xMku1Jh76yk
Tras ser nombrado general asume la cartera de Defensa. En 1982 dirigió la ocupación del Líbano, la llamada Operación "Paz en Galilea", ocupación esta que causó la muerte de al menos veinte civiles árabes. Más tarde, en 1982, autorizó el ataque a los campos de refugiados de Sabra y Shatila donde masacró con la colaboración de una de las facciones en conflicto a más de mil niños, ancianos y mujeres palestinos.
Desde luego un gran hombre, es ironía claro está.
Nadie dirá nada de su infame biografía, los medios borreguiles sometidos al sistema sionista que gobierna el mundo se guardarán muy mucho de hacerlo.
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